Julia Sánchez, la coruñesa que dirige la Escuela Superior de Música Reina Sofía en Madrid
Reconocida como una de las top 100 mujeres líderes de España, esta gallega es la directora de este centro de referencia internacional para la enseñanza de jóvenes músicos. "El sector musical de Galicia es uno de los más activos de España", afirma en una entrevista concedida a Quincemil
14 noviembre, 2020 06:00Comenzó sus estudios en Administración y Dirección de Empresas teniendo claro que quería trabajar en algo que tuviera un impacto directo en la vida de la gente. Y así fue. Tras trabajar en una importante consultoría, la coruñesa Julia Sánchez decidió que era el momento de aplicar sus habilidades en el campo de la educación.
Desde 2014, Julia es directora general de la Fundación Albéniz y la Escuela Superior de Música Reina Sofía. En esta importante escuela, esta joven coruñesa, además de optimizar su gestión empresarial y financiera, ha puesto en marcha un novedoso Programa de Emprendimiento Musical.
"Queremos que nuestros alumnos sean verdaderos embajadores de la música", nos comenta Sánchez en una entrevista concedida a Quincemil, en la que nos habla también de la repercusión de la pandemia en este centro de referencia internacional, que ha tenido que acelerar su proceso de digitalización debido a las circunstancias sanitarias.
El coronavirus también ha servido para sacar a la luz la inestabilidad del sector musical: "Esta crisis ha puesto de manifiesto que la cultura, y concretamente la música, es un sector muy frágil", afirma Julia, reconocida como una de las Top 100 mujeres líderes en España.
De A Coruña a Madrid
Desde el 2014 dirigiendo esta escuela, pero llevas viviendo en Madrid desde tu época universitaria. ¿Por qué te decidiste por esta ciudad?
Ya en los últimos cursos del colegio sabía que quería ir a Madrid, la ciudad que sentía me daría un abanico enorme de oportunidades. Yo era una niña con inquietudes y mucha curiosidad y sentía que, para desarrollarme, necesitaba ir a una ciudad más grande.
¿Qué te llevó a orientar tu carrera profesional hacia el ámbito educativo?
Yo estudié Administración y Dirección de Empresas, primero en Madrid, en ICADE, y luego en Nueva York, pero desde el principio de la carrera tuve claro que quería trabajar en algo que tuviera un impacto directo en la vida de la gente. Con el tiempo, me di cuenta de que la educación era lo más importante para mejorar el presente y el futuro de la sociedad. Por eso, al acabar el MBA en la Universidad de Columbia, y tras sentir que había desarrollado al máximo mis competencias de gestión tras mi experiencia en KPMG, pensé que era el momento adecuado para aplicar esas habilidades a un sector con un gran impacto, como es el de la educación, que me resultaba atractivo a mí como persona.
¿Cómo ha cambiado la Escuela Reina Sofía en estos últimos seis años?
Creo que el cambio ha sido muy profundo. Por un lado, hemos mejorado mucho la gestión empresarial y la parte financiera y económica. Hemos modernizado la captación de fondos y todos los sistemas y procesos, priorizando la transparencia y las mejores prácticas de gobierno.
Y, por otro lado, hemos profundizado en nuestra doble misión de desarrollar el talento de los jóvenes músicos y acercar la música a la gente. Pensamos que la cultura, la música, es un bien esencial y por eso queremos que nuestros alumnos sean verdaderos embajadores de la música, que asuman la responsabilidad de acercar la cultura musical a la gente y saquen todo el partido al poder que tiene la música para transformar a las personas y las sociedades.
¿En qué consiste el novedoso programa de emprendimiento musical?
Su objetivo es doble. Por una parte, queremos dotar a los estudiantes de las habilidades clave del siglo XXI como son las competencias digitales, empresariales, o de desarrollo de proyectos. Por otro, queremos crear un espacio de reflexión para que los jóvenes artistas profundicen en cuál es —y cual debería ser— el rol de la música en la sociedad. A través de este programa, los alumnos organizan conciertos, desarrollan proyectos conjuntos con otras organizaciones sociales y educativas y promueven la digitalización las nuevas tecnologías dentro del sector.
Los efectos de la pandemia
¿Cómo está afectando la pandemia a la escuela?
Nos ha impulsado a hacer una adaptación intensa y muy rápida. Afortunadamente, en la Escuela llevábamos ya varios años haciendo un gran esfuerzo de digitalización que en esta etapa hemos acelerado al máximo, tanto en la mejora de nuestros procesos internos como consiguiendo que nuestra música tenga mucho más alcance – como hito, hemos conseguido ser la Escuela superior con más seguidores en las redes sociales de Europa!
¿Cómo os habéis adaptado a la formación online?
Nos hemos convertido en una escuela "figital", a medias física y digital, algo que, estoy segura, tendrá continuación después de la pandemia. Actualmente estamos dando un 40 por ciento de clases presenciales y un 60 online y hemos adaptado el enfoque de los programas académicos
para hacer posible la máxima flexibilidad. Precisamente ahora, en medio de una gran crisis como esta, es cuando la sociedad necesita más la música y la cultura. Por eso estamos decididos a que la música no pare y llevamos a cabo todos los conciertos que podemos, respetando siempre las
limitaciones que impone la situación sanitaria.
Además, hemos desarrollado un plan de sostenibilidad poniendo en el centro y, como objetivo, nuestra contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
¿Estáis preocupados porque esta crisis afecte de alguna manera al futuro del sector musical?
Sí. Esta crisis ha puesto de manifiesto que la cultura, y concretamente la música, es un sector muy frágil en el que muchos artistas trabajan sin contrato fijo y dependen para financiarse de sus conciertos. En estos momentos, cuando la cancelación de actividades está a la orden del día, los músicos viven una situación devastadora. Nosotros estamos poniendo nuestro granito de arena para mantener los conciertos y puestos de trabajo.
Lo más importante que es que todos, tanto organismos públicos como entidades privadas y la propia población, asumamos la idea de que la cultura es un bien de primera necesidad, un elemento esencial de nuestra convivencia como sociedad. De ese convencimiento dependerá que la comunidad musical y sus estructuras, que son muy precarias, sobrevivan a la crisis. Además, pensamos que tiene un papel muy importante en la reconstrucción moral de la sociedad.
Elegida entre el top 100 de mujeres líderes en España, ¿cómo se lleva ese nombramiento? ¿Mucha responsabilidad?
Siento mucha responsabilidad, efectivamente, pero no por ese nombramiento, sino por el cargo que ejerzo en una institución que tiene un papel muy importante en el tejido musical y educativo de nuestro país e incluso de Europa. Lo otro es un reconocimiento que recibí con gran ilusión, pero que, más que a mí, corresponde a todo el equipo de la Escuela por la gran labor que hace. Estos logros no suelen ser de una persona, sino de un equipo, pero, en todo caso, me siento muy contenta de que la educación y la cultura musical esté representada en este ranking.
¿Cómo puede llegar a influir la música en el desarrollo personal de una persona?
Las artes y las humanidades potencian la creatividad, el pensamiento crítico, la colaboración entre personas y ayudan a desarrollar una visión del mundo amplia y multidimensional. Además, la actividad musical, tanto su producción como su recepción, representa un gran ejercicio colectivo de empatía, porque oír música es experimentar emociones muy profundas que son también de otro, del compositor, del intérprete e incluso de los demás espectadores. La música, en mayor medida que ninguna otra actividad, promueve el hábito de compartir emociones, que es un importante factor de desarrollo personal y social.
Por eso creo que las artes deben estar en la base de la educación del siglo XXI, siempre hablo de las siglas STEAM (ciencias, tecnología, ingeniería, matemáticas y artes y humanidades).
¿Qué le dirías a alguien que sueñe con convertirse en músico algún día?
Que lo piense bien, porque la profesión de músico tiene que ser vocacional. Tiene que sentirse apasionado por la música y estar dispuesto a trabajar mucho. Es una profesión muy enriquecedora, pero muy dura y exige mucho sacrificio.
Aunque sea desde lejos, ¿cómo ves el panorama de la formación musical en Galicia?
El sector musical de Galicia es uno de los más activos de España. Tiene importantes compositores, dos orquestas de mucho prestigio, la Sinfónica de Galicia y la Real Filharmonía, un Palacio de la Ópera de primera fila y diversas entidades educativas de gran nivel, como los conservatorios superiores de Coruña y de Vigo, la Escola de Altos Estudos Musicais de Santiago y otros centros. Lo más importante y lo más esperanzador, es que la población gallega acude en buen número a estas estructuras musicales y las vive con intensidad.
Son varios los músicos nacidos en Galicia que llegan a lo más alto del panorama musical. Por tu experiencia en la escuela, ¿hay mucho talento musical gallego fuera de nuestra comunidad?
Ya sabemos que el que gallego está siempre expandiendo por el mundo su talento. El musical, también.
Su infancia en A Coruña
¿Qué recuerdos tienes de tu infancia en A Coruña?
Tengo los mejores recuerdos de mi infancia en Betanzos y en el colegio de los jesuitas, donde me formé y fui feliz. La formación en ese colegio fue muy importante y ha marcado mi vida hasta hoy. Aún conservo el núcleo de mejores amigas del colegio. Estamos desperdigadas por el mundo, pero nos vemos muy a menudo.
¿Qué es lo que más extrañas de tu vida en A Coruña?
Echo de menos cuatro cosas: la familia, los amigos, el mar… ¡y la tortilla de patata!
¿Sueles venir con frecuencia a A Coruña?
Siempre que puedo, busco una excusa para ir.
¿Te planteas en algún momento vivir de nuevo en A Coruña?
Ahora tengo mi vida hecha en Madrid, donde estoy muy contenta. A corto plazo, no contemplo irme a vivir a Coruña, pero es una opción que siempre está presente.