Viviendas en la Cantera de A Coruña: el proyecto de Corrales y Molezún que no vio la luz
Cuando la ciudad crece absorbe con el tejido residencial los vestigios del pasado urbano. La cantera de Santa Margarita, creaba un límite topográfico que cada vez se aislaba más, hasta que en 1964 Corrales y Molezún proponen un proyecto de viviendas que crea ciudad incrustándose de manera orgánica en la colina.
16 noviembre, 2022 06:00La escritora norteamericana Susan Sontag decía que su biblioteca era un archivo de anhelos (“La conciencia uncida a la carne: Diarios de madurez” 1964-1980). El conjunto cultural que constituye una biblioteca, no es sólo una mera fuente de conocimiento, sino una experiencia emocional e identitaria del mismo. Cada libro, como objeto físico, cada lectura como inmersión e inversión de tiempo, cada posición que organiza relaciones y tensiones entre volúmenes, dibujan una atmósfera capaz de producir una singular vibración en la identidad cultural de quien habita la biblioteca.
“Todas las fotografías son memento mori. Sacar una fotografía es participar de la moralidad, vulnerabilidad, mutabilidad de otra persona (u objeto) . Precisamente laminando este momento y congelándolo, todas las fotografías atestiguan el derretimiento implacable del tiempo” Susan Sontag.
En arquitectura, la biblioteca desborda los límites de la estantería incorporando fotografías, objetos y especialmente lugares. El lugar es un concepto de definición mutable, para el arquitecto italiano Aldo Rossi, es “un hecho singular determinado por el espacio y por el tiempo, por su dimensión topográfica y por su forma, por el ser sede de vicisitudes antiguas y modernas, por su memoria” (“La arquitectura de la ciudad”, 1966), Bernard Rudofsky, arquitecto ruso describe la relación entre el ser humano y el lugar casi como un diálogo emocional: “La libertad física del hombre se manifiesta sin duda en su habilidad para escoger el lugar de la tierra en el que quiere vivir. Mientras que la reflexión inmadura tiende a juzgar el lugar únicamente por la funcionalidad, una mentalidad crítica preguntará su parte de belleza. Ni las privaciones, ni los peligros frenarán que el hombre seleccione un lugar que le proporcione regocijo generado por un paisaje extraordinario.” (“Arquitectura sin arquitectos”,1964). La biblioteca del arquitecto se constituye como una colección de experiencias, en las que los dibujos, las fotografías, los objetos y los libros ocupan una posición (ordenada o desordenada) concreta y se convierten en metáfora ontológica de la memoria y la experimentación.
La biblioteca de Molezún
Mirar el lugar del proyecto es, para el arquitecto, obtener información de forma transversal (desde la emocional a la técnica o legal) e intentar mediante su propuesta ensamblar el conjunto de tal manera que forma, función, estructura y estética se encuentren en una armonía lo más precisa que sea posible. Comprender el lugar implica la interiorización de los códigos inherentes a su naturaleza, sea esta urbana, rural o mixta. Y es que a veces parece que un edificio siempre estuvo allí, porque el lugar muestra una lógica interna, fluida y armónica.
“Dibujó el mundo para poder comprenderlo” Gabriel Ruiz Cabrero sobre su tío Asís Cabrero
Para el arquitecto Kengo Kuma el aspecto más importante de un proyecto es “el lugar como un resultado de la naturaleza y el tiempo”, para la arquitecta Carme Pinós “la arquitectura construye paisaje o construye ciudad: no es una escultura”. Ambos reflexionan sobre el propio concepto de lugar añadiendo el matiz del tiempo, porque en esa mirada transversal sobre el espacio de proyecto el tiempo actúa como la piedra de Sísifo descendiendo de forma implacable y demoliendo cualquier treta de una astucia instantánea. Cuando Camus interpreta el mito de Sísifo, reflexiona sobre la condición absurda de la vida, afirmando “si el mundo fuese claro no existiría el arte”. Pero el matiz existencialista y consciente definido por Camus, es deliberadamente omitido por el ser humano en favor de la creación constante de una nueva forma de habitar. Quizás de una mirada diferente sobre el lugar que no se mide a través de la escala temporal del ser humano, sino de aquella que engloba una biblioteca, y esa derrama los límites, incluso los abstractos.
El arquitecto Ramón Vázquez Molezún (1922-1993), tenía, como relataban sus compañeros, una capacidad extraordinaria para interpretar el lugar y encontrar a través del proyecto la mejor solución. Vázquez Molezún era propietario de una inmensa ‘biblioteca’, un conocimiento formado no sólo por publicaciones sino también por los dibujos, experiencias y objetos que definieron su formación como arquitecto tras la obtención de su titulación. Su prolífica carrera y su brillantez o “facilidad”, como decían sus compañeros, se hace tangible en sus proyectos y colaboraciones. Una de las colaboraciones más relevantes de su carrera profesional es la que comienza en 1954 con José Antonio Corrales, con la construcción del Centro de Segunda enseñanza de Herrera de Pisuerga, y que continúa hasta su fallecimiento en 1993. Colaboradores y no asociados, ambos arquitectos proponen proyectos innovadores, en los que la relación con el lugar y el uso de materiales vanguardistas, determinan una nueva identidad de la arquitectura española.
La topografía urbana
A Coruña es una ciudad en la que la topografía define no sólo el soporte urbano, sino que también condiciona su identidad de forma intensa. La intervención sobre el territorio a través de la arquitectura se convierte en un desafío de enorme responsabilidad y una gran capacidad transformadora. Los cambios crean una nueva mirada sobre la ciudad, un último matiz determinado por aquellos que la habitan.
“¿Qué vemos en nuestras ciudades?
Con profundo cuidado ‘el pánico social’, respondería Manuel Corada. Tras las alarmas, quizá solo el pánico ante lo que no llega y que se espera bajo la forma de lo familiar, del ladrón, del turista o de la servidumbre; pero que jamás se espera sin reparo, al descubierto. Como en los primeros versos de Prometeo encadenado: ‘Todo lo que a mí llega es el terror’.” Smiljan Radic. Guía del abandono, 1993
La intervención sobre la topografía urbana es una acción que ha de realizarse con cuidado, especialmente en aquellas cuyo potencial es capaz de determinar la inercia de crecimiento de un área urbana. En la década de los sesenta, la ciudad experimenta un gran crecimiento debido en gran parte a la emigración del campo a la ciudad en busca de trabajo. La industria se transforma produciendo una fuerte reorganización de sus medios productivos que se suma a las reestructuraciones de base producidas por el avance del crecimiento de tejido residencial y nuevos equipamientos. Algunos restos de ese pasado, entonces reciente, comenzaban a ser fagocitados por el tejido residencial y sus equipamientos, convirtiéndose en un residuo que alteraba de forma indefectible la habitabilidad del entorno. Uno de esos emplazamientos sometidos a crisis debido a su inminente aislamiento en una ciudad más moderna que el momento en que fue edificada, era la cantera de Santa Margarita.
“La arquitectura orgánica es una actividad social, técnica y artística, para la creación de un entorno para una nueva cultura democrática. Arquitectura orgánica significa arquitectura para seres humanos, conformada a escala humana, acorde a las necesidades espirituales, psicológicas y materiales del hombre” Bruno Zevi ‘Verso un’architectura orgánica’, 1945
Corrales y Molezún formados en la década de los cuarenta y cincuenta, pertenecen a ese grupo de arquitectos modernos que abordan el territorio desde una perspectiva más orgánica y menos abstracta. En 1964 realizan la propuesta de un grupo de viviendas en la cantera de Santa Margarita resultado de un encargo que nunca se llegó a construir.
La propuesta de Corrales y Molezún se situaba en el límite inferior del parque, dando fachada hacia la calle Palomar como si de alguna forma se transformase la percepción pétrea de la cantera de una forma tan leve que esta tan sólo pareciese una “naturaleza habitada”.
“Manteniendo el carácter estratigráfico de la explotación, los alzados alternan franjas horizontales continuas de vidrio con otras macizas, mientras los patios y las hendiduras verticales en el perímetro permiten que la luz y el aire alcancen las zonas más internas” Molezún Inédito. Ed. Antonio S. Río, 2022
Un edificio excavado
El volumen del edificio presentaba una fachada pétrea con plegaduras y perforaciones. La cubierta planta era vegetal de tal forma que el volumen sería percibido como una prolongación del parque público situado en la parte superior. El edificio se fragmentaba mediante plegaduras y bancales generando un graderío que tan sólo se perfora mediante las carpinterías que siguen la vanguardia de la modernidad: ventana corrida, similar a las utilizadas por José Antonio Corrales en la Unidad Vecinal nº3 del Barrio de las Flores. En términos compositivos las viviendas se organizan en torno a una retícula de 3,60 x 3,60 m que definen la geometría de los patios y también de los núcleos verticales que albergarían las escaleras.
El resultado de esta magnífica propuesta es un proyecto de arquitectura-paisaje. Pero además la idea de integrar el proyecto en el lugar a través del paisaje, buscaba reforzar la morfología topográfica y ser medio para la persistencia de la memoria estético-funcional del enclave. De alguna forma, el proyecto definía una cicatrización definitiva y honesta para la cantera preexistente que suponía un elemento residual en el barrio.
La propuesta de Corrales y Molezún se encuentra alineada con proyectos anteriores formando parte de una investigación personal de ambos arquitectos. Proyectos como su propuesta para la Universidad Laboral de A Coruña, en 1960 o las Escuelas de Herrera de Pisuerga de 1954, anticipan aspectos que se perciben de forma clara en la propuesta para Santa Margarita como la penetración de la luz natural, el trabajo casi “extractivo” de los volúmenes y la articulación fluida del programa. Apenas dos años después, los arquitectos construyen la Casa Huarte en 1966, una vivienda de pequeña escala situada en Madrid que pone de manifiesto el trabajo con el territorio y el valor de la arquitectura como herramienta para ello.
El proyecto nunca llegó a construirse (en su lugar se construyó el Palacio de la Ópera inaugurado en 1989 y el mural de Leopoldo Novoa finalizado en el mismo año), pero se puede encontrar en él un planteamiento diferente y paradigmático en la forma de abordar la integración en el paisaje. Un proyecto que desde 1964 forma parte de la biblioteca biográfica de A Coruña.
La ciudad y sus anhelos neorrealistas
Los lugares no son fotografías, pero estas, aunque puedan percibirse como un ‘momento mori’ a la manera en la que lo describe Sontag, representan una ventana emocional. De la misma forma los proyectos no son sólo soluciones puntuales a una cuestión urbana, sino que se pueden interpretar como una realidad alternativa, un relato neorrealista de la ciudad.
Scorsese explicaba que los directores neorrealistas tuvieron que comunicar al mundo lo que su país había enfrentado. Necesitaban documentar de manera casi periodística la realidad, pero al mismo tiempo mostrarlo a través de la ficción, subvirtiendo las reglas del cine que hasta entonces imperaban.
“El lenguaje y el estilo neorrealistas son el resultado de una actitud moral, de una observación crítica que nos ha dado deliberadamente como objeto lo obvio, y nos ha hecho olvidar, y aún combatir la forma y su mito.” Roberto Rosellini
Pero no sólo el cine utiliza el lenguaje como vehículo de expresión, todo aquello articulado por el ser humano tiene una transmisión lingüística. Cada grupo social, cada disciplina, cada momento histórico y cada lugar tienen un lenguaje propio que desvela, como indicaba Umberto Eco a través del estudio de la semiótica, que bajo los procesos culturales hay sistemas, y que para comprender muchos de esos problemas que causan preocupación actualmente es necesario re-examinar y analizar los contextos que subyacen en esas estructuras básicas.
“Si alguna vez dudan de la capacidad del cine para transformar el mundo, para interaccionar con la vida y fortalecer el espíritu, estudien atentamente el ejemplo del neorrealismo”. Martin Scorsese
El lenguaje neorrealista de la arquitectura de los cincuenta y sesenta en España, muestra la capacidad de esta para interactuar con la vida, y es que como se preguntaba Rosellini de forma retórica ¿Qué debemos tratar de reencontrar en la historia?: “Al hombre, y al hombre más humilde”. En arquitectura quizás deberíamos tratar de encontrar el archivo de anhelos de una ciudad, los anhelos más humildes.