Quién será la siguiente
Una reflexión sobre los riesgos de la normalización de la violencia contra la mujer
La flor del rododendro es efímera.
Me chiva Google que su flor dura entre 15 y 25 días. Sin embargo la sensación de un paseo cerca de los rododendros en flor puede acompañarnos durante todo el año.
Lo mismo pasa con las personas buenas que nos tocan con su esencia, las personas vitamina que con un ratito de su tiempo y sus buenas formas nos dejan ese soplo de aire fresco.
Y en el polo opuesto tenemos las personas que con sus actos, con su mera presencia o con su existencia inundan la esfera vital de otro seres humanos convirtiendo el terreno en un superficie yerma.
¿Os imagináis que cada persona se identificase por sus características con una especie árborea, con una flor…? sería cuanto menos curioso ver cual nos correspondería.
Tomar un café y saber que esa persona que tenemos en frente es una alstromelia y requiere ciertos cuidados o que nos encontramos ante una surfinia. ¿Y si lo que tenemos en frente tiene apariencia de flor y se trata de otra especie?
Esto nos permitiría llevar con nosotros una suerte de caja de herramientas que permitirían descifrar intenciones y necesidades que a simple vista no se ven. ¡Cuántos problemas de comunicación se evitarían!
Este artículo que puede sonar banal tiene su causa en el suceso acaecido en Carballo estos días, esa brutal agresión a Alejandra.
Habría decidido no pronunciarme sobre el tema pero me es imposible cuando es algo que ocupa mucho espacio en mi cabeza. La hiperempatía tampoco me ayuda, pensar en esas horas previas, en esa discusión en las secuelas que esto le traerá no hace más que acrecentar mi interés porque encontremos solución.
El otro día compartía José Luis Pardo en Linkedin una reflexión sobre la sociedad que culminaba hablando sobre cómo podría la tecnología ayudar en estos casos y yo me sumé a esa reflexión pensando: ¿qué se podría aportar? Pero para empezar como todo en proceso de optimización de datos, tenemos que tener los datos y no desecharlos como en el caso de Carballo que existía una denuncia por vejaciones y no fue tenida en cuenta por lo que no había seguimiento.
No culpemos a las víctimas de no identificar a la especie que tienen delante, no nos coloquemos en posición de juez para saber que habríamos hecho o no en su lugar… no lo hagamos porque no ayudamos en nada con eso.
En el momento en que se normaliza un comportamiento machista o le restas importancia, se abre la puerta a un escalón superior en el que de no pararlo a tiempo el resultado será la violencia física.
“Sólo” exigimos respeto porque en el punto en el que estamos debemos exigirlo no podemos seguir dando pasos atrás. Es necesaria la concienciación en los colegios y también a la sociedad que parece que sólo nos reunimos con este tema cuando hay una manifestación.
¿Y si nos reunimos antes? ¿Y si hablamos del tema antes de sea tarde? Si hablamos con las autoridades para que sepan lo importante que es su trabajo en esa primera aproximación y en ese primer paso de la víctima para que entiendan que no deben juzgar si la situación entramaba riesgo o no “simplemente” cumplir con su trabajo o seguir los protocolos.
No queremos minutos de silencio. Me cansan los simbolismos, nos podemos vestir todos de violeta que sin una implicación real de la sociedad no servirá de nada.
Queremos seguir dando paseos a la sombra de los rododendros, libres y seguras.