Una Semana Santa pasada por azúcar en Galicia
Te contamos todos los detalles del pequeño repertorio de dulces típicos que Galicia ofrece durante estas festividades: buñuelos, torrijas, suspiros de monja, pestiños, flores fritas o roscones de Pascua… ¡Dile adiós a la dieta!
30 marzo, 2021 08:04La Semana Santa, como muchas otras festividades, es un epicentro cultural y gastronómico que justifica la multitudinaria aparición de recetas tradicionales que buscan celebrar un momento señalado con los seres queridos. Lo interesante de estas festividades a nivel nacional es que dan fruto a diversas interpretaciones culinarias a lo largo de las diferentes comunidades. A pesar de que el monopolio de lo dulce en Semana Santa lo domina el sur de España con miles de recetas en Extremadura y Andalucía, Galicia ha sabido adaptar y producir recetas de gran éxito y aceptación entre la comunidad gallega.
Quizás una de las elaboraciones más extendidas (especialmente en países latinoamericanos y en España) son los buñuelos. Esta masa frita de harina de trigo, huevo y manteca siempre se ha asociado a diversas festividades, presumiblemente por su facilidad de elaboración y su capacidad de saciar a un gran número de comensales. Su interior puede variar dependiendo de la cultura gastronómica donde se realicen. Puede contener un relleno salado o dulce, pero en Galicia la gran mayoría se divide en buñuelos de aire o de viento (es decir, sin relleno), de crema pastelera o de nata montada. La verdadera complicación de esta receta reside en controlar la temperatura del aceite, consiguiendo que sea lo suficientemente caliente para que la masa se hinche y se mantenga a flote, pero no demasiado; ya que si no la masa se secará.
Siguiendo con los buñuelos, otro dulce muy parecido son los suspiros de monja. Fruto, como muchos postres, del buen hacer repostero realizado en conventos, su creación fue pura casualidad. Al parecer su origen se basa en un pequeño despiste, cuando una monja dejó caer un poco de pasta choux (elaboración francesa) en un recipiente con aceite caliente. El resultado que salió a flote fue una especie de buñuelo muy ligero, que no se suele rellenar y que suele culminar con un poco de azúcar glas. El porqué de su nombre está claro, quién no suspiraría al probar semejante “pecado”.
Otro postre emblemático de esta época son las torrijas. Se trata de rebanadas de pan (normalmente de días anteriores) que, una vez bañadas en leche (o en sus muchas variantes con vino o almíbar), se rebozan en huevo y se fríen. Posteriormente se endulzan con miel, azúcar y canela. Conocidas mundialmente como tostadas francesas, lo cierto es que su origen francés no ha impedido que se popularizaran en toda España con el paso de los años. De hecho, la receta ha ido modificándose y las torrijas españolas se han distanciado de sus hermanas francesas. En el caso de Galicia, las más extendidas son las realizadas con leche (gracias en parte a la gran capacidad productora de lácteos del territorio), y en ocasiones son aromatizadas con anís. La calidad excepcional de la leche gallega, junto a la tradicional elaboración de pan en Galicia crean unas torrijas únicas en sabor y textura.
Otros “infiltrados” en el recetario gallego son los pestiños, que realmente tienen su origen en Andalucía. De hecho, es en esta comunidad cuando son más consumidos en Semana Santa, mientras que en Galicia, curiosamente, se ha desplazado su consumo a la época navideña. Sin embargo, y rompiendo una lanza en favor de los pestiños, los incluimos en esta lista para reivindicar su presencia en la comunidad gallega. No es para menos, ya que este tipo de dulces (denominados “frutas de sartén” por su elaboración en aceite) han sido muy populares desde hace años en la tradición culinaria gallega. Esta masa de harina frita puede recordar a las típicas orejas de carnaval, pero en un tamaño más reducido. Quizás el truco más importante de este postre es el añadido final, que consiste en pasar el pestiño por miel.
Ya dentro de las archiconocidas como “frutas de sartén”, no podemos olvidarnos de las flores fritas. Conocidas por toda España como floretas, florón u hojuelas, se trata de una receta tradicional de Galicia, Castilla La Mancha y Extremadura. De nuevo, hablamos aquí de una masa frita, aromatizada con ralladura de limón y un toque de anís. Su forma tan particular se consigue gracias a un molde de hierro que se utiliza en el momento de la fritura. Una vez dominemos la temperatura, podremos hacer flores como churros, y acabaremos el emplatado con un poco de azúcar o miel, según lo que más nos guste.
Y como colofón final a este empacho tan dulce, qué mejor que terminar con el Roscón de Pascua, receta que en Galicia y Asturias tiene detrás una gran devoción e historia. Se trata de un bollo al horno, que cuenta con una leche infusionada con ralladura de cítricos. Dependiendo de la zona, su forma puede variar: en A Coruña es similar al Roscón de Reyes, pero en el sur de Galicia suele ser trenzada. Su origen se basa en la abstinencia a la que se sometían los creyentes en Cuaresma. Después de este período, era costumbre regalar huevos entre amigos durante el Domingo de Pascua, para aprovechar toda la producción que no se había consumido durante este período. Con el paso de los años, estos huevos cocidos se han acompañado de pasteles y bollos, dando lugar a recetas como la mona de Pascua o el Roscón. Como todos sabemos, esto pasó a ser un regalo exclusivo de padrinos hacia sus ahijados, y, como el huevo cocido no es precisamente un gran éxito entre los críos, fue sustituido por huevos de chocolate.
Desde luego, tenemos postres y variedades para elegir durante esta Semana Santa. Y tú, ¿con qué postre vas a celebrar estas fiestas?