Es domingo y a la hora del vermú hay ambiente por la calle Galera. En uno de los rincones de la plaza del mismo nombre, está O Candil, una cervecería clásica de la ciudad, donde hoy se celebra la Feria mensual del disco. La idea de organizarla fue de Pablo Vasco, quien hace un par de años decidió vender algunos de los discos de su colección. “Empezamos en la Ciudad Vieja, y desde hace un año estamos en O Candil todos los primeros domingos de mes”, cuenta.

Entre los visitantes no sabe decir si predominan más los nostálgicos “que vivieron en la época del vinilo”, o más bien los jóvenes en la treintena que “se suben al carro”. Lo que está claro es que quien se engancha a coleccionar discos, es ya un cliente habitual cada mes.

Pablo Vasco, organizador de la feria mensual, con un disco de King Crimson de 1969 (Quincemil)

Aunque las discográficas están reeditando, los más buscados son siempre los discos originales. De los estilos, aunque en la Feria hay de todo un poco, percibe una predilección por el hard rock y el rock progresivo. “Es curioso, pero el pop rock nacional es lo que menos se mueve, pese a todos los seguidores que tiene”, reconoce. Si tiene que destacar alguno, elige el primero de los discos de King Crimson, grupo pionero y referente del rock progresivo. Precisamente de este estilo musical es el disco más caro a la venta en la Feria, que alcanza los 90 euros. “En este caso, el precio no es porque sea bueno, sino porque es una rareza de una de las pocas bandas que hizo este tipo de música en la España de los ‘70″, comenta Pablo.

Exclusividad y calidez

Desde que las discográficas han dejado de editar formato CD, el interés por los vinilos ha resucitado. “Por el momento no se puede copiar el vinilo, lo puedes digitalizar, sí, pero pierde su esencia”, explica el organizador.

Diego y Jessica, con uno de los hallazgos en la Feria del disco (Quincemil)

Algo en el que coincide plenamente Diego, que ha venido buscando clásicos de la electrónica y música jazz. En esta ocasión, se lleva uno de música africana y otro de Vangelis. "La calidad de lo digital no vence a la calidez de un vinilo” asegura. La Feria le parece un referente porque “hay muy pocas tiendas donde comprar, y las que hay están cerrando”. A lo que añade que “comprar discos por internet también es una opción, pero prefiero tener la opción de ver y tocar". Con una sonrisa, reconoce que ha comprado discos que ni siquiera ha escuchado todavía, "lo que importa es el fetichismo de saber que lo tienes".

Teresa González, con el vinilo de los Whitesnake (Quincemil)

Otra de las presentes en la Feria es Teresa, que se declara “cliente habitual y militante de las ferias del disco”. Viene buscando vinilos originales de la década de los ‘80 ya que, según confiesa, desde siempre le ha gustado el rock. “Mi padre era un yeyé, fue quien me enseñó sobre música y con quien empecé a coleccionar mis primeros discos”. Se decanta por llevarse esta vez el disco “Santos y pecadores” de la banda británica de hard rock Whitesnake, aunque ya está pensando con qué va a sorprender a sus oídos el próximo mes.