Las 10 cosas que no te puedes perder de Galicia
Te proponemos una lista de planes únicos para conocer mejor nuestra tierra, seas del norte, del sur o de fuera. No te pierdas estos diez lugares gallegos
3 mayo, 2019 19:17Artículo elaborado por Ana Narváez y Brais Capelán
¿Con ganas de descubrir cosas nuevas en Galicia? ¿Vienes de viaje y no sabes qué visitar? No te preocupes, tenemos una extensa guía con 10 propuestas únicas. Algunas son clásicos del turismo gallego, como As Catedrais, y otras son ideas más alternativas, pero igual de reconfortantes. Del Norte al Sur y del Este al Oeste, aquí tienen nuestras ideas para que disfrutes de esta maravillosa tierra.
De paseo por Fuciño do Porco
En el concello de Vicedo (Lugo) se encuentra Fuciño do Porco. Se trata de un saliente rodeado del mar Cantábrico que recibe este nombre por la forma que presenta visto desde los barcos que pasan próximos a él. Su nombre oficial es Punta Socastro y permite a quienes acceden ver la ensenada de A Pereira y la isla de Coelleira al Oeste, el islote de A Gaveira y el Monte Faro, la playa de Area o la ensenada de Esteiro al Este.
Para acceder a este punto hay que caminar durante más de un kilómetros por pistas forestales y recorrer los 500 metros finales de pasarela, en los que ya observaremos el mar y sus acantilados en todo su explendor. Este saliente en el mar ganó muchos adeptos en los últimos años por las expectaculares imágenes que permite capturar. Toda la zona goza de una gran popularidad turística, pues a escasos 20 kilómetros está el banco más bonito del mundo, en los acantilados de Loiba.
Se trata de un breve pero sinuoso paseo entre naturaleza y mar, que nos permitirá conocer el paisaje de la costa norte de Galicia.
La Praia das Catedrais
No muy lejos de Fuciño do Porco, a unos 60 kilómetros al Este, está la famosa Praia das Catedrais. El efecto de la naturaleza y el mar durante cientos de años provocó que la piedra se erosionase y crease arcos a lo largo de este arenal, permitiendo a los visitantes pasar por debajo mientras pisan la arena.
Es uno de los principales reclamos de Galicia. Por ello, la Xunta decidió limitar su acceso para evitar que la sobrexposición estropease este paraiso natural. Para poder bajar un pasear entre las rocas hay que reservar entre los meses de julio y septiembre.
Hay que extremar la precaución, pues la marea no permite acceder a la playa en ciertos momentos del día. Además, al ser un entorno natural, pueden caer cascotes de las rocas, aunque desde la Administración se trabaja por maximizar la seguridad.
La Praia das Catedrais es otra de las muestras de que en el norte de Galicia el mar nos enseña una belleza desmesurada. Una visita obligada para quienes nunca han estado.
Comer pulpo á feira en Melide
En el tramo final del Camino inglés a Santiago nos encontramos con uno de los platos más características de Galicia: el pulpo á feira. En Melide son especialistas en esta delicatesen culinaria, aunque compiten con otras localidades gallegas como O Carballiño (Ourense) o A Coruña por ver quién hace el mejor pulpo.
Puede parecer un plato de elaboración sencilla, en el que destaca la materia prima, pero su preparación tiene sus secretos y tradiciones. Sus cocineras y cocineros cuidan mucho cada paso, desde el cocido del pulpo al aliño con pimentón final.
Este plato es tradicional de ferias, fiestas populares o romerías de toda Galicia. Ya decía el escritor Álvaro Cunqueiro que el pulpo cuando mejor sabe es en verano a la sombra de un árbol. Por tanto, no es necesario ir a Melide para degustarlo, pero si te queda de camino hay varios locales de reconocida fama.
Ir de pinchos por Lugo o Santiago
La piedra es el elemento predominante en los cascos históricos de Galicia. Desde pequeñas villas a ciudades de más de 100.000 habitantes, los elementos culturales y turísticos se fusionan con los gastronómicos. Un buen plan para conocer localidades con tanta historia como Lugo o Santiago de Compostela, u otras más pequeñas como Betanzos, es tomando algo en sus numerosos locales de hostelería y disfrutando de los pinchos que acompañan a la bebida.
En Lugo se ha convertido en habitual que muchos visitantes aprovechen las horas previas a la comida o la cena para tomar algo en las terrazas del interior de la Muralla. El acompañamiento de la bebida es casi obligatorio y los locales compiten por ofrecer los mejores pinchos. En Santiago, por otro lado, también es habitual acabar saciado gracias a la comida que sirven por un par de consumiciones. Su casco histórico, repleto de peregrinos, es un hervidero de establecimientos hosteleros. Prácticamente todos ofrecen comida cuando se pide un refrigerio. Una forma distinta y deliciosa de descubrir los secretos de la Galicia más antigua.
De ruta por la Costa da Morte
Quien busca un viaje a localidades pequeñas y con encanto tiene en la Costa da Morte un gran destino. Hay diferentes lugares que visitar obligatoriamente si decidimos ir a esta zona.
Uno de ellos es Malpica, un pueblo marinero situado en la comarca de Bergantiños. También Laxe tiene tradición de pescadores y cuenta con una gran playa que recorre todo el pueblo. Otra opción de interés es Vimianzo, donde podremos visitar su castillo y conocer la historia de los Irmandiños. Más al sur, el casco histórico de Corcubión o Muxía y su santuario de A Barca son visitas muy recomendables.
Si, por el contrario, buscamos escapar de la civilización, también podemos recorrer los faros de la Costa da Morte, como cabo Vilán, en Camariñas, o el de Fisterra, que pone fin al Camino de Santiago. Otra opción, más al interior, es conocer lugares como Verdes, en Coristanco, los Batáns do Mosquetín, en Vimianzo, o pasear entre carballos en Zas.
Un catamarán por la Ribeira Sacra
Esta maravillosa región del interior de Galicia, a caballo entre la provincia de Lugo y Ourense, es la tierra de la viticultura "heroica". Desde tiempos ancestrales, sacar los racimos de uvas cada mes de septiembre significa trepar por los empinados bancales donde crecen las cepas, que van a caer al área de confluencia de los dos ríos gallegos principales, el Miño y el Sil.
Para admirar la belleza del paisaje, nada mejor que un paseo en uno de los catamaranes que realizan varios recorridos por los meandros como el de O cabo de mundo. Es recomendable llevar reserva previa porque muchos fines de semana, y especialmente los puentes, no quedan plazas.
No puedes perderte San Miguel de Eiré, una pequeñísima iglesia del siglo XII. Si llegas y está cerrada, no dudes en preguntar a quien te encuentres en la aldea que te diga quién del pueblo custodia la llave para mostrártela. Y por supuesto, el Monasterio de Santo Estevo. Las curvas de la carretera que conducen hasta él merecen la pena. Entenderás por qué la región ha sido postulada a ser Patrimonio de la Humanidad.
Pásate también por Monforte de Lemos que alberga el impresionante "Escorial Gallego". El colegio de Nuestra Señora de Antigua es una referencia de la arquitectura de estilo herreriano en Galicia.
Termas con una copa de vino en Ribadavia
Un barrio judío y una fiesta de la Historia en la que la villa revive cada año su época de esplendor, son algunos de los atributos de Ribadavia, la Capital del Ribeiro y epicentro de la Denominación de Origen de sus vinos.
Debe su nombre al paso del río Avia y tiene iglesias románicas como la de San Juan o la de Santiago, del siglo XIII, y joyas góticas como Santo Domingo. Conserva también un castillo y parte de la muralla medieval en el que cada verano se celebra la Mostra de Teatro.
Ribadavia se ubica a solo 30 kilómetros de Ourense, en un área termal que se extiende desde esta capital de provincia y que es reconocida por sus propiedades desde tiempos de los romanos.
Desde Ribadavia puedes acercarte a las Termas de Prexigueiro, que permanecen abiertas hasta que cae la noche para que te envuelvas en una sensación que es casi mágica. En medio de la naturaleza, con música zen y sin contaminación lumínica. Todo en el agua viendo las estrellas… o mientras cae la lluvia y disfrutas de una copa de Ribeiro.
Embarcarte a las Cíes en Baiona
Una villa marinera que conserva aires de nobleza. Baiona fue el puerto al que arribó la caravela La Pinta tras el primer viaje en el que Colón pisó continente americano y también el puerto en el que se concentraba la Armada de Felipe II para hacer frente a los piratas ingleses.
El Parador forma parte de su inconfundible paisaje. Se ubica en la península de Montereal, protegido por un recinto amurallado medieval muy bien conservado por el que merece la pena pasear. Desde allí podrás divisar las maravillosas Islas Cíes, para luego, desde el puerto, embarcarte rumbo a ellas. Las islas cuentan con playas como la de Rodas, de aguas cristalinas que solo tienen que envidiar al Caribe la temperatura.
Ver la desembocadura del Miño desde Santa Tecla
El Castro de Santa Trega, o Santa Tecla, es una de las mejores representaciones de la cultura castreño-romana de Galicia, declarado Monumento Histórico Artístico. Además, la visita tiene un alto valor paisajístico. Los castros se solían construir en zonas elevadas, para permitir otear a posibles enemigos en el horizonte, así que desde lo alto podrás apreciar la impresionante panorámica de la desembocadura del río Miño y ver en el horizonte Portugal.
Cuenta además con un Museo Arqueolóxico (MASAT), que interpreta todos los hallazgos de la excavación realizada en este Castro. Desde el área de Turismo de A Guarda organizan visitas guiadas los fines de semana de los meses de mayo y junio.
Después de la visita, no estaría mal un pequeño homenaje con los productos típicos del lugar. La langosta, las navajas o las zamburiñas son cosas que no te puedes perder, y que encontrarás en la mayoría de los restaurantes de A Guarda a un precio razonable.
Hacer un tramo del Camino por Sarria
La tierra de Sarria es región de paso del Camino de Santiago, pasear por sus bosques puede hacerte sentir por un par de horas un peregrino.
La etapa desde Samos a Portomarín es probablemente una de las más bonitas del Camino a Compostela, o como mínimo la que te permite adentrarte en la Galicia rural más auténtica, en un recorrido que transcurre entre carballeiras autóctonas.
La tierra de Sarria se encuentra a unos 114 kilómetros del destino final, Santiago, y es punto de partida para muchos peregrinos. Además es un punto neurálgico del recorrido, ya que en Sarria se conecta el Camino de Santiago Francés, con el Camino del Norte.
Puedes probar las anguilas, típico plato en la zona, y después visitar el convento de la Magdalena en Sarria. Luego continuar hasta el monasterio de San Julián, encajonado entre las montañas y parada obligatoria para peregrinos y turistas en Samos.Empezó a construirse en el siglo VI, y cuenta con uno de los claustros más grandes y bonitos de España.