¿Qué negocio hay tras los laberintos gallegos naturales?

Lo de disfrutar de un entramado de caminos flanqueados por cipreses parece una actividad propia del pasado. Sin embargo, parece que se ha puesto de moda en Galicia: este fin de semana abre sus puertas el laberinto más grande de la península en Vilarmaior (A Coruña) y, también, una versión más pequeña pero con parque de juegos en la parroquia de Rinlo (Ribadeo, Lugo). Estas dos iniciativas empresariales nada tiene que ver, pero ambas coinciden en los mismo: están a la espera de que el (nuevo) negocio funcione.

El laberinto más grande de la península abre sus puertas en Vilarmaior

Labirinto de Breoghán FB

José Luis Meitín, delineante y técnico agrónomo de Viveiro, es el artífice de esta obra, que abre el próximo 4 de junio en el municipio de Vilarmaior (A Coruña). La idea surgió hace unos cuatro o cinco años, a raíz de ver los Petroglifos de Mogor (Marín, Pontevedra) y su gran parecido con un laberinto. Así, se puso en marcha y el resultado es el Labirinto de Breoghán, un atractivo rural que tiene el objetivo de proponer una forma de disfrute que lleve de vuelta a los orígenes.

La estructura en cuestión cuenta con 6.120 metros cuadrados y 4.000 cipreses. Es decir, un proyecto de gran envergadura que ha financiado con dinero de su propio bolsillo. Y su objetivo es netamente lucrativo, pero José Luis Meitín teme que el trabajo y la inversión realizada, una cifra que no detalla, no llegue a buen puerto. "No las tengo todas conmigo", dice Meitín ante la apertura.

A pesar de los nervios, este delineante, profesión que practica como autónomo y que es su fuente principal de ingresos, ya está pensado en posibles mejoras para el parque, pero primero quiere ver como responde el público en las primeras semanas, sobre todo, en los cometarios en Google y las redes sociales. "Tengo la mosca detrás de la oreja", confiesa.

El laberinto de Rinlo, en Ribadeo (Lugo), vuelve tras la pandemia

La historia tras el laberinto de Rinlo, en Ribadeo (Lugo), es similar a la de Vilarmaior. Tras ella también está un hombre, José Manuel Azcona, que nada tiene que ver con la naturaleza, pero que un día vislumbró un parque de juegos tradicionales y un laberinto como idea de negocio. Eso sucedió en el año 2019, momento en que inauguró el proyecto. Y aunque actualmente confiesa que "hubiera montado otra cosa", lo ha dejado todo para que esta temporada, la de postpandemia, sea un éxito.

Azcona es un guitarrista profesional nacido en Madrid. Sin embargo, los veranos pasados Galicia, a raíz de que su pareja tiene lazos familiares con la tierra, le invitaron a montar algo aquí. Un proyecto que, además, estuviera alejado de la vorágine laboral de la gran ciudad. Así, tomó la decisión de levantar en un terreno propio cercano a la paya de A Catedrais un parque temático para niños, con el laberinto y propuestas de juegos tradicionales (tiro con arco, hundir la flota, bolos, petanca, juegos de pesca, de puntería…) y otros más modernos como un futbolín humano gigante. Además, todo "hecho en madera con mis propias manos", explica el guitarrista.

Esta gran apuesta se vio trucada por el coronavirus. Por ello, durante los dos años de pandemia Azcona tuvo que compaginar su trabajo como profesor y director del Instituto de Guitarra Moderna, en Madrid, con algunas pocas aperturas del recinto durante la época de parón. Un tiempo que ha servido para que José Manuel eché más leña en el negocio: "Traspasé la escuela y ahora me voy a centrar en esto", sentencia. Por fortuna, confiesa que las previsiones para la temporada son buenas.