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Salud

El braille, un código de lectoescritura que facilita muchas vidas en Galicia

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Este pasado sábado 4 de enero se celebró, un año más, el Día Mundial del Braille. Se trata de un código de lectoescritura que facilita la vida de las personas con discapacidad visual, permitiéndoles ser más independientes a través de una lectura y escritura "táctiles" con las manos. "Le llamamos código porque es una forma de escribir y leer. Hay gente que se confunde, no es un idioma", explica Corina Alonso, promotora de braille en A Coruña.

Se trata de una herramienta que da la posibilidad a las personas con discapacidad visual, no solo las que tienen ceguera total, de incluirse en el día a día. "Lo que provoca el braille es que las personas que no ven puedan ser iguales a los demás en su autonomía y su independencia", afirma Corina.

Este sistema fue ideado en 1825 por el francés Louis Braille, por lo que cumple 200 años en 2025. Se trata de un código extremadamente polivalente que permite crear todas las letras del abecedario con tan solo seis puntos colocados en distintas posiciones y combinaciones. Estas representaciones no cambian con el idioma (siempre que utilice el mismo alfabeto), es decir, la 'R' (por ejemplo) se representa exactamente igual en inglés, castellano o italiano.

Falta presencia

A día de hoy, el braille tiene bastante presencia en la sociedad actual, aunque con estos temas, nunca es suficiente. Está presente en algunos elementos esenciales como son los medicamentos y los ascensores. Aunque, sin embargo, no lo está en muchos alimentos de primera necesidad, algo que complica la vida a las personas con discapacidad visual a la hora de hacer la compra y cocinar.

Existen máquinas etiquetadoras que permiten marcar en braille de forma casera cada alimento. "Nosotros mismos lo etiquetamos de forma casera y la gente ciega cocina", explica Alonso, que añade que "lo de los alimentos es súper importante. Ahí hay que hacer una fuerza inmensa porque creo que es una de las cosas más importantes para el ser humano". 

También existen, por supuesto, libros escritos y adaptados en braille, así como otras ofertas culturales como pueden ser los juegos de mesa. Sin embargo, Corina echa en falta la presencia de este código en otros aspectos de la vida diaria como los números de habitación de hospitales y hoteles.

Versión del UNO pero con bordes en braille.

Versión del UNO pero con bordes en braille. UNO Omicrono

Una vida funcional

"Al final, lo que nosotros buscamos es que (su vida) sea funcional, más ágil", afirma Corina Alonso. A través de este código de lectoescritura se facilita la vida de mucha gente. Quizás no como para llegar a hacérsela completamente independiente, pero sí para llevar esos niveles de independencia hasta bastante más arriba de donde estarían sin el braille. 

El camino de la accesibilidad y la inclusión es, desgraciadamente, largo y lento. Cada vez se tiene más en cuenta a las personas con discapacidad en la vida cotidiana y la sociedad en general, pensando en ellos y ellas a la hora de hacer obras de calado o a la hora de lanzar productos que sean aptos para todo tipo de público. Pero, hasta que esa inclusión y accesibilidad no sea del 100%, la sociedad no será igual de equitativa y justa para todas las personas que viven en ellas.