El Deportivo – Racing de Santander tenía todos los ingredientes para convertirse en el mejor encuentro posible para la recién creada Primera RFEF. Ambos conjuntos llegaban en las dos primeras posiciones con seis puntos de ventaja a favor de los blanquiazules. Además la jornada entre semana había obligado a ambos a hacer rotaciones para llegar de la mejor manera posible al partido.

Sin embargo las alarmas saltaban el miércoles por la noche cuando el Racing de Santander comunicaba el positivo de Patrick Soko. El delantero había sido suplente ante el Racing de Ferrol pero tuvo minutos en la segunda mitad. Las imágenes del delantero con problemas en la banda y durante el encuentro provocaron que se le hiciera una prueba al finalizar el choque y diera positivo.

A pesar de ello el Racing no realizó pruebas PCR a sus jugadores sino que siguió insistiendo en los test de antígenos, mucho menos fiables que las PCR. El viernes, con dos jugadores contagiados, Íñigo y Soko, el entrenador del Racing ya dejó claro en rueda de prensa que habían pedido el aplazamiento del partido ante el Deportivo. El técnico anunciaba que algunos jugadores de la plantilla mostraban síntomas compatibles con la enfermedad aunque seguían dando negativo en el test de antígenos.

El anuncio causó cierta sorpresa ya que tan solo hace unas semanas el Racing viajó a Extremadura con dos jugadores de baja por Covid sin que se planteara un posible aplazamiento. La sensación que dejaba esa rueda de prensa previa al partido ante el Dépor era que el Racing no estaba muy por la labor de jugar el encuentro. A los dos jugadores con Covid se unía otro positivo más anunciado el sábado y otras dos bajas de futbolistas importantes por lesión.

Para añadir más presión a la situación el Racing programó su viaje a Coruña a las 12 horas. Minutos antes de salir y ante la mirada de los medios, el conjunto cántabro bajaba a sus jugadores del autobús añadiendo presión a la RFEF. El argumento seguía siendo el mismo: a pesar de dar negativo en los test no podemos viajar con jugadores que mostraban síntomas. La RFEF cedía y alrededor de las 15 horas comunicaba algo que ya sospechaban en el Deportivo: el encuentro quedaba aplazado.

La realidad es que en Primera RFEF no existe una normativa clara sobre el aplazamiento de los partidos y la decisión queda en manos del Juez Único de Competición.

Tras conocer esta decisión el Racing convocaba para jugar con su filial ayer sábado a las 17 horas a tres jugadores que habían estado el miércoles con el primer equipo, bajo la explicación de que ya habían pasado el Covid recientemente. Todo ello a pesar de que en el escrito de aplazamiento, la RFEF obligaba al club a mantener a toda la plantilla en cuarentena durante siete días.

Sin fin de semanas libres de aquí al final de temporada, el encuentro tendrá que disputarse en un horario clandestino y con mucho menos ambiente. El Racing recuperará a los jugadores lesionados e incluso podrá contar con futbolistas que pueda incorporar en este mercado invernal.

Ahora el Dépor trabaja con la mente puesta en el partido ante el Real Unión de Irún del próximo sábado. Los irundarras no tuvieron partido este fin de semana al tener un brote masivo de positivos en su plantilla. El encuentro está fijado para el sábado 5 de febrero.