En el número 6 de la Rúa da Senra compostelana hay mucha historia, toda la que puede caber en, nada más y nada menos que nueve décadas de negocio familiar, ahí es nada. 

Como ya muchos de ustedes sabrán hace unos cuantos años la estación de autobuses de Santiago se encontraba situada en la Plaza de Galicia, en el mítico y desaparecido edificio Castromil demolido  entre septiembre y diciembre de 1975.  En una de las aceras que abraza a esa plaza, El Muelle y sus elegantísimos camareros ataviados con traje y pajarita, servían sendos cafés y desayunos desde primerísima hora de la mañana. Así lo continuaron haciendo hasta marzo de 2020, mes fatídico en el que el país entero se paró por el Estado de Alarma. 

Después de un año y unos meses de forzoso parón provocado por la pandemia lo vuelven a hacer con las mismas ganas. Un año "dramático-sabático" que los gerentes  de este negocio familiar también han aprovechado para,  tal y como ellos han dicho "renovar energías" y acometer labores de reforma en el local. Todos estos arreglos y mejoras nos las han ido narrando por medio de fotografías en su cuenta de Instagram @elmuellecafebar1931 donde era habitual leer a muchos clientes pidiendo su vuelta y demostrando las ganas que tenían de buen café con churros.

El interior de El Muelle (cedida)

Y ya se sabe que como casi todas las cosas felices que merecen la pena se hacen de rogar un tiempo, por medio de esas mismas redes sociales, anunciaban su reapertura el pasado martes 15 de junio entre cientos y cientos  de mensajes que celebraban el momento. "Por fin" "Bravo" y "Qué ganas" son algunas de las expresiones que los asiduos mostraban, dando muestra del cariño y de lo que les apetecía volver a este local que tanta vida guarda dentro.

Y precisamente en esos recuerdos y en esa historia que forman parte de la atmósfera evocadora de este café bar compostelano se sumerge uno cuando entra y se sienta en una de sus sillas rojas con un respaldo que semeja un corazón, bien acogidos por un ambiente que mezcla mobiliario vintage, con solera y cuidado con mucho respeto y sensibilidad. El Muelle ha servido década tras década almuerzos y meriendas pero también ha acogido sesiones  musicales a cargo de diferentes djs, charlas, coloquios, presentaciones de libros, ferias de discos y un sinfín de actividades culturales.

Las características tazas de El Muelle (cedida)

Además de esa reforma que han llevado a cabo en el local y que hace que se acentúe todavía más la identidad visual característica de El Muelle y con las normas de seguridad oportunas, los picheleiros han estrenado una nueva carta donde se encuentran sus aclamados y variados desayunos y tapas y en la que amplían las opciones veganas y vegetarianas siguiendo con su cocina artesanal y sostenible con productos de proximidad y de temporada que emplean en sus petiscos internacionalistas. También estrenan nuevo horario, ampliando algo las tardes y cerrando únicamente  los domingos y los lunes.

Poco a poco la Rúa da Senra y Fonte de Santo Antonio recuperan con buen ritmo el bullicio habitual de los meses veraniegos pues si bien hace unos días contábamos que el local del antiguo Café Derby, cuya actividad cesó en junio del 2020 después de 91 años, ya había sido alquilado y albergará en unos meses Morriña, un local a cargo de Hijos de Rivera, a unos pasos se encuentra El Muelle, ahora ya el más longevo de la zona.. Una casa fundada en 1931 y que celebra este año su 90 aniversario de la mejor forma posible, volviendo con fuerza y, lo que es más importante, con cientos de clientes deseosos de formar parte de este esperado regreso.