La Mariña Lucense se extiende desde O Vicedo hasta la ría de Ribadeo, con una longitud aproximada de 114 kilómetros. Este territorio muestra paisajes espectaculares a todo aquel que lo visita: desde playas salvajes e ideales para amantes de los deportes de agua hasta playas acogedoras y muy familiares con Bandera Azul.

Esta zona del norte de la provincia de Lugo reúne un total de 70 arenales, con multitud de posibilidades y características, mientras que el resto del espacio costero se forma con acantilados, dunas, rocas, lagoas, marismas, rías y espacios naturales protegidos, además de municipios y villas con un valioso patrimonio cultural e histórico.

Si aún no tienes destino para las vacaciones de verano, pero tienes claro que quieres hacer snorkel y descubrir la fauna marina que habita en el Cantábrico, este artículo de Quincemil te podría interesar, porque a continuación te vamos a revelar una de las mejores playa para practicar este deporte.

La mejor playa para hacer snorkel

Playa de Portocelo Turismo de Galicia

Sin más rodeos, la playa de Portocelo es un lugar perfecto para hacer snorkel por la gran diversidad de fauna y flora marina. Sus aguas, tranquilas y de color azul turquesa, constituyen ricos ecosistemas para la práctica de pesca y submarinismo. 

Este arenal se encuentra en el entorno portuario de Porocelo, en Xove (Lugo), también de gran belleza paisajista. Tranquila y solitaria, esta es una playa de muy escaso oleaje, puesto que está resguardada dentro de la ensenada del mismo nombre.

En altamar se divide en dos arenales: Portocelo y Canelas. Ambas perfecta para la práctica pesquera, tanto desde la cosa como del mar, así como otros deportes marinos, como submarinismo y snorkel. Disponen de todo tipo de servicios: área de descanso, aparcamiento, servicio de limpieza, baños y duchas públicas.

Si tienes suerte podrás observar algunos de los peces que habitan a la zona gracias a sus aguas tranquilas y cristalinas. Y si quieres explorar la zona, te recomendamos visitar las ruinas de la Ermita de San Tirso, que quedó en desuso en 1930.

La leyenda cuenta que el cuerpo del Santo llegó hasta el mismo acantilado en una barca de piedra, que se puede contemplar al bajar la marea en la orilla del mar. Además, desde este punto se puede observar un conjunto de pequeñas islas conocidas como Isla de Cal, Meás y Punta Merixe.