Las brevas, las joyas “negras” de las higueras gallegas
La temporada de brevas ya ha comenzado en Galicia, y te contamos lo mágico de su naturaleza, sus diferencias con los higos y la versatilidad de sus recetas (con la mayor “brevedad” posible)
22 junio, 2021 06:00Junio es uno de los meses más interesantes del año en lo que a cultivos se refiere, ya que da lugar a una extensa cantidad de “nuevos” productos que muestran su mejor versión durante el verano. El ambiente invita a salir más a la calle, favoreciendo la presencia de comidas más ligeras y livianas, donde las ensaladas y las frutas tienen ganado un buen primer puesto. Por eso, es el mejor momento para ir al mercado y dejarse maravillar por un festival de colores, olores y sabores naturales. Desde las frutas de hueso como las cerezas o los melocotones hasta otros cultivos con una morfología mucho más intrincada, como los higos.
Los más espabilados advertirán aquí que no estamos precisamente en el tiempo ideal para consumir higos, ya que estos pequeños frutos comienzan su temporada desde inicios de septiembre hasta finales de octubre. Entonces, ¿qué son esos frutos tan similares a los higos que nos encontramos en el mercado durante junio y julio? Aquí viene una “breve” presentación…
El árbol que da dos frutos cada año
Esos “higos” que nos encontramos a comienzos de verano son las brevas. Y pocos cultivos hay tan fascinantes. La relación entre fruto-árbol del higo-higuera no da lugar a ninguna duda, gracias a la claridad semántica, pero esto de las brevas tiene bastante más chicha. Para entenderlo bien, tenemos que ponernos un poco “botánicos”: dentro de las higueras podemos distinguir entre especímenes “femeninos” y “masculinos”. Dentro de los femeninos podemos encontrarnos con tres tipos, aquellos que no necesitan polinización de los ejemplares masculinos para producir higos (el tipo Común), aquellos que si lo necesitan (el tipo Smirma) y aquellos que pueden producir higos de las dos formas (el tipo San Pedro).
Pues bien, dentro de las higueras de tipo Común, gracias a una variación genética natural, existen árboles que en vez de producir un fruto por temporada (uníferas), son capaces de producir dos tipos de fruto a lo largo de un año (bíferas): los higos y las brevas.
Las brevas son aquellos higos que no han conseguido madurar lo suficiente antes de la llegada del frío durante finales del otoño en una higuera bífera. Entonces, estos higos sin madurar se someten a una especie de “hibernación” desde octubre hasta los primeros rayos de sol en junio, dando lugar a una breva. A finales de julio, la higuera volverá a producir higos y aquellos que no consigan madurar volverán a esperar casi medio año para madurar como brevas.
¿Higos o brevas?
Las brevas suelen tener un mayor tamaño que los higos, y un sabor un poco menos dulce que sus “hermanos” de árbol. Diferenciarlos no es muy complicado, ya que las brevas son de un color morado oscuro, casi negro, y las de mayor tamaño pueden asemejarse a una especie de berenjena pequeña. Los higos, en cambio, son más pequeños, de colores más claros (normalmente de color verde) por el exterior y un interior más rosa que rojizo. Generalmente, las brevas suelen ser muy apreciadas en el mercado por su limitada producción y su mayor tamaño, aunque realmente los higos suelen ser más dulces.
Estos suelen tener una piel más dura y un interior más compacto que las brevas y, gracias a su pequeño tamaño y gran dulzor, son perfectos para desecar o realizar mermeladas; mientras que las brevas son ideales para comer en fresco.
Uno de los elementos más curiosos que tienen en común tanto los higos como las brevas, es que son un fruto “falso”, ya que realmente son el receptáculo de las “drupas”, que es la parte carnosa y rosada de su interior.
De los higos griegos a las brevas negras gallegas
Como gran mayoría de los cultivos expandidos por el Mediterráneo, los higos (y las brevas) fueron introducidas en nuestra cultura gracias a griegos y fenicios. Uno de los factores de su gran éxito es que la higuera se trata de un árbol muy resistente, y que no suele exigir mucho trabajo. Si a eso le añadimos que hay quien tiene la fortuna de contar con una higuera bífera, estamos ante un combo ganador: un árbol que produce el doble de frutas y cuyo cuidado es relativamente sencillo.
Además, los higos siempre han tenido mucho éxito en la mesa, especialmente si hablamos de los secos, donde se potencia su sabor dulce y su alto contenido en fibra. En España llevamos, desde hace ya una buena cantidad de años, expandiendo su cultivo hasta tal punto que nos hemos convertido en el mayor productor de higos de la Unión Europea. La presencia de este cultivo en la cultura española tiene varios ejemplos muy clarificadores en el refranero popular, con frases como “de higos a brevas”, que se refiere a que algo ocurre “con muy poca frecuencia” o “raramente”, haciendo alusión a los ocho meses de espera entre la recolección de los higos y la de las brevas. También contamos con la famosa “no caerá esa breva”, que nos indica que, aunque deseemos algo con muchas ganas, finalmente puede que no ocurra (en este caso, que la higuera dé brevas).
Además, a la gran presencia de higueras en España tenemos que añadir que, al expandirse en numerosos territorios, las higueras han ido desarrollando diversas variedades autóctonas. En Galicia, existe un tipo de higuera común llamada “Breva Negra”, por la gran capacidad que tiene para producir este inusual tipo de fruto, aunque destaca más por su productividad en lo que a higos se refiere. Las brevas gallegas se caracterizan por tener un tamaño considerable (gracias al clima lluvioso) y por tener ligeras “grietas” en los laterales, que indican un tamaño superior a la media.
Propiedades de una fruta peculiar
Las diferencias entre los higos y las brevas son, en gran medida, algo visual. Los dos son frutos apreciados por sus grandes cantidades en vitaminas A y C, además de minerales como el calcio, el fósforo, el magnesio y el potasio. Su gran contenido en fibra ayuda a regular el tránsito intestinal, y son un alimento a tener en cuenta si nos queremos recuperar después de un esfuerzo físico o mental.
Además, las brevas son ideales para consumir al natural, gracias a que no están tan dulces como los higos. En ensaladas frescas, en tostadas o en bowls con yogur y frutos rojos son algunas de sus mejores combinaciones, pero no las únicas. Una combinación ganadora son las brevas y el queso, que llegan a rivalizar con las famosas sobremesas de queso y membrillo, tan típicas de Galicia. Las brevas sirven también para crear mermeladas melosas y bizcochos que ayudan a crear platos que se salen un poco de lo habitual.
Se trata de una fruta eclipsada por los propios higos, pero que merece ser conocida por los consumidores. Eso sí, solo podremos comerlas durante junio y julio. Ya sabéis, lo bueno, si “breva”, dos veces bueno.