Aceites Figueiredo: CentoxCento ecológicos y con aceitunas gallegas de olivos centenarios
Los árboles que esta firma gallega cuida con mimo y dedicación, situados en zonas de difícil acceso y con poca agua, produjeron el año pasado centenares de kilos de olivas de las variedades brava y mansa que dieron lugar a 1.500 litros de aceite de gran calidad
17 septiembre, 2022 06:00CentoxCento gallegos, ecológicos y de calidad. Así son los productos de Aceites Figueiredo, marca asentada en plena Ribeira Sacra desde hace más de una década que apuesta por cuidar los olivos autóctonos centenarios de forma sostenible. El trabajo manual que los responsables de esta firma realizan para mantener limpio el monte tiene como recompensa la recogida de las aceitunas, que posteriormente llevan a su almazara para obtener un exquisito oro líquido.
El proyecto comenzó hace unos 15 años en una aldea, la de Figueiredo, en la que había muchos olivos y cerezos. La denominada como "crisis del ladrillo" marcó un antes y un después para Miguel Ángel Rodríguez, que trabajaba como comercial, y su mujer, que decidieron apostar por la oliva autóctona para la elaboración de un aceite que comercializan en diversas ferias.
Recuperación del monte y de los olivos centenarios
La mayor parte de los olivos de Figueiredo son centenarios y se encuentra en terrenos en los que no es fácil trabajar. "Tratábase de manter as que estaban traballadas, porque nunca se perdeu a tradición de facer aceite na comarca, sobre todo nos pobos de Anguieiros e Figueiredo, que son os que máis pés teñen de olivo autóctono recuperado. A parte de seguir traballando con esas, había que recuperar o que estaba perdido", explica Rodríguez.
Esta labor no fue sencilla. Los responsables acondicionaron unos árboles que llevaban unos 50-100 años perdidos, descubriendo mediante tareas de desbroce y limpieza del monte cuántos ejemplares había escondidos. "Cando a xente apostou por plantacións de variedades foráneas, nós seguimos co noso", indica Rodríguez, que destaca que desde el primer día tuvieron claro que su objetivo no era conseguir la mayor cantidad de litros posible sino apostar por un producto de calidad excelente.
La recuperación de los olivos autóctonos centenarios fue seguida por la construcción de una almazara, el molino donde se obtiene el aceite a partir de las aceitunas, que al ser propia les permite controlar todo el proceso de principio a fin. "O que estamos facendo é un zume de aceituna seleccionada a man, recollida con moito coidado en zonas nas que non hai camiños senón sendeiros, situadas en bancais do monte, onde parte dos olivos están recuperados e parte perdidos", indica Rodríguez.
Precisamente, el responsable de Aceites Figueiredo destaca la importancia de las Administraciones como Medio Rural o los propios ayuntamientos colaboren en la limpieza de los espacios naturales para favorecer que puedan ser trabajados. Algo que repercute de forma directa en el producto, ya que hay zonas inaccesibles de las que es imposible retirar la aceituna y otras con olivos cuyo propietario se desconoce.
El proyecto de Aceite Figueiredo generó el interés de Patricia García Reboredo, que hizo su tesis sobre los olivos autóctonos gallegos, y del Campus de Ourense de la Universidade de Vigo. Este fue el germen de CentoxCento Figueiredo, un aceite elaborado solo con aceituna de olivos autóctonos de secano, donde el rendimiento es menor pero la calidad mayor.
Los lugares de secano se caracterizan por ser zonas de difícil acceso y con poca agua, por lo que son terrenos "esclavos" en los que las plantaciones no son uniformes. "Todo ese traballo de limpeza e de recuperación repercute tamén no entorno, acondicionando os pobos. Non ten nada que ver a paisaxe de hai 15 anos coa de agora, e todo feito de forma respetuosa, sin maquinaria pesada", explica Miguel Ángel Rodríguez.
11 kilos de aceitunas para un litro de aceite
Cada litro de CentoxCento está elaborado con unos 11 kilos de aceituna que es tratada en una almazara certificada en ecológico en la que la oliva coge la temperatura por amasado y centrifugado, por lo que no interviene el agua. "Obtemos uns polifenois da máxima calidade posible. Non se filtra. Bótase nos depósitos antes de sometelo á decantación. Lévase despois ao punto de maduración, os dous ou tres meses", explica Rodríguez. El responsable de la firma indica además que usan el residuo o bagazo como abono y que las cenizas de las ramas quemadas se emplea como un "gran desinfectante".
Este modo de trabajar tradicional y basado en el respeto por el medio y los tiempos de la naturaleza responde a la convicción de los impulsores de la firma de que es lo que mejor funciona. "O mellor que hai son unhas podas para que a árbore estea ben osixenada, e cantos menos produtos fitosanitarios utilices, mellor. Era a forma de traballar que había antes e a froita e o aceite tiña un gusto exquisito. Por que arriscarse a estropear algo, se o máis fácil era seguir traballando así?", se pregunta Rodríguez.
La producción, sin embargo, varía debido al cambio climático que está afectando, y mucho, a las plantaciones. La floración se altera y estaciones como la primavera y el otoño se perciben menos, llevando a la escasez de agua o a lluvias torrenciales adelantadas que este año provocaron la caída de la flor de los olivos.
Olivas bravas y mansas para unos clientes fieles
Aceites Figueiredo usa aceitunas gallegas de las variedades brava y mansa, con prevalencia de la primera. "Tanto en Figueiredo como en Anguieiros predomina a brava, en cambio no outro lado do río é todo mansa, que normalmente está en zonas máis chaira e daba moita máis produción e litros", explica Rodríguez sobre las variedades predominantes en área.
Las olivas se recogen en el punto óptimo de maduración, pero la distribución de los olivos en diferentes zonas de difícil acceso ralentizan este proceso. "Ao mellor deixamos algunha sen coller porque non da o perfil que queremos para o noso aceite. Non todo vale", insiste Rodríguez, que indica que la firma comercializó el año pasado unos 1.500 litros.
Miguel Ángel Rodríguez explica que los clientes de CentoxCento son fieles y repiten al comprobar la calidad de su producto a pesar de que el precio es más elevado que el de otros aceites disponibles en el mercado. La firma comercializa el aceite en botellas de 250 o 500 mililitros en ferias y actualmente estudia venderlas en algunos comercios.
Figueiredo , sin embargo, no solo es una zona de olivos sino también de cerezos. "Hai anos movíase moita cereixa na comarca, pero a poboación foi envellecendo e as grandes plantacións do Bierzo fixeron que ninguén apostase por comercializala na nosa zona. E perdeuse moita polas plagas", explica el responsable de la firma. Un producto que la empresa lleva ahora a la Festa da Cereixa, do viño e do Aceite de Ribas de Sil, donde también da a conocer el exquisito aceite que produce en Figueiredo a base de cuidar los olivos y recolectar su fruto en difíciles condiciones.