El Racing se convirtió en el segundo equipo de la categoría que se lleva la victoria en Riazor gracias a un solitario gol de Íñigo en la primera mitad. Los blanquiazules asediaron a su rival en la segunda parte pero apenas inquietaron la portería contraria. Un disparo de William al poste fue lo más destacado de un equipo que vive el momento más delicado del año.

El Dépor completó una de las primeras partes más flojas del campeonato en Riazor. Borja optó por un once ultraofensivo que sin embargo no logró adueñarse del partido en ningún momento de los primeros cuarenta y cinco minutos. El Racing con una presión alta y un centro del campo muy poblado ganó la partida a un Dépor que se vio sorprendido.

El apoyo de la grada no fue suficiente para que el equipo entrara bien al choque. Pablo Torre y los jugadores del centro del campo hacían mucho daño a un Dépor superado en ambas bandas. El Racing tuvo la primera a la salida de un córner que Mackay despejaba con serios problemas. Los primeros veinte minutos fueron un agobio para los coruñeses que  lograron zafarse de ese dominio en el ecuador del primer acto. Trilli lo intentó en varias ocasiones por la banda pero no tenía un día preciso con sus centros. Tampoco ayudó en exceso un Álvaro Rey que lo intentaba pero no estaba atinado.

En ese instante de igualdad llegó el gol visitante. Una acción por banda derecha del ataque cántabro que Íñigo finalizaba con un disparo potente dentro del área que Mackay no lograba despejar. Los santanderinos se ponían por delante en Riazor tras una buena puesta en escena.

El choque entró en una fase caliente que el colegiado no supo frenar. El Racing retrasó su posición e invitó al Dépor a que adelantase metros. Los blanquiazules lo hicieron pero nunca llegaron con mucho peligro sobre la meta cántabra. Aún así fueron los mejores minutos de los coruñeses que lo buscaron constantemente.

Con este resultado se llegaba al final de una primera mitad decepcionante que comprimía todavía más la pelea por el primer puesto de la clasificación.

La segunda mitad se convirtió en un asedio deportivista sobre meta contraria y en un ejercicio de resistencia cántabra. Los coruñeses salieron enchufados y metieron atrás a su rival. Pronto empezaron a llegar ocasiones de cierto peligro. La más clara la tuvo William que estrelló un disparo en el poste. 

Los visitantes empezaron a utilizar las otras armas del fútbol con pérdidas de tiempo constantes que el árbitro consintió para desesperación de los blanquiazules. El colegiado , sin ser decisivo en el resultado final, permitió que los santanderinos cometieran infinidad de faltas que no acarreaban suspensión. No se había llegado al minuto diez de la segunda mitad y tres jugadores visitantes ya se habían ido al suelo aquejados de calambres.

El Dépor lo siguió intentando pero volvió a encontrarse con una falta de gol alarmante. Los numerosos centros desde ambas bandas apenas inquietaron la portería de un Racing que obtuvo un premio excesivo a su propuesta ultradefensiva.

Así se llegó al final de un partido que deja al Dépor bastante tocado en lo anímico pero con una buena oportunidad el domingo para resarcirse de esta racha de resultados.