La banca irresponsable de los créditos a golpe de clic
Una queja sobre los créditos preconcedidos que te asaltan al entrar en la banca online, ofreciéndote endeudarte como si no tuviese importancia.
13 marzo, 2021 11:53Cada vez que accedo a mi cuenta online me encuentro con un mensaje que me anuncia alegremente un crédito preconcedido “para lo que quiera”, acompañado de un creativo dibujito. La semana pasada era una isla con su palmera y un sol radiante; hoy un chef con un cocktail frente a la fachada de un hotel, con un avión sobrevolando la escena. En lugar de hacerme soñar con paraísos lejanos o menús degustación, lo que me produce es un gran enfado. Me molesta la banalización de las decisiones de endeudamiento y que las entidades financieras traten un préstamo como un producto de consumo a golpe de clic.
Los bancos existen para garantizar la estabilidad del sistema financiero. Actúan como intermediarios entre oferentes y demandantes de fondos, y por ello es fundamental que canalicen el exceso de ahorro de unos hacia las necesidades de gasto o inversión de otros de forma eficiente. El ser un negocio tan altamente regulado (con sus barreras de entrada que les protegen) trae consigo grandes beneficios, pero también obligaciones, que últimamente parecen olvidar. Y en España esto es más importante aún que en países anglosajones, pues el panorama del crédito local está altamente bancarizado, con más del 80% del mercado en manos de los sospechosos habituales, dejando muy poco hueco para la financiación alternativa. Y es que de los bancos, donde nuestros fondos están protegidos por el sistema de garantía de depósitos, todos esperamos más seriedad que de los proveedores de fondos que funcionan llamando a un teléfono de tarificación especial.
En general el negocio financiero le resulta lejano a la ciudadanía, nos da escalofríos que nos hablen de ratings de riesgos, pignoración de activos o toda la retahíla de acrónimos para denominar tasas de cálculos imposibles. Por eso son tan importantes los departamentos de riesgos de la banca, capaces de valorar la calidad crediticia de un cliente o un proyecto. Estos analizan en detalle quién está detrás (beneficiario último), para qué quiere el dinero (uso de los fondos), cuándo lo devolverá (término o vencimiento), qué garantías ofrece, y un largo etcétera. Este análisis pormenorizado dista mucho de la “barra libre” y las “rebajas” que se promocionan por vía telefónica o digital. De hecho, en plena cuesta de enero recibí un mensaje de “llegan las rebajas a [entidad que no vamos a mencionar]”. Señores, la financiación no es susceptible de rebajas o promoción; aunque sea simple semántica marketiniana, no está bien que animemos a alguien a endeudarse porque sí. De hecho, cuando te llaman y les explicas que no necesitas incorporar un pasivo más a los múltiples problemas de tu día a día, se ponen en modo brainstorming según el manual del vendedor telefónico: “¿No tiene usted ningún proyecto que tenga ganas de acometer? ¿Un viaje que le apetezca hacer?”.
Solo espero que no pidan rescates cuando aumente la morosidad y, sobre todo, que dejen de llamarme.