La Navidad se vive, y mucho, en la casa de Tatiana. Esta mujer, que aterrizó en A Coruña hace 20 años proveniente de Rusia, vive esta época del año con mucha ilusión. Un ilusión que traslada en forma de luces y adornos navideños situados en cada esquina del salón y del pasillo de su piso de Adormideras.

Son cientos y cientos los adornos que posee esta coruñesa de adopción que vive con gran entusiasmo esta época del año. "Cada año compro un adorno nuevo", asegura Tatiana, quien nunca llegó a contar uno a uno las diferentes figuras navideñas que posee: "Son infinitas".

Tatiana suele empezar a decorar su hogar en el mes de noviembre y durante dos semanas ubica cada uno de sus adornos en su sitio. El estilo y los colores los cambia de un año para otro: "Busco que sea diferente. No quiero que todos los años sea del mismo color". Hasta finales de enero, las luces y los adornos dan vida a esta casa en la que vive Tatiana sola.

Su pasión por la decoración navideña le viene desde pequeña, pero, según nos confiesa, en su país, Rusia, su familia no disponía del suficiente dinero como para realizar un importante gasto en adornos de Navidad. Así que, a su llegada a Galicia, no lo dudó ni un momento: decoraría con todo lujo de detalles su nuevo hogar. Y eso es precisamente lo que lleva haciendo estas dos últimas décadas.

Prefiere no hacer cálculos de cuánto dinero tiene invertido en luces y adornos de Navidad: "Me asustaría", confiesa entre risas. Pero, entre tanto adorno, habrá alguno que sea especial. Cuando le preguntamos por esa figura que guarda con especial cariño, Tatiana lo tiene claro: una bola de Navidad de Moscú. Y es que, pese a la distancia, su país siempre está muy presente. También en su llamativa decoración navideña.