Javier Peña, escritor: "Agnes es una novela muy santiaguesa"
El escritor coruñés Javier Peña publica "Agnes", su segunda obra, que presentará este jueves 2 de septiembre en la capital gallega
1 septiembre, 2021 13:44Infelices, su exitoso debut narrativo con la editorial Blackie Books, supuso dejar atrás su trabajo en la Xunta para dedicarse por completo a la escritura. Javier Peña (A Coruña,1979) publica Agnes, su segunda obra, que presentará este jueves 2 de septiembre en la capital gallega en una presentación junto al periodista Luís Pardo que tendrá lugar a las 19h en la librería Cronopios (Rúa Alfredo Brañas, 24).
Este jueves presenta en la librería Cronopios su nueva novela Agnes ¿Hay unos nervios especiales por "torear" en la que es su casa desde 1997?
No, ¡qué va! Todo lo contrario. Jugar en casa lo que da es tranquilidad. El jueves estaré entre amigos, entre lectores que van a acoger a Agnes con cariño y eso lo hace todo más sencillo. Después de la pandemia, este tipo de eventos se afrontan con más ganas. Detrás de cada novela hay muchísimo trabajo, muchas horas, dudas y sinsabores: eso es lo difícil, las presentaciones son para disfrutar. En Cronopios presenté Infelices por primera vez en octubre de 2019), también con Luis Pardo como presentador, y nos pasamos dos horas riendo. Que conste que es porque Luis es muy gracioso, el mérito no es mío. Me gustaría que volviese a ocurrir el jueves, y estoy convencido de que será así.
Sabemos que en su nueva novela hay un escritor muy famoso, un reguero de mujeres víctimas y una periodista que investiga lo que ha sucedido pero cuéntenos cómo ha sido el proceso de trabajo en esta nueva novela…
Es una novela a la que he dedicado cuatro años de trabajo. Comencé con ella en los primeros días de 2017. Yo acababa de firmar el contrato con la editorial Blackie Books para Infelices y había dejado la Xunta con la idea de ser escritor. Así que me puse manos a la obra y en cuatro meses salió un primer borrador. Brotó de forma muy sencilla, muy intuitiva. Luego, por supuesto, hubo que pulirlo todo, que trabajar muchísimo cada detalle. Hubo cuatro versiones de Agnes antes de la definitiva, soy muy minucioso y obsesivo en cada detalle y puedo llegar a leer la novela noventa o cien veces antes de publicarla.
Entre las páginas de Infelices se reconocían algunos escenarios picheleiros, sin que haga usted ningún spoiler… ¿Tendremos paisajes familiares en Agnes?
¡Más que en Infelices! Así como Luis Foret, el coprotagonista de la novela, está siempre cambiando de escenario, Agnes vive en Santiago y apenas se mueve de su zona. Pasea por la Alameda, se sienta con Valle Inclán, acude a la comisaría de Policía de Rodrigo de Padrón. Por ahí está escondido también el Derby, los huertos urbanos de Hortas, las clases de tango en Espazo Aberto (San Pedro)… Yo la veo una novela muy santiaguesa.
Infelices era un retrato de fracasos, de amistades y, en definitiva, de vidas ordinarias con grandes dosis de humor e ironía ¿Son dos ingredientes necesarios para sobrevivir?
Yo creo que sí, y más para los gallegos. No creo que la retranca sea una casualidad, sino el resultado de unas condiciones geográficas y un contexto histórico y social concreto. El humor negro e irónico nos permite verlo todo desde una cierta distancia y a menudo nos salva del absurdo de la vida. Yo no sé ver la vida sin retranca, hago humor negro hasta de las situaciones más duras y dolorosas. No es porque sea un desalmado, al contrario, es un escudo para un carácter demasiado sensible. En ese sentido, Agnes (el personaje) es un poco como yo. Cuanto peor le salen las cosas, más bromas hace. Creo que me va a costar escribir alguna vez una novela que no tenga la ironía entre sus cimientos.
Ha sido el director de la Residencia Literaria celebrada en el pasado mes de julio en la Cidade da Cultura ¿Cómo fue la experiencia?
Fue una experiencia maravillosa, una de las más bonitas que he vivido a nivel profesional. Se formó un grupo tan excelente que no solo crecimos en lo literario (yo el primero), sino que hemos acabado siendo amigos. A veces pienso que me da pena no tener las sesiones grabadas, me encantaría volver a verlas y compartirlas para que la gente se haga una idea de cuánto se puede profundizar en el desarrollo de una novela. Hubo también momentos inolvidables, por ejemplo, estar todos juntos cuatro horas de cañas con Sara Mesa en el Moha hablando de literatura y de la vida. Me va a costar olvidar días como ese.