Canarias y Galicia están muy lejos, comparten el océano Atlántico, pero a veces las une lugares inesperados, como Madrid. Allí fue donde se conocieron Raquel y Javier, y la historia de amor surgió rápidamente. Hace dos semanas se casaron en la Finca Montesqueiro de Oleiros, muy cerca de la casa de ella, y sorprendieron a los invitados con un evento muy especial.

Raquel y Víctor saliendo de la iglesia de Santa Eulalia de Liáns, en Oleiros

Con la ayuda de la empresa de eventos coruñesa Sugema, los novios convirtieron el emblemático recinto de bodas de Perillo en un homenaje a las discotecas de los años 80. La boda transformó la finca, cubriendo sus jardines con cientos de luces Micro-LED y poblando sus diferentes rincones con bolas plateadas de todos los tamaños y versiones: bolas hinchables en el jardín y bolas de discoteca en el interior. Las flores las puso Ombu.

Los jardines de la Finca Montesqueiro decorados con miles de luces LED y bolas gigantes Cedida

Cada mesa tenía una caja sorpresa

Para el banquete en la planta superior de la finca, los novios decidieron simular que todo se trataba de un hotel. Los invitados llegaban a la recepción y recibían de las azafatas una llave que les indicaba en qué mesas estaban, bautizadas con nombres de playas gallegas y canarias.

En cada mesa había una caja que solo una de las llaves podía abrir, y dentro de ellas había pulseras para la fiesta y un letrero luminoso con el nombre oficial de la mesa.

La fiesta también tuvo sorpresas, ya que la música la pusieron el grupo La Repera y más adelante Quique AV, el DJ de las influencers. Ahí fue cuando la pista de la Finca Montesqueiro se encendió, convirtiéndose en un homenaje a la música disco de los años 80. La fiesta duró hasta bien avanzada la madrugada.

La recepción de la Finca Montesqueiro simulando ser la de un hotel Cedida

Las mesas del banquete nupcial escondían sorpresas Cedida

La pista de baile de la Finca Montesqueiro, decorada como una discoteca Cedida