Carta de amor a un “ex” (empleado)

Carta de amor a un “ex” (empleado)

Opinión

Carta de amor a un “ex” (empleado)

“Dejar” o “ser dejado” (por un empleado) es una ruptura con frecuencia dolorosa, profesional e incluso emocionalmente. Estas palabras van dedicadas a todos con los que he “roto” o me han “abandonado”

20 mayo, 2023 10:16

Querido “ex”(empleado),

Puede que haya sido yo el que haya puesto fin a esta relación, puede que hayas sido tú porque tu cabeza ya la inunda otro (proyecto) o, simplemente, puede ser que las circunstancias o los (clientes) que nos rodean hayan forzado a que tengamos que romper nuestro vínculo, aún a nuestro pesar.  

Sea un “no es por ti, es por mí” o un “se nos rompió el amor de tanto usarlo”, lo cierto es que hoy decimos adiós a nuestra unión (profesional) y sea yo el que te deje o tú el que me abandones, estoy seguro de que ambos lo hacemos con la intención y esperanza de encontrar una nueva oportunidad de ser (laboralmente) felices en otro lado o con otros acompañantes.

No puedo evitar recordar el primer día que nuestros caminos (profesionales) se cruzaron, las preguntas que te hice y me hiciste y cómo viajé con tus palabras de ese pasado simple a un futuro perfecto en el que estabas a mi lado y de mi lado. Te elegí pensando que nuestra relación sería para toda la vida y pese a que nuestro vínculo (laboral) termine hoy, no puedo agradecer lo suficiente la confianza de que tú también me hayas elegido a mí, aunque fuese durante un tiempo de tu recorrido que finaliza aquí su trayecto.

Perderte duele, no te voy a engañar, porque dejarlo es asumir que nos hemos equivocado. No importa quién, quién primero ni quién más veces. 

En esta montaña rusa a la que llamamos vida (profesional), hemos pasado por momentos de inmensa satisfacción y, seguramente, también de frustración por ambos lados. No todo ha sido fácil y, probablemente ambos nos hemos defraudado en varias ocasiones pero estoy convencido de que hemos compartido ilusiones, esfuerzo y una visión que, aunque pudiese diferir en determinados momentos, estaba unida por el objetivo común de crecer juntos y la seguridad de que cada uno contribuiría a hacer mejor (profesional) al otro. 

Hayas tomado tú la decisión o haya sido mía, dejar de tenerte (en mi equipo) es agridulce y conlleva el amargor de no haberte podido ofrecer el entorno que merecías o el desarrollo al que aspirabas pero también el orgullo de haber compartido contigo un camino de aprendizaje en el que ahora tu talento brilla más aún que cuando nos conocimos. 

No he sido perfecto o no lo he sido para ti. También yo me he sentido incomprendido y desmotivado en ocasiones, pese a los intentos mutuos de adaptarnos, pero quiero que sepas que siempre he intentado que, en la medida de lo posible, sintieses el cariño y la admiración (profesional) que merecías. Perdón por mis errores. Gracias por tus aciertos.  

Tal vez “fue culpa de la monotonía”. Es posible que uno o ambos hayamos cambiado. Puede que pese a los intentos por estirar esta relación (profesional), al final, nos hayamos dado cuenta de que no estamos hechos el uno para el otro o no para siempre y que probablemente estar juntos nos impida conocer a alguien que nos acerque más a cumplir nuestros sueños. No sé si para llegar a ello, tendrás que pasar un periodo de descanso y reflexión o si tendré que pasarlo yo, pero deseo que ambos encontremos pronto la ilusión con la que comenzar una nueva etapa (laboral) al lado de otro compañero de aventuras que nos vuelva a hacer cosquillas en el corazón y el cerebro.

Espero que la próxima vez que el espacio-tiempo nos reúna, sonriamos al pensar en esta relación ya pasada, que cada vez que alguien saque a relucir mi nombre o el de nuestra casa (empresarial), pienses y hables de los buenos recuerdos porque los malos se hayan ya difuminado en tu mente; que cuando yo escuche tu nombre, te imagine sonriéndome ante un cumplido y, sobre todo, que ambos entendamos que formamos parte, ya para siempre, de un camino vital compartido que nos ha hecho lo que somos e incluso enseñado lo que no queremos ser.

Nunca te olvidaré. Eternamente, gracias. 

Pedro