Carlos Arévalo: de Betanzos a los Juegos de Tokio, pasando por el Ejército de Tierra
La historia de este piragüista es de película. Tras no conseguir acceder a los Juegos de Río, se metió en el Ejército. Ahora, tendrá su oportunidad en Tokio tras conseguir la plata en el Mundial de Hungría
26 agosto, 2019 18:53El móvil de Carlos Arévalo (Betanzos, 1993) echa humo. Todavía no ha tenido tiempo de leer todos los mensajes que tiene. "Ya está casi asimilado", afirma este joven de 25 años, solo unas horas después de conseguir la plata con el equipo español de K4-500 en el Mundial de piragüismo de Hungría. La historia de Carlos Arévalo es más profunda. Con 21 años, al quedarse fuera de los Juegos de Río 2016, decidió entrar en el Ejército: "No tenía estabilidad en mi vida".
Esa medalla llega solo un mes después de que Carlos Arévalo entrase en el equipo en sustitución del también gallego Cristian Toro, que decidió abandonar el piragüismo profesional por "desmotivación". Tras una mala Copa del Mundo y un mal Europeo, la llegada de Carlos al equipo vino acompañada de "incertidumbre". "Después de solo un mes entrenando, no sabíamos qué iba a pasar", cuenta Carlos.
Sin embargo, llegaron a la final con bastante facilidad y solo Alemania consiguió hacerles sombra. "Nos quedamos a nada de ellos. Estuvimos liderando la prueba en los primeros parciales pero al final ellos se llevaron el último tirón", cuenta. Pese a ello, afirma que la plata sabe a oro: "Sacamos mucha ventaja al resto de equipos y eso, con un solo mes de entrenamiento, es increíble".
Camino a Tokio 2020 pasando por las Fuerzas Armadas
El premio fue doble, pues esta posición les permite acceder a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Una cita a la que Carlos llegará con muchas ganas, pues todavía tiene la espina clavada de no haberse clasificado para Río 2016. "Con 21 años me vi fuera de todo. Sin estabilidad en la vida y sin una beca deportiva", cuenta Carlos.
Fue en ese momento límite cuando este betanceiro se animó a cumplir otro de sus sueños: entrar en las Fuerzas Armadas. "Era algo que me atraía mucho. Di el paso y estoy encantado", cuenta. Ahora compagina la competición con trabajo de oficina en el regimiento de infantería Príncipe número 3 de Asturias. "Nunca he tenido problemas para compaginar el piragüismo y el Ejército de Tierra. Nunca pensé en dejarlo", señala. Su profesión es motivo de bromas en su equipo, pues Saúl Craviotto es policía: "Nos metemos el uno con el otro por nuestro trabajo".
Esos "malos momentos" del pasado se han visto recompensados con su participación junto a Saúl Craviotto, el cangués Rodrigo Germade y Marcus Cooper en Tokio 2020. El objetivo está claro: "Hay que ser ambiciosos. Vamos a por el oro". Carlos Arévalo señala que "la motivación es inmensa" y les espera un año de máximo esfuerzo para llegar a Tokio en la mejor forma posible.
Desde los 9 años en la ría de Betanzos
"El deporte siempre sorprende, en lo bueno y en lo malo. Con este Mundial me quité una presión muy grande de encima", señala Carlos Arévalo tras conseguir la medalla de plata. Fue a los 9 años cuando comenzó a practicar el piragüismo en la ría de Betanzos. "Es un deporte muy popular allí. Recuerdo el frío que pasaba entrenando en invierno", afirma.
A los 16 ingresó en el centro de tecnificación de Trasona, en Asturias. Allí estuvo concentrado un año y ganó dos medallas en el Mundial junior. El inicio de una prometedora carrera se vio truncado al no conseguir la mínima para los Juegos de Río de Janeiro.
Ahora, pasa "poco" por casa. "Tengo entrenamiento los 7 días de la semana. Cuando me coincide librar, intento acercarme por Betanzos", cuenta. Tras el Mundial, Carlos Arévalo volverá a la rutina. Eso sí, llevará a la oficina su medalla de plata: "Es un orgullo representar a España en el deporte y el Ejército".