A principios de 2020 la familia Canales recibía una terrible noticia: Rafael Canales, propietario de la joyería La Esmeralda había fallecido de forma repentina. Este lunes 16 de octubre, tras un tiempo de recomposición obligada, su hijo Diego Canales retoma el legado de su padre y vuelve a abrir las puertas de la joyería, situada en el número 23 de San Andrés.

Abierta desde 1943, muchos coruñeses conocerán este negocio coruñés como "la joyería del perro". En los dos mil este alias se popularizó mucho entre los vecinos de la ciudad gracias a Buxo, el perro fiel que acompañaba a Rafael cada día al frente de La Esmeralda. Desafortunadamente, en 2020 la mala fortuna sorprendió a la cuarta generación de joyeros Canales con la repentina muerte de Rafael, que obligó a cerrar el negocio "indefinidamente".

Este próximo lunes Diego Canales, hijo de Rafael, vuelve por fin al negocio familiar como cuarto heredero de esta saga de joyeros coruñeses. El primer González de Canales dedicado al oficio fue Juan en 1907, en Córdoba, lugar de muy antigua tradición joyera. Su hijo Rafael se trasladó a Galicia por amor, y tras casarse, abrió en 1943 el taller de joyería La Esmeralda.

Tras el fallecimiento de Rafael el pasado marzo, su hijo Diego da un paso adelante para continuar con la tradición familiar, justo en el año del 80º aniversario de su inauguración en 1943.