¿Qué pasaría si los políticos tuviesen que ser autónomos?
¿Por qué para ser administrador de una empresa tienes que estar dado de alta como autónomo y para administrar un país, una región o un ayuntamiento no es necesario?
4 junio, 2022 11:47Políticos y empresarios no nos diferenciamos tanto como podría parecer en un primer momento, pero cotizamos en regímenes laborales diferentes.
Siendo honestos (ese rasgo que parece menos frecuente de lo que realmente es en ambos campos), lo primero que nos une es que para asumir ambas funciones necesitas tener mucho valor ya que es innegable que ninguna de las dos posiciones es sencilla ni carente de responsabilidades.
El paralelismo continúa si piensas que los políticos dirigen esta gran empresa a la que llamamos “país” y que los contratamos cada cuatro años entre todos los accionistas o “ciudadanos” que la conformamos. A partir de ese contrato, además de ser simples accionistas (pues también son ciudadanos), nuestros políticos se convierten no sólo en trabajadores (como podría ser un gerente) sino también en administradores (compartiendo la doble vertiente de ser “ciudadano/accionista” y “funcionario público/administrador”). Sin embargo, su régimen laboral será el de “empleado por cuenta ajena” dentro del régimen general de la seguridad social y con una nómina al final de cada mes.
En contrapartida, cuando un ciudadano o trabajador decide constituir una empresa se le exige que cotice como “autónomo societario” (con una tarifa “adicional” sobre un simple autónomo por formar parte de los órganos de administración de la compañía). De este modo, ese empresario deberá pagar religiosamente su cuota mensual con independencia de que tenga o no una nómina asignada por la empresa que ha creado o administra.
Esta homología desincronizada es por lo que nunca he entendido porqué para ser administrador de una empresa tienes que estar dado de alta como autónomo y para administrar un país, una región o un ayuntamiento no es necesario, con todas las “ventajas” que ya sabes que tiene eso:
- Libertad horaria: deciden tus clientes y sus necesidades (cuidado, puede significar 24 horas/7 días).
- Trabajas por objetivos en lugar de por horas y cobras según tus resultados (si el resultado de tu trabajo es insatisfactorio para el cliente o llega después de lo previsto, te arriesgas a que no te paguen la factura o no lo hagan en el tiempo acordado).
- Podrías disfrutar de todo el glamour que rodea al emprendimiento (obviamente, ironía).
Eso sí…
- Cobrarías cada mes por lo que trabajes. Si nada, pues nada. Si mal, pues mal. Si bien… pues lo acordado.
- Tendrías que pagar religiosamente tu cuota de autónomos trabajes mucho, poco o nada (que además, por cierto, hay un minucioso y no suficientemente visibilizado plan para incrementarla progresivamente a lo largo de los próximos 9 años).
- No tendrías ni indemnización ni mucho menos sueldo vitalicio. Más te vale que seas efectivo y rentable en tus tareas o puedes llegar a perder dinero trabajando (basado en hechos reales).
- Limitaciones máximas en el acceso al paro o a las bajas laborales (quizás por eso los autónomos son la especie más sana del género humano).
Políticos del mundo… ¿Quién se atreve? Prometo mi voto al primero.
Tal vez, siéndolo durante una temporada, todos entenderían mejor el escenario, las barreras y la dificultad de emprender, construir y hacer crecer una empresa y, por tanto, podrían aplicar medidas para mejorar su impulso y desarrollo.
Ahí lo dejo.