Hace casi medio siglo, el célebre naturalista y divulgador Félix Rodríguez de la Fuente propuso la utilización de halcones para solucionar un curioso problema: las bandadas de aves que interferían en la Base Aérea de Torrejón. El sistema fue tan efectivo que un año más tarde el mismo sistema de control de fauna se implantó en el Aeropuerto de Madrid-Barajas. Hoy en día se emplean halcones en los principales aeropuertos españoles.
Mientras vivimos una auténtica fiebre por los drones, esas pequeñas aeronaves no tripuladas y controladas desde tierra, existen territorios en los que el milenario arte de la cetrería se ha mostrado bastante más efectivo. Uno de ellos es el control de fauna en aeropuertos, en concreto la actividad necesaria para evitar que las aves sobrevuelen las pistas y choquen contra los aviones, lo que se conoce con la expresión en inglés bird strike.
Ese tipo de incidentes pasan con relativa poca frecuencia, aunque pueden ser muy peligrosos. Por ejemplo, en Madrid y a lo largo del año 2012, hubo hasta cuatro colisiones de aviones con aves o bandadas, que obligaron a realizar los correspondientes aterrizajes de emergencia. Otro de los accidentes más recordados fue, sin duda, el que protagonizó un Airbus 320 de US Airways en 2009 que, tras impactar contra una bandada de barnaclas canadiense, terminó acuatizando en las heladas aguas del río Hudson, frente a Manhattan.
¿Susto o muerte?
Existen dos vías para evitar estos percances: exterminar las aves o tratar de ahuyentarlas. Por evidentes motivos medioambientales y ecológicos, se opta por la segunda opción.
A veces se utilizan grabaciones de gritos de alarma de la especie de ave que se desea auyentar. Se trata de engañar a las aves, ponerlas en alerta y que abandonen un sitio si detectan que otra de su especie avisa de un peligro inminente. Otras veces se utilizan señuelos mecánicos. Incluso salvas. No obstante, hasta la fecha, la actividad de los cetreros y sus halcones han mostrado una gran eficacia a la hora de espantar a las aves.
La pregunta es casi obligada: ¿Podrían los drones realizar este tipo de tarea? "La eficacia de los halcones para el control de las aves en aeropuertos no se ha podido superar, y se ha intentado muchísimo". Habla Antonio Pérez Alonso-Geta, veterinario, biólogo, criador de estas fascinantes aves y responsable de la empresa Falconers de Les Illes que, desde julio, se encarga del servicio de control de fauna del aeropuerto de Madrid. "Los procedimientos mecánicos y sistemas similares para ahuyentar aves tienden a fracasar, todos ellos, como lo que sucede con el espantapájaros: impresiona a las aves dos días, al tercero tienes a todos los pájaros posados sobre él".
Anteriormente, y durante décadas, la empresa Alcántara de la Matilla -propiedad de la viuda de Rodríguez de la Fuente, Marcelle Parmentier- era la que año tras año ganaba la contrata de Barajas. Sin embargo, ya se ha retirado y la compañía que administra Pérez Alonso-Geta se hizo con el contrato. "Tenemos experiencia en aeropuertos en Canarias y Baleares", recuerda este discípulo del célebre malogrado naturista, que añade: "Hemos trabajado en ciudades para controlar palomas, hemos tenido contratos con Patrimonio Nacional... pero lo que más me gusta son los aeropuertos, porque se hace más cetrería".
Coincide con él José Luis Barrios, ingeniero aficionado al aeromodelismo y con licencia para volar drones -posee cinco- desde marzo de este año. "Las funciones que puede realizar un dron en este sentido son básicamente las de un robot aéreo que trate de imitar a estas aves", explica a EL ESPAÑOL.
"En realidad, su uso es muy beneficioso para el control de fauna en cuanto a la capacidad de realizar censos, control y geoposicionamiento, ya que puede hacerlo de forma muy precisa", añade, y precisa: "Sin embargo, en cuanto a la función de ahuyentar aves imitando las formas, sonidos o movimiento de sus depredadores, esto lo consiguen únicamente de forma puntual".
Costumbre frente a instinto
A primera vista, un aeropuerto con sus ruidos y sus gases es un lugar terrorífico para un animal, especialmente para las aves, que en general están dotadas de un oído muy fino. "Tienen una capacidad de identificar matices de sonidos que nosotros no podemos igualar", afirma Pérez Alonso-Geta. Sin embargo, comenta este criador y cetrero, "ahora los aeropuertos son casi como Doñana: Getafe, Torreón, Cuatro Vientos, Barajas, todos los aeropuertos y bases aéreas de Madrid están llenos de aves, por eso ha habido que establecer unos sistemas para controlar la abundancia de esas aves".
"Las aves se acostumbran al ruido porque ya saben que no matan; fíjate, por ejemplo, en las campanas de una catedral, que hacen un ruido que no hay quien lo aguante y, justo al lado, tienes un nido de cigüeñas", explica el halconero. "Y ellas tan contentas, porque saben que las campanas no las mata".
Efectivamente, algunos intentos de utilizar drones para ahuyentar aves han fracasado, afirma Pérez Alonso-Geta, quien recuerda una prueba con una empresa -evita mencionarla- que había creado un dron en forma de azor "que asustaba muchísimo a las aves, pero sólo los primeros días". "Intentaron alejar las gaviotas del Puerto de Vigo, pero a los pocos días una de ellas se colocó volando detrás del dron, le dio un golpe y el azor artificial acabó en el agua", explica.
Bajas en acto de servicio
"Siempre hay bajas, pero gracias a Dios no he tenido ningún choque con aviones", comenta el cetrero de Barajas. "Al final, no deja de ser un ave, pero está controlada; no la sueltas si un aparato está aterrizando". "Si no eres buen profesional puede pasar, y aunque la posibilidad de un accidente con el halcón es muy remota, sí conozco casos", afirma. No obstante, evita mencionarlos.
Pérez Alonso-Geta reconoce pues que "los accidentes ocurren". "Eso sí, si el halcón te ha evitado 1.000 accidentes, aunque el chocara contra una aeronave no sería tan grave", concluye.
Drones y halcones no tiene por qué competir entre ellos. De hecho, los drones pueden terminar siendo un apoyo muy útil al control de fauna dada su capacidad para transportar aparatos y dispositivos electrónicos: cámaras, sensores, localizadores. En opinión de Barrios, no se trata de que el dron 'sustituya' o 'imite' a los halcones, sino que sirvan para poder registrar la posición y las actividades de las aves a distancia. Con esa información, la actividad de las aves de presa puede ser incluso más eficaz a la hora de meter miedo a las aves y alejarlas.
Porque, al final, los pájaros saben muy bien distinguir los peligros. "Un dron, en definitiva, es un avión y no les asusta", apunta el cetrero, que pone un ejemplo bastante ilustrativo: "El aparato es incapaz de capturar una presa en vuelo y comérsela después, y eso las aves lo acaban aprendiendo".