Las viviendas para pescadores en Sada de Andrés Fernández-Albalat
El arquitecto Andrés Fernández-Albalat Lois construye en 1967 un grupo de viviendas para pescadores en Sada. El proyecto es un singular ejercicio arquitectónico que une dos conceptos muy distantes en el tiempo: el ‘mat building’ y la arquitectura vernácula
28 junio, 2023 05:00No es fácil comprender el territorio. Parece un ejercicio sencillo, porque el conocimiento del hábitat se produce a través de un aprendizaje básico, biográfico y emocional. Pero la aparente obviedad de un concepto aprendido años atrás, no invalida las nuevas lecturas que podrían de otra forma haber sido abandonadas al olvido de lo ya conocido.
“Es mucho más difícil describir que opinar. Infinitamente más. En vista de lo cual, todo el mundo opina” Josep Pla
El músico John Cage interpretaba los sonidos erráticos de la realidad, trabajándolos hasta el punto de crear sonidos que forman parte de la música contemporánea. Francis Ford Coppola desquiciaba a sus productores en El Padrino grabando escenas claroscuros dorados tan pronunciados que estos consideraban que desalentarían al público, el director buscaba la luz del barroco italiano que infundiría una identidad genuinamente italiana, un concepto tan grandioso y amplio que no se puede simplificar, pero si condensar para que se expanda a través de los ojos de quien lo observa y lo comprende.
De la misma forma Christopher Nolan dibuja un magnífico joker caracterizado por Heath Ledger, un personaje de gran complejidad formal que resulta imposible resumir en la trama, a pesar de la existencia de la obra gráfica de Frank Miller, por ello quizás por casualidad o deliberadamente recurre a mostrar pequeñas referencias a una novela de Chuck Palahniuk en la que se analiza de forma profunda a alguien que podría ser el joker, Tyler Durden en “El Club de la lucha”.
Y es que además de escenas deliberadamente similares, al final del libro de Palahniuk Durden intentando acabar con su otra personalidad se dispara a sí mismo y relata: "La bala que salió de la pistola de Tyler me rajó la otra mejilla dejándome una sonrisa desigual de oreja a oreja. Sí, como una calabaza de Halloween enfadada. Un demonio japonés. El dragón de la avaricia".
La deconstrucción crítica de lo conocido puede crear un cambio de interpretación de la realidad, que en ocasiones destruye una imagen, en otras la actualiza y en los casos más afortunados la enriquece estableciendo los márgenes de una nueva realidad. Así quizás el Joker no sea un personaje tan simple, El Padrino profundice en una identidad que va más allá del siglo XX y el sonido del paisaje que nos rodea esconda armonías. El ejercicio se vuelve más interesante a medida que se busca la descripción exacta y minuciosa de conceptos adquiridos que se consideran popularmente aceptados u obvios. Porque como apuntaba Josep Pla, quizás la percepción de nuestro entorno sea más expresión de una opinión que de una descripción.
Referencias ocultas en la comprensión del territorio
La comprensión del territorio en Galicia, no es un conocimiento accesorio, es genético. Quizás porque aquí, la tierra tiene una relación de desnudez con quien la habita, el contacto se vuelve simbiosis. En Galicia el hábitat no se confunde con el paisaje, es una extensión natural de la vida capaz de definir una cultura intensa de apariencia silenciosa e inmutable. Casi cualquier pequeño detalle del día a día podría ser explicado a través de una mirada al territorio. La arquitectura en Galicia no se puede describir sin comprender el territorio, aunque en ese tránsito sea imposible evadir la emoción del contacto desnudo con la tierra, el aire y el mar.
“Una vida con una cultura humana es una muy laboriosa construcción en medio de mil vicisitudes las mejores fábricas que han funcionado siempre en Galicia han sido las de los sueños” Manuel Rivas
La primera decisión de un proyecto arquitectónico en Galicia es llegar al lugar, detenerse unos minutos e intentar leer toda la información descriptiva y emocional que transmite. Frente al mar, la relación con el hábitat se acelera, la presencia de un elemento natural de escala inabarcable crea la incertidumbre de un parámetro que no se puede controlar. Un proyecto frente al mar es un examen a la sensibilidad y cultura del arquitecto que interviene sobre el lugar. Posiblemente la segunda decisión sea estudiar la arquitectura del lugar, desde las pequeñas construcciones auxiliares a las diferentes tipologías residenciales, comerciales o equipamientos. Y al igual que cualquier pequeño detalle del día a día, los gestos de la arquitectura vernácula responden formalmente al territorio. Pistas ocultas en la construcción, que el arquitecto sometido a examen es capaz de leer e interpretar, concluyendo con un asentimiento y una leve sonrisa de quien ha comprendido con emoción un aparente enigma secreto.
El proyecto en el tablero de dibujo
El arquitecto Andrés Fernández-Albalat Lois (1924-2019), desarrolló muchos de sus proyectos en complejos contextos territoriales como la fábrica de Sargadelos en Cervo (Lugo, 1967) o el Hospital de San Rafael (Coruña, 1966). De actividad incansable y creatividad inagotable, Fernández-Albalat dibujaba sus proyectos con pulso vanguardista y mente sensata. Su comprensión profunda del hábitat gallego, le permitía aplicar los conceptos de la arquitectura moderna acomodándolos a la genética del lugar, al paisaje cultural. En 1967, Fernández-Albalat recibe el encargo de un conjunto de viviendas subvencionadas para pescadores en el municipio de Sada.
La densidad solicitada en el proyecto es alta, el desarrollismo del país presiona la mirada sobre el territorio gallego en una villa de tradición marinera, de pequeña escala y emplazamiento abrigado por la ría. De alguna forma, y con el pulso de quien ha recorrido el paisaje con las manos, Fernández-Albalat detuvo las presiones urbanístico-desarrollistas en el borde de su tablero de dibujo (que nunca abandonó su estudio) para dejar que de forma natural el conocimiento del lugar se abriese paso a través del dibujo. Y así, las ideas de los habitantes anónimos que forjan una cultural inmaterial y construyen el lugar, encontraron su lugar en el proyecto del arquitecto.
El proyecto ensambla dos conceptos separados por años de pensamiento arquitectónico: la vivienda vernácula de pescador con el vanguardista ‘mat building’, que se convirtió en una ola de experimentación en el ámbito residencial europeo y occidental. Entre las propuestas más interesantes de Mat Building destacan el Hábitat 67 (Moshe Safdie, 1967) o la Freie Universität de Berlín (Candilis-Josic-Woods, 1963). Fernández-Albalat define un conjunto esponjado, en lugar de un volumen compacto, esto le permite una reducción de escala al no plantear una edificación en altura o impenetrable, a cambio define un puzle que coloniza el paisaje de forma sensible mirando al mar. La organización de las viviendas está realizada mediante una malla rígida y ortogonal sobre la que se van insertando los volúmenes dejando espacios libres entre sí. Esta descripción respondería a cualquier ‘mat building’ con variaciones de escala, pero hay ciertos rasgos que determinan una transformación de ese concepto de vanguardia en algo local que parece haber estado presente en el lugar antes que el proyecto.
Las viviendas dejan su planta baja libre, lo que permite no sólo establecer un patrón orgánico y rico de las circulaciones, si no que es una referencia directa a la casa de pescadores tradicional en la que en la planta inferior se reservaba un espacio para la barca, herramienta fundamental de trabajo y sustento familiar. La construcción del proyecto se realizó con materiales muy sencillos, al igual que las casas tradicionales de pescadores, la estructura se resolvió en hormigón armado, con cerramientos sencillos de bloque enfoscados en blanco y cubierta de teja. En la década de los sesenta se implementaron numerosos sistemas casi-prefabricados de construcción con hormigón, muchos de ellos enfocados a la tipología ‘mat building’ enfatizando así su flexibilidad y mutabilidad en previsión de cambios futuros. El Marburg Building System (1963), que se adaptaban a planteamientos teóricos sobre la interacciones espaciales y funcionales como los de Shadrach Woods (1963).
Humildad y Modernidad
La condición humilde de la construcción era común a este tipo de iniciativas en viviendas subvencionadas. Décadas antes, los poblados de colonización habían sentado un precedente en la tipología residencial en núcleos rurales dentro de iniciativas estatales, y habían sido desarrollados por arquitectos que posteriormente se convertirían en maestros del movimiento moderno en España. Pero también hubo pequeñas actuaciones en localidades costeras, en las que, como en el proyecto de Sada, la audacia y el ingenio están más presentes como en el Grupo de viviendas para pescadores Marqués de Vallterra en El Perellonet (Carlos de Miguel González, 1950-1952). Estas viviendas y su característica directriz en curva catenaria Ctesiphonte, crean una estructura de cáscara que optimiza el material de forma muy inteligente conformando un proyecto de estética moderna y vanguardista.
El conjunto proyectado por Fernández-Albalat, genera un pequeño hábitat moderno que puede interpretarse como una extensión más de la trama rural. La macla de volúmenes crea espacios ricos en los que los vacíos se convierten en patios y espacios públicos improvisados que se pueden concebir como extensiones del espacio interior de las viviendas. Esta relación reflexiona sobre un concepto tradicional del espacio público en el ámbito rural y en estrecha vinculación a la arquitectura vernácula: la dicotomía público-privado. Resulta complicado establecer desde un punto de vista emocional o perceptivo cuál es el límite estricto entre lo público y lo privado, generando zonas intermedias y mutables. La dualidad del proyecto construido se percibe de forma inconsciente, el espacio transmite la atmósfera de un entorno tradicional vernáculo, mientras que la estructura de hormigón visto y la materialidad humilde de los paramentos blancos y carpinterías de aluminio son radicalmente modernas.
Bares, raciones y lugares para el placer
En 1994 se inauguró en Milán el museo Bagatti Valsecchi, y en su discurso de apertura se leyó un pequeño manifiesto en el que se mencionaba una curiosa anécdota: En una ocasión un aspirante a catador de vinos montó una gran bronca en el restaurante L’Ambrosie, ya que el centro floral no le permitía captar los matices del vino, a lo que el jefe de sala le respondió: “señor, no estamos en un salón de degustación, estamos en un salón de placer”. Y es que a veces parece que la excesiva mirada técnica oculta lo auténticamente valioso. El disfrute de la arquitectura como mecanismo de construcción colectiva del hábitat, es la finalidad última de un proceso largo y meditado. El truco para comprender el territorio no se encuentra en la profundidad analítica si no en la sensibilidad para percibir el lugar y el conocimiento transversal de una cultura inmaterial.
“Nosotros somos seres racionales / De los que toman las raciones en los bares”. Siniestro Total
La comprensión del hábitat en Galicia se apoya en descripciones, opiniones y una lectura cultural subliminal estrictamente perceptiva, en la que la genética es capaz de definir ciertos códigos comprensibles para quien ha tocado con sus manos el paisaje cultural de un lugar.