Costiña Villas: un lugar en Galicia para conectar con la serenidad
Inspiradas en los castros celtas, estas villas proponen un refugio alejado de las prisas de los núcleos urbanos al ofrecer un espacio de serenidad en el que cada detalle está pensado para vivir una experiencia que se completa con una propuesta gastronómica única
12 septiembre, 2024 05:00Contenido patrocinado
Pasar una noche (o varias) en este complejo exclusivo en el corazón verde de Galicia, es el plan ideal para disfrutar de la serenidad que la naturaleza ofrece y dejar correr las horas a un ritmo que desconoce las prisas.
Costiña Villas dispone de 7 originales villas que miran al exterior y en las que tendrás tu privacidad ya que la visibilidad de lo que sucede o de quien está en una u otra es prácticamente nula. Sus amplios ventanales y sus puertas hacia la pequeña terraza de cada villa permiten que el sonido de la naturaleza y la luz entren a través de ellos, colándose entre los cuidados detalles de su decoración interior. Cuando llegas al complejo se crea en ti un deseo de querer parar el tiempo y de no irte nunca de allí; la tranquilidad, el silencio y todos los elementos del complejo te cautivan.
Las villas son muy funcionales y están decoradas con muy buen gusto, no dejan de lado en ningún momento su marcado carácter de conexión con la serenidad de la naturaleza, siendo un punto importante los detalles de colorimetría, los materiales y como no la iluminación, la cual permite a los huéspedes crear diferentes ambientes para estar a gusto en cualquier momento del día.
Ubicado en la localidad de Santa Comba (A Coruña) en plena comarca del Xallas, Costiña Villas cuenta con parking privado para comensales y huéspedes. Aún así, el equipo de Costiña ha pensado en la comodidad íntegra de cada cliente y ofrece un servicio de transfer para los que prefieren olvidarse del coche y de los mapas para dejarse llevar a través de las carreteras gallegas que tienen como destino tu villa.
Despierta con un desayuno gastronómico
Si dormir en Costiña Villas es sinónimo de paz y tranquilidad, despertarse en este complejo inspirado en los castros celtas no se queda atrás.
El olor de los productos frescos del desayuno Gastronómico Costiña te conducirá hasta la villa central para comenzar la mañana entre tostadas crujientes con mantequilla artesana de Santa Comba y mermeladas, quesos gallegos artesanos, lomo ibérico Joselito o frutas de temporada… entre otras muchas delicias caseras. Para acompañar, además de infusiones en flor, cafés de especialidad o zumos recién exprimidos, no faltará el Champagne Taittinger.
Toda una explosión de sabores que hará despertar tus sentidos en este lugar tan relajante y exclusivo.
Quédate a comer… y a vivir la sobremesa
Y si después de la experiencia de las villas con el desayuno gastronómico te quedas con ganas de más, Manuel Costiña se ha sumergido en los recuerdos culinarios de su familia para elaborar un menú que homenajea los 85 años de trayectoria de este lugar que nació como casa de comidas y que con el paso del tiempo se ha adaptado a la clientela ofreciendo algo mucho más que un restaurante; una forma de vida.
Manuel, nos abre las puertas de su casa como si fuese la nuestra, propone un menú basado en las recetas familiares llevadas a una nueva dimensión gastronómica, versionándolos y dándole su toque personal. El Menú Costiña 85 es estacional y se sirve a mesa completa, siendo posible adaptarlo a preferencias o intolerancias. Los sabores y texturas de productos de proximidad dan lugar a platos en los que nada es lo que parece, demostrando que una experiencia gastronómica así solo se puede vivir en Costiña.
Para acompañar, déjate llevar por algunas de la exquisitas referencias de la bodega y termina esta comida tan especial con una sobremesa en uno de los espacios más acogedores de la propiedad, en el que por cierto albergan una de las botellas más exclusivas del mejor whisky del mundo, entre otras muchas joyas que piden ser acompañadas de unos Costiña Chocolat, pequeñas rocas de chocolate elaboradas artesanalmente una a una.
Bienvenidos a la casa de Manuel Costiña.