Un estudio de la USC muestra los beneficios para la naturaleza de pulpos, chocos y luras

Miembros del Centro Interdisciplinario de Investigación en Tecnoloxías Ambientais da USC (CRETUS) han publicado en la revista científica People and Nature sobre la necesidad de entender mejor la alimentación de especies de cefalópodos, como los pulpos, chocos y luras, y explorar las conexiones entre las constibuciones de la naturaleza a las personas y su bienestar.

Los investigadores que han participado en este estudio son Gill Ainsworth, Pablo Pita, Sebastián Villasante e Katina Roumbedakis.

La pesca de cefalópodos se ha expandido a gran velocidad en los últimos 50 años. De las 99.100 toneladas en 1970 se ha llegado a las 374.200 en el 2020. En el artículo los autores hablan de un vínculo directo entre la pérdida de biodiversidad y el impacto en el actual sistema alimentario. "Para comprender o funcionamento deste sistema hai que ter en conta a relación entre a produción e o consumo dos alimentos e é sabido que cómpre transformar a forma de produción para camiñar cara a sistemas máis sostibles", apuntan.

El equipo liderado por la USC expone en sus conclusiones cómo los cefalópodos ayudan tanto a la naturaleza como a los humanos. Son depredadores importantes en los exosistemas marinos y tienen también una importancia nutricional y cultural, que contribuye a reforzar la seguridad alimentaria humana. Por ello, la pesca sostenible de estos invertebrados necesita una mayor comprensión de los vínculos entre los ecosistemas en los que habitan estas especies, las políticas del sistema alimentario y el bienestar humano.

La investigación busca contribuir al diagnóstico de oportunidades y limitaciones en el papel de estos animales en la transformación a sistemas de producción más resilientes y diversificados. "Este panorama é moi complexo en canto ás interaccións entre sectores e actores implicados, o que require integración e colaboración a diversas escalas xeográficas, sociais e temporais".

La línea de trabajo destaca cuatro factores clave para una mayor seguridad alimentaria: el valor de las nuevas especies de alimentos acuáticos; sistemas de seguridad y autenticidad de los alimentos; innovaciones basadas en el lugar de origen y el empoderamiento de las comunidades locales, y el comportamiento de los consumidores para mejorar la salud y sostenibilidad ambiental.