La empresaria Bisila Bokoko

La empresaria Bisila Bokoko Foto: Olga Vallejo

Emprendedores

Bisila Bokoko: "Las empresas gallegas no son conscientes de cuánto pueden aportar"

La empresaria fue durante siete años directora ejecutiva de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos y actualmente dirige una consultora que ayuda a posicionar empresas internacionalmente

14 marzo, 2023 05:00

La empresaria Bisila Bokoko (Valencia, 1974) estará este martes en A Coruña presentando su primer libro Todos tenemos una historia que contar, donde relata su trayectoria vital, desde su infancia como niña negra en la España de los años 70, pasando por su recorrido como emprendedora, hasta convertirse en empresaria de proyección internacional. Desde su experiencia asegura que "el tejido empresarial gallego tiene un potencial tremendo".

La española de raíces ecuatoguineanas fue durante siete años directora ejecutiva de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos en Nueva York, y actualmente dirige su propia firma, BBES, una consultora que ayuda a posicionar empresas internacionalmente. Además impulsó hace una década el African Literacy Project, una iniciativa que promociona la lectura y la alfabetización en distintos países de África mediante la apertura de bibliotecas.

En su libro, el primero que publica, trata algunos de los temas que han marcado su trayectoria para intentar animar a otras personas "a diseñar la vida que quieren". La presentación será este martes a las 19.00 horas en la sede de ASCEGA (Rúa Antón Vilar Ponte, 9).

Bisila Bokoko firmando uno de sus libros (Foto: Damiàn Pullini)

Bisila Bokoko firmando uno de sus libros (Foto: Damiàn Pullini)

Pregunta: Esta semana presentas en A Coruña tu primer libro, Todos tenemos una historia que contar, ¿qué vamos a encontrar en él?

Respuesta: En el libro ofrezco mi experiencia en distintos temas para mostrar cómo podemos cambiar nuestra vida y diseñar la que queramos. Creo que todas las historias son universales y que muchas veces aprendemos más a través de las vivencias de otros que de las propias experiencias nuestras. En ese sentido, comienzo hablando de mi infancia como afrodescendiente nacida en España, y después hago un recorrido por mi trayectoria: hablo de mis experiencias empresariales, del proceso de internalización de empresas, así como mi salto a ser emprendedora y de los errores que he cometido emprendiendo. Por último trato el proceso de construcción de nuestra autoimagen y la relación con nuestro cuerpo y con nosotros mismos.

P.: ¿Necesitamos contar en nuestra vida con personas que nos inspiren?

R.: Pues yo creo que sí, porque si no tenemos referentes podemos pensar que estamos creyendo en imposibles, y ver que otras personas lo hacen y si encima son personas que han nacido en un entorno muy parecido al tuyo, sin ningún tipo de ventaja, puedes pensar: "Oye, pues esta persona lo ha hecho, ¿por qué no yo también?". Creo que es importante, sobre todo para las nuevas generaciones, saber que no siempre tienes que nacer en una familia privilegiada.

En el colegio los niños me paseaban de clase en clase porque nunca habían visto una niña negra… en aquella época ni siquiera sabía lo que era el bullying, así que tampoco podía llamarlo de esa manera

P.: Has relatado en varias ocasiones las dificultades por las que pasaste durante tu infancia y adolescencia como niña negra en España, ¿cómo ves esos años ahora?

R.: Bueno, pues imagínate en Valencia en los años 70, donde había muy poca gente negra… mi padre dice que cuando iba arrastrando el carrito conmigo la gente se paraba y decía: "¡Anda!, es un bebé negro", y querían verme. Después en el colegio los niños me tocaban el pelo, me paseaban de clase en clase para que la gente me viera porque nunca habían visto una niña negra, y cuando pasaban lista en clase y decían Bisila Bokoko, la gente se tiraba al suelo de la risa. Cogí un miedo a la visibilidad tremenda porque yo quería ser como todos los demás niños. En aquella época ni siquiera sabía lo que era el bullying, así que tampoco podía llamarlo de esa manera…

P.: No debió de ser fácil…

R.: No, además la adolescencia ya es un periodo en tu vida donde tienes bastante identidad. Mi gran crisis era: "¿Soy española o soy africana?", porque todo el mundo me preguntaba: "¿De dónde eres?", y yo decía: "De España", y ellos seguían: "Ya, ¿pero de España de donde?", y yo: "Pues de Valencia…". Tenía que explicar muchas cosas. En cambio, mi visión de ahora es que fue una gran ventaja, con todo lo que te pasa en la vida siempre tienes dos opciones: o verlo desde la víctima o verlo desde la persona que crea su vida. Todo lo que te ha pasado te va a servir para ir creando tu vida. Y creo que todos tenemos que hacer esa elección en nuestra vida, decidir si quieres funcionar en modo víctima o en modo creador.

P.: Además de las elecciones que podamos hacer como individuos, ¿crees que los gobiernos de los países deben apostar por políticas que garanticen ese acceso a distintos ámbitos y niveles a las personas que no provengan de entornos favorecidos?

R.: Yo creo que todo empieza con la educación, nos tenemos que educar en la diversidad. No creo que toda la mirada tengamos que hacerla hacia los gobiernos, porque también depende de nosotros como sociedad, y si no se siguen las líneas que queremos, deberíamos hacer cambios. En ese sentido, creo que las empresas tienen mucho que ver, porque son un reflejo muy claro de la sociedad, y si queremos realmente que las personas se integren, tenemos que dejarlas que entren a las empresas a trabajar. Y para eso tenemos que tener todos una mirada mucho más amable a las personas que vienen de fuera, porque muchas quieren aportar valor.

P.: Actualmente trabajas ayudando a empresas a posicionarse en los mercados internacionales, ¿qué retos y debilidades observas?

R.: Hay que tener una mentalidad global y actuar en lo focal, pero si no tienes esa mente global es muy difícil. Una empresa debe estar dispuesta a contar con valor diverso, con personas que piensen de manera diferente, con hombres y mujeres; a entender también la diversidad cultural, la diversidad étnica y saber a qué mercados va. Muchas veces no nos formamos para ir a nuevos mercados y podemos cometer muchos errores. Lo que te ha funcionado en tu mercado igual no te va a funcionar en un mercado exterior. Por ello hay que tener una mentalidad muy flexible, adaptarse al cambio, tener una gran tolerancia a la inquietud, y también mucha paciencia y constancia.

La gente sigue sin entender que África no es la misma que en los años 50, y en lugar de verla como un ‘partner’ la vemos como una persona a la que hay que salvar

P.: Además lideras desde hace más de una década un proyecto para construir bibliotecas en distintos países de África, ¿cómo funciona?

R.: Este proyecto empieza en el año 2010 y se llama African Literacy Projecty. Trata de llevar la lectura a los pueblos africanos, sobre todo a las zonas más rurales. Yo conocí África a través de los libros cuando era pequeña y pienso que ellos pueden conocer el mundo también a través de los libros. Y este proyecto consiste prácticamente en eso, en hacer que la lectura sea un hábito. Además, si tus padres no leen es muy difícil que tú leas, por ello tratamos de que sea también un tema familiar y que todo el mundo se empape de aprender nuevas cosas. Los africanos somos grandes contadores de historias, y siempre decimos que cuando muere un anciano se muere una biblioteca, pero siempre ha sido a través de la tradición oral. Así que también queremos que pueda transmitirse ese conocimiento.

P.: Desde Europa muchas veces vemos África como un todo, como si fuera un país y no un continente formado por muchos países con culturas y pueblos diversos. ¿Crees que deberíamos acercanos más a todas las "Áfricas" y estrechar lazos?

R.: Yo creo que nos podría beneficiar muchísimo porque estando tan cerca estamos muy lejos. Y culturalmente somos mucho más cercanos en valores de lo que pensamos. Creo que todavía existe una especie de trauma después del proceso de colonización y que la gente sigue sin entender que África no es la misma que en los años 50, ha evolucionado mucho, y en lugar de verla como un partner la vemos como una persona a la que hay que salvar. Creo que esa imagen de África es muy importante que la cambiemos. Cuando nos veamos como iguales será fantástico, sobre todo para las relaciones con Europa. Además ese acercamiento frenaría también la inmigración, porque la colaboración permitiría que los motores de la economía fluyeran mucho mejor. Así que creo que hay muchísimas oportunidades para las dos partes. Yo lo veo como un win win: ganamos todos.

P.: Tú misma cuentas que visitaste el continente africano por primera vez con 35 años, ¿cómo determinó tu vida ese viaje?

R.: El primer país de África que yo visité fue Ghana y es ahí donde empezó el proyecto de bibliotecas. Esa visita me cambió todas las estructuras. Por primera vez estaba en un país de negros, "como yo". Y luego me iba encontrando con niños y me daba cuenta que yo había tenido acceso a una educación muy privilegiada. Pero también vi que había museos, centros culturales, infraestructuras, hoteles fantásticos… Yo tenía una imagen de África muy distorsionada. A medida que he ido viajando por África he visto cosas maravillosas y he conocido también a gente empresarialmente muy potente. Hay una revolución tecnológica allí de la que no se habla mucho, tenemos por ejemplo Mountain Valley, que es como el Silicon Valley californiano pero en Camerún, y hay un hub en Ghana también. Hay muchos países que no tuvieron revolución industrial y están haciendo una revolución tecnología. A mí me parece muy potente.

En España tenemos el ‘complejito’ de ser pequeños y por eso no se nos abren todas las puertas que se nos podrían abrir, es un tema de actitud

P.: Además trabajaste en la Cámara de Comiercio España-EEUU. Con esa mirada, quizás, "más global", ¿cómo crees que se valora España desde el exterior?

R.: Pues mira, la gente cuando viene a España queda totalmente fascinada y sorprendida de lo bien que está, mucha gente que no ha venido hace tiempo tiene en su cabeza imágenes de los setenta. Y claro, España ha dado un salto espectacular. Lo que ocurre es que nosotros vamos un poco con el "complejito" de ser pequeños y por eso no se nos abren todas las puertas que se nos podrían abrir, es un tema de actitud. Estamos en un mercado donde podemos realmente estar a la altura de cualquier otro país pero tenemos ese complejo de ser un país rezagado y que no puede competir con las grandes potencias. Y creo que no es así. Tenemos muchísimo potencial en España y muchísimo talento, profesionalidad y creatividad. Esos valores los tenemos que resaltar, pero nos cuesta.

P.: Y qué nos dices de Galicia

R.: Precisamente he vivido esta situación muchas veces con la empresa gallega. Hay empresarios de toda la vida que son fantásticos y que tienen mucho que aportar y que cuando van al extranjero lo hacen con el complejo de ser pequeños. Que seas una empresa pequeña no significa que no puedas hacer cosas muy grandes. El tejido empresarial gallego tiene un potencial tremendo pero nuevamente es un tema de actitud. Galicia no es consciente de todo lo que puede aportar. Es algo que veo constantemente.

El empresario y el emprendedor tiene que ser sobre todo humanista, y entender que el centro de todo son las personas

P.: Por otro lado, desde tu experiencia como emprendedora, ¿cómo ves la situación del emprendimiento en España?

R.: En España hay cierto estigma para el empresario. El empresario es un ser que no gusta tanto y el emprendedor es un extraterrestre. Y sí, es una persona que corre en riesgo, que tiene ideas y que las pone a trabajar, y puede salir bien o no puede salir mal. Pero busca algo muy importante: la independencia; y mejorar la vida de los demás a través de sus ideas y de su emprendimiento. Otra cosa muy diferente es cómo luego el empresario o el emprendedor trata a sus equipos, cómo cuida de la gente… Existe un prejuicio frente al empresario y al emprendedor, pero creo que el empresario y el emprendedor tiene que ser sobre todo humanista, y entender que el centro de todo son las personas.

P.: Para terminar, volviendo a tu libro, después de esta primera experiencia, ¿te animarás a seguir escribiendo?

R.: He cogido confianza gracias a mi editora, a veces necesitamos a una persona que sea nuestra escalera y crea en lo que nosotros no creemos. En ese sentido, Nuria Oliveres de Plataforma Editorial vio en mi eso y dijo "tú tienes un libro y te animo a que lo escribas". Y he disfrutado mucho del proceso, sobre todo porque me he desligado del resultado, de si iba a gustar o no. Dije "si me gusta a mí y lo disfruto ya me quedo tranquila". Y eso me permitió hacer el libro de una forma muy feliz y espero seguir escribiendo.

P.: "Todos tenemos una historia que contar" y puede que también "todos tengamos un libro dentro…"

R.: Totalmente, yo animo a todo el mundo a que lo haga, escribir un libro es un proceso terapéutico. Todos tenemos algo que contar y escribir y a veces pensamos que nadie nos va a leer pero, cuántos libros tenemos en nuestras librerías que nadie lee… pero alguien se ha atrevido a escribirlos. Siempre estamos pensando en la aprobación externa y nos olvidamos de que muchas veces podemos disfrutar de los procesos sin esperar nada a cambio.