El barrio de Vista Alegre: la huella de la industrialización de los años 60 en Santiago
El barrio que acogió a todos los que emigraban de los pueblos lucha por mejorar sus edificios en un estado de obras semi permanente
9 junio, 2023 05:00Vista Alegre es un barrio que comienza a los pies de la Catedral y que recorre parte del norte de la ciudad de Santiago bajo la atenta mirada del Pedroso y el transcurso del río Sarela. Un lugar de contrastes, donde puedes visitar uno de los parques más llamativos de la ciudad, pero también ser testigo de una reurbanización infinita.
Un sitio familiar, ubicado a veinte minutos del centro, donde varias generaciones de compostelanos aprendieron inglés en la Escuela de Idiomas y cantaron los goles del Vista Alegre en el Campo de Santa Isabel.
Y es que se trata de un barrio relativamente moderno, cuya construcción se llevó a cabo a partir de la década de 1960. En ese momento, Santiago de Compostela estaba experimentando un rápido crecimiento demográfico y era necesario proporcionar viviendas a un número creciente de residentes. Así, se convirtió en una de las áreas donde se desarrolló una importante expansión urbana.
El barrio fue diseñado como una zona residencial, con la intención de brindar una solución asequible para las personas que se mudaban a Santiago. Con el paso de los años, Vista Alegre se ha convertido en un barrio dinámico y diverso, que alberga a residentes de diferentes orígenes y edades. Desde los que llegaron con la construcción de los bloques que ahora conforman la zona, hasta los universitarios que cada día llenan las facultades de Filología y Periodismo.
Los inicios
El aumento poblacional de Santiago durante los 60 se debió a varios factores, entre ellos el desarrollo económico que se produjo en todo el país y el proceso de industrialización que ocurrió en la comunidad gallega.
Dicho crecimiento económico provocó una migración interna sin precedentes, el conocido éxodo rural, por el que las personas de las zonas del campo se trasladaron a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida. Esto, sumado a la apertura de nuevas fábricas y al desarrollo de la industria, contribuyó a que la capital gallega se convirtiera en uno de los destinos preferidos por aquellos que buscaban nuevas oportunidades.
Este rápido crecimiento demográfico obligó a la ciudad a ampliar miras, que vio en Vista Alegre la zona perfecta para la construcción de más viviendas. Estos hogares fueron construidos como viviendas de protección oficial ya que muchas personas tenían dificultades para acceder a una residencia adecuada debido a la falta de recursos económicos.
Por ello, el gobierno y las autoridades locales implementaron políticas de vivienda que promovían la construcción de estas para garantizar el acceso a todos los ciudadanos, independientemente de su nivel socioeconómico.
El diseño de estos edificios fue muy similar en todos los casos, sin ascensor y con un portal ubicado en las terrazas públicas situadas a la altura de la primera planta. Unas características que, unidas a la mala disposición de la urbanización en su conjunto, han provocado desajustes y un espacio de dudosa comodidad para sus habitantes.
Una lucha por seguir avanzando
De la construcción de estos edificios, han pasado ya 50 años. Algunos de ellos han ido experimentando cambios con el tiempo, pero muchos conservan su aspecto inicial. La falta de ascensores, la incómoda ubicación del portal de acceso a los edificios y el mal estado de algunas fachadas llevan movilizando a los vecinos más de 20 años.
Algunos edificios de Vista Alegre siguen sin ascensor tras dos décadas de espera, y muchos de los que ya disponen de él es gracias a sus propietarios, que han tenido que adelantar el dinero para poder implantarlo.
Las mejoras de las fachadas también han ido llegando poco a poco, aunque no de la mejor forma. Los acabados finales de las obras se han convertido en un motivo más de queja. Cables por toda la cubierta y barandillas en mal estado preocupan a los vecinos.
Una de las imágenes más chocantes tiene lugar en la Avenida de Castelao, donde a mano derecha se puede ver un gran espacio natural que rodea a las universidades; y a mano izquierda se observan las idas y venidas de los camiones que trabajan en el arreglo de los edificios.
Las obras se han convertido en un complemento más del barrio de Vista Alegre que, tras medio siglo de existencia, sueña con seguir escribiendo su historia. Aunque sin andamios.