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Zabó: escaparse a un rincón del Caribe sin salir del centro de A Coruña
Situado en una de las calles más turísticas de A Coruña, la Franja, Mari decidió acercar cultura y la gastronomía venezolana. Aquí uno puede probar el sabor de la arepa mientras bebe una auténtica piña colada.
11 julio, 2019 16:34Sentirse como en el Caribe a un paso de la Plaza de María Pita de A Coruña. Suena extraño, sí; pero es posible. Zabó es un restaurante y cocktail bar que busca llevarnos al rincón más soleado del Caribe para disfrutar de bebidas y comida fresca llena de sabores tropicales en el centro de la ciudad de A Coruña, justo al lado de la Plaza de María Pita. Y así nos lo ha hecho saber, Mari Matos, impulsora de este local de hostelería, situado en la céntrica calle de La Franja.
Entre marisquerías y locales tradicionales de comida gallega nos encontramos con este llamativo local que acaba de cumplir un año de vida. En mayo de 2018, esta venezolana decidió montar un local en el que pudiese ofrecer a los coruñeses los deliciosos platos de su tierra. Hija y nieta de gallegos, Mari, cuida cada detalle para conseguir que su cliente viva una auténtica experiencia caribeña.
Su hija Daniela Martí, diseñadora grafica, se encargó de la imagen corporativa del local, un lugar en el que uno puede degustar una arepa o un tequeño al más puro estilo venezolano acompañado de un delicioso cóctel elaborado por el gallego Miguel Martínez Purriños, coctelero y estudiante del último año de Química.
Tras vivir en Venezuela y Estados Unidos, Mari y su familia decidieron volver a la tierra de sus antepasados. Ahora, cinco años después de su vuelta animan a todo el mundo a "enzaborarse"– así es el lema de este local-.
Desde este mismo jueves, además, amplían su horario y abrirán también al mediodía. Así que ahora, además de probar sus deliciosos platos venezolanos y sus cócteles, uno también puede ir al Zabó a tomarse un café o un batido, como hicieron Mari, Miguel y Daniela mientras charlábamos.
Una auténtica experiencia caribeña
¿Cómo surgió el proyecto de Zabó?
Mari: Nosotros somos hijos de retornados, veníamos de vacaciones en verano a A Coruña y comíamos tortilla, empanada, ensaladilla… Al vivir en Venezuela toda la vida también comíamos comida venezolana. Así que una vez de vuelta en España, y pasado un tiempo, pensamos que nosotros no íbamos a vender pulpo ni empanada porque ya hay locales que lo hacen genial. Sí hacíamos algo tenía que ser con el sabor nuestro de allá. Pensamos en hacer algo venezolano, aunque más bien caribeño.
A Coruña es preciosa, pero cuando pasan muchos días sin que salga el sol… Queríamos que hubiese un sitio en el que tú dijeras: "Por un ratito, me escapaba al Caribe. Y me he tomado una Piña Colada o un Mojito que sabe a Caribe". Queremos que la gente tenga la sensación de que entre la música, el ambiente, la comida y esos cócteles… está de vacaciones.
¿Por qué el nombre de Zabó?
Mari: Nosotros pensamos que hiciéramos lo que hiciéramos teníamos que poner sabor, nuestro sabor. Pero Sabor como nombre no quedaba bien. Mi hija, que es diseñadora gráfica, vino una mañana y trazó de primeras el logo. ¿Por qué Zabó? Es algo corto, no nos va a identificar inmediatamente y sí que va de sabor. El segundo nombre, Enzabórate, elegimos la palabra enamórate pero con sabor. Es enamórate con sabor.
¿Cuál es la filosofía de Zabó?
Mari: Aquí se pretende que la gente sea feliz. El buen rollo que se maneja aquí yo creo que se transmite.
¿Cuál es vuestro público?
Mari: Zabó está dedicado a todo el mundo. No es exclusivo para el público latino, que son minoría; sino que va dirigido al público de A Coruña y, en general, al público español. Tenemos muy buena acogida entre los turistas, sobre todo con los europeos.
¿Cómo está siendo la acogida entre los coruñeses?
Mari: Increíble. La gente se enamora de la comida. Tú no ves los platos de vuelta con comida. Quizás también influye que todas las elaboraciones son caseras. Los nombres de los platos son como en Venezuela. Si tú me vendes un caldo gallego de grelos, o un sushi, pues yo también lo llamo por su nombre. Me parece lo más justo.
El sabor de Venezuela en el centro de A Coruña
¿Que diferencia a Zabó de otros restaurantes latinos?
Mari: Más allá de la decoración del local y de la ubicación, yo creo que es la suma de varias cosas. Pero aquí los platos son tal cual como en Venezuela. Desde el coctel al tequeño, le imprimimos nuestro toque de cariño. Aquí (en Zabó) se mima al cliente. Mi gran aspiración es que todas las personas que vengan se vayan contentas.
¿Cuáles son los platos más demandados entre el público?
Mari: Tequeños y arepas, imperdibles. ¿Qué pasa con los tequeños? En A Coruña, yo ya había comido tequeños antes de abrir nosotros; pero no eran hechos ni con la masa, ni tienen el tamaño ni el queso que se utiliza en Venezuela. Eran una versión del tequeño venezolano. Nosotros lo que hacemos es conseguir en España el queso más parecido, prácticamente igual, para hacer el tequeño como es en Venezuela.
Las empanadas venezolanas, que son media lunas; y las arepas, con tres tipo de masas, también son muy solicitadas. Una de las creaciones que más cuesta introducir es el plátano macho verde. Mucha gente cree que les va a saber a banana. Para nada. Y si hay que hablar de platos a compartir, junto con los tequeños, los nachos son lo que ma salen en las mesas de tres o más personas.
El sabor de un auténtico perrito americano
También hay perritos y hamburguesas.
Mari: El perrito callejero que tenemos es lo más parecido al perrito caliente que te puedes comer en Venezuela, Nueva York o Chicago. No es un perrito normal de aquí. También ofrecemos en nuestra carta dos tipos de hamburguesas, en la que trabajamos mucho con vegetales, lo que le confiere una textura mucho más jugosa. A mayores de todo esto, ofrecemos un plato degustación para que así la gente pueda probar un poco de todo.
¿Y de postre?
Mari: Al principio no teníamos postre pero la clientela nos lo pedía. Ahora tenemos dos opciones: la tarta tres leches, que es típico de Venezuela, y el quesillo, que no lleva queso sino que es una especie de flan. La tarta de tres leches es un bizcocho ligero empapado en tres leches, (evaporada, condensada y crema de leche) y un toque de melocotón.
Coctelería personalizada
¿Y para beber? En Zabó podemos encontrar una gran variedad de cócteles.
Miguel: Yo estoy empezando en esto y estoy creciendo con el local, pero la cuestión está en tratar de extrapolar la química a la coctelería. Ahora con la nueva carta, con la que apenas llevamos dos semanas, intenté mejorar el coctel Zabó, que es el más vendido, pero fue imposible. Tuve que dejarlo como está.
¿Qué tipo de cócteles ofrecéis?
Miguel: Hay un amplia variedad, pero siempre tratamos de buscar la diferenciación aportando un toque personal. Así, por ejemplo, tenemos una caipirinha exótica con maracuyá. Pero la personalización de los cócteles es algo que nos caracteriza, y es que hago cócteles en función de los gustos de cada cliente. Una quinta parte de los cócteles que vendo son personalizados.
De hecho, hay que gente que nos pide que le pongamos el nombre al coctel que hago. En realidad hay uno que lleva el nombre de una amiga de Daniela que estaba aquí cuando yo estaba haciendo pruebas para la nueva carta. Me pidió que le pusiese su nombre, y así le quedó: Valentina.
Con un público tan diverso, ¿algún tipo de anécdota que se pueda contar?
Mari: Uy, muchas. Una, en concreto, nos sucedió con una señora de Pontedeume que vive en León. Vino con su marido a celebrar los 50 años de casados de unos amigos. Me dijo: "Voy a pedir una piña colada, pero como no sepa a piña colada…. porque yo estuve en Cuba…". Después de probarla, esta fue su respuesta: "Me falta solo la hamaca y las palmeras. Chapó".
Pero en el local también hubo dos peticiones de mano espontáneas, celebraciones de cumpleaños con entrega de tarjetas de boda al final. Y ahora el día 16 tenemos la celebración de una boda de dos personas mayores. Y es que lo que hemos podido comprobar en este primer año es que aquí (En Zabó) suceden cosas muy románticas.
Si aquí la gente no lo pasase bien y no saliese contenta, esto no existiría. La mitad de esta historia va de alegría, de fe y esperanza.