Una boda en otoño es una gran oportunidad para estrenar y lucir las primeras tendencias de la temporada. Además, al no arriesgarnos a sufrir demasiado calor –al menos no en Galicia– las opciones son mucho más abundantes de lo que pensamos.

Para los chicos, el cometido es más simple ya que por lo general la opción a elegir va a ser el traje clásico, si bien es cierto que se puede jugar con los colores. Cada vez es más común ver trajes beiges, marrones, grises, morados… Y no solo el típico negro, aunque por supuesto también es una
buena opción. Dos piezas, camisa, corbata o pajarita y a disfrutar.

Sin embargo, nosotras lo tenemos un poco más complicado. Las opciones son múltiples y, además, se da el hándicap del clima, ya que es posible que llueva o que haga frío. Y, en el peor de los casos, que sucedan ambas cosas. No obstante, el tiempo no es impedimento alguno para lucir nuestras mejores
galas (sin necesidad de eclipsar a la novia, claro).

Antes de nada, recomendamos pensar el color del que nos gustaría ir y, a raíz de ahí, el tipo de atuendo que más nos apetece llevar puesto. Al tratarse de una boda de otoño, es más común que primen colores como el marrón chocolate, beige, camel, rojo, coral, morado, ciruela, púrpura, granate, y, por supuesto, la joya de la temporada: el rosa. También son una buena opción el azul Klein y el verde botella o el verde oliva.

Si la boda es en octubre, todavía es posible arriesgarse a ir sin pieza de abrigo. Podemos optar por las mangas abullonadas, manga francesa o manga larga. Y según la prenda elegida, hacer una combinación de colores.

El formato vestido suele ser la primera opción, pero también podemos optar por una combinación de blusa y falda, o de traje sastre. O, incluso, por esta opción que nos ofrece COOSY –marca de origen gallego– que se trata de un vestido que crea el efecto de cuerpo y falda.

Si queremos darle un toque especial, podemos optar por esta alternativa que nos ofrece Kyrie, marca cuyo origen también es gallego, eligiendo un vestido de manga larga, pero con plumas al final de esta. Este detalle le aporta la originalidad suficiente a la prenda como para que ello no nos obligue a que los
complementos destaquen demasiado.

En el caso de optar por piezas monocromáticas, lo ideal es darle un toque brillante con los accesorios o un toque de contraste con otro color: por ejemplo, un vestido o traje rojo o coral con complementos (zapatos y bolso) de color morado.

Si nos vamos a noviembre o diciembre, probablemente el frío ya esté completamente instalado en Galicia y, lo ideal, es acompañar nuestro atuendo con alguna prenda de abrigo (lo más sutil posible): una blazer de corte fluido, una chaqueta con toques metalizados, el típico abrigo de pelo o el clásico bolero; u optar también por un traje con el que además de elegantes, vamos abrigadas y nos ahorramos la tarea de elegir chaqueta.

No podemos olvidarnos tampoco de la opción del mono, que también es un gran acierto para este tipo de eventos y, más todavía, en esta época del año.

Sea cual sea la opción por la que vayamos a optar, lo importante es sentirnos cómodas, elegantes y, sobre todo, disfrutar de la celebración.