Es un gesto cotidiano para muchos holandeses: consultar la web o la aplicación de Buienradar en su móvil para saber el tiempo que va a hacer. En un país donde tener todo programado al minuto es una seña de identidad, esta aplicación que predice la lluvia ha triunfado.

El nombre se podría traducir como “radar de lluvia” y se ha convertido en uno de los sitios web meteorólogicos con más éxito de Europa. Se le ocurrió a los hermanos van Cappellen en 2006. En poco tiempo llegó a tener más de 50 millones de visitantes al mes. Cuando un nubarrón de tensiones familiares se plantó sobre los hermanos, sus fundadores vendieron la aplicación en 2011 a RTL, un grupo luxemburgués de comunicación.

A día de hoy Buienradar sigue funcionando y suma casi 1 millón de seguidores en Twitter. La filosofía con la que sigue creciendo es la de que el clima pertenece a todos, por tanto nadie tiene que pagar por saber el tiempo que va a hacer. Por otro lado, tener acceso a la información hace tomar mejores decisiones. Para saber qué te pones mañana, si puedes salir con la bicicleta o si es necesario regar la huerta.

Faro de Cabo Touriñan en justo en el momento de la llegada de la borrasca "Felix" en 2018 (Quincemil)

Además de permitir visualizar el avance de la lluvia en tiempo real a través de mapas, Buienradar ofrece otra información conexa en relación al clima. Tiene apartados sobre predicciones del estado del tráfico, el grado de acumulación de polen en el aire y también la de mosquitos cuando llega el verano.

Lo cierto es que hasta en Buienradar reconocen que se equivocan. Dicen los expertos que, en general, una predicción meteorológica más allá de 7-10 días solo tiene un valor orientativo. En el caso de la estadounidense Accuweather, ofrece desde 2016 la posibilidad de consultar predicciones con 90 días de antelación. Algo que solo es posible en base a mediciones históricas, y hasta de un poco de imaginación.

¿Funcionaría en Galicia?

La climatología gallega da para todo un estudio sociológico sobre su influencia en el carácter y la manera de hacer planes, además de inspirar algún que otro chiste. Si en los Países Bajos son más de cálculo milimétrico, aquí a veces nos dejamos llevar más por el “se chove, que chova”.

Pero no por ello se renuncia a un buen pronóstico. Eso sí, hay métodos singularmente propios. En A Coruña nos guiamos más por la intensidad del olor que desprende la refinería o el número de gaviotas sobrevolando la ciudad. A más decibelios y alboroto de estas aves, más próxima e intensa la tormenta. Hay quien lee las nubes, y quien se deja llevar más bien por la dirección en la que sopla el viento.

Día de paraguas en Galicia (Quincemil).

También en Galicia se han desarrollado sistemas científicos para predecir con mayor precisión nuestra montaña rusa meterológica. Hace unos años Alejandro Ramos Soto, doctor en Informática por la Universidad de Santiago de Compostela, creó Galiweather, que ahora gestiona Meteogalicia. Usando inteligencia artificial, extrae los datos que proporcionan las estaciones meteorológicas repartidas por todo el territorio y los traduce directamente a lenguaje natural.

Al final, ya sea por no hablar de otra cosa, o por empezar hablando de algo, todos hablamos del tiempo.