Un año después del terremoto de Nepal que se saldó con unos 10.000 fallecidos, el mundo sigue pendiente de los seísmos, esta vez en Ecuador y Japón. Durante las últimas seis décadas, estos fenómenos naturales, que no se pueden predecir y ante los que sólo queda estar lo mejor preparado posible, se han llevado la vida de casi 1,3 millones de personas.
Ecuador va a tener que soportar pérdidas materiales inferiores a las de Nepal, que está haciendo frente a 10.000 millones de dólares en destrozos. Se estima que el seísmo que arrasó el país sudamericano ha ocasionado unos daños que se sitúan entre los 100 y los 1.000 millones. En Japón, a pesar de que el número de muertos ha sido inferior —47 frente a los 587 de Ecuador— se prevé que tendrán que asumir unos daños valorados entre los 10.000 y los 100.000 millones de dólares, según el Instituto de Estudios Geológicos de Estados Unidos.
El terremoto de Ecuador (magnitud 7,8) fue sensiblemente superior al de Japón (magnitud 7). Esta es una de las principales razones por las que un fenómeno natural de estas características es más devastador que otro. Carlos González, técnico del Instituto Geográfico Nacional, explica a EL ESPAÑOL que además de la magnitud existen otros factores que hacen que un seísmo sea peor que otro. Entran en juego la aceleración con la que se mueve el suelo, cómo y con qué materiales está edificada la zona, la profundidad del epicentro y la duración de los temblores.
Desde 1950, 2.366 terremotos considerados como devastadores han hecho temblar la tierra. El Instituto de Estudios Geológicos de Estados Unidos da la categoría de devastador a aquellos seísmos que cumplen al menos uno de los siguientes criterios: causa muertes, los daños materiales son superiores a un millón de euros, es de una magnitud mayor que 7,5, el terremoto ha sido generado por un tsunami.
A pesar de los enormes daños causados por los terremotos de Nepal y Ecuador, en los últimos años han tenido lugar seísmos mucho más devastadores. Aún permanece en la retina la imagen de la catástrofe de Puerto Príncipe, Haití. En 2010, un terremoto ocasionado por un tsunami arrasó la ciudad caribeña y acabó con la vida de 316.000 personas. Seis años después, el país sigue intentando levantar cabeza.
La reconstrucción de Haití no solo está siendo larga, también existen dudas de que los fondos destinados estén sirviendo para algo. Una investigación de los medios estadounidenses ProPublica y NPR explica cómo la Cruz Roja recaudó 500.000 millones de dólares que han servido tan sólo para construir seis casas en Puerto Príncipe.
En Haití se calculó que los destrozos materiales ascendieron a unos 8.000 millones de dólares. No es de los terremotos con más daños materiales de los últimos años. En distintos puntos del planeta se registraron seísmos que se llevaron por delante ciudades enteras.
Es imposible prever terremotos
“No puedes prever los terremotos, si acaso mitigarlos, estar preparado”, afirma González. A pesar de que el número de seísmos es constante a lo largo de los años, no existe todavía forma de predecir cuando va a tener lugar un nuevo fenómeno. Estos se producen por el choque o fricción de las placas tectónicas que van acumulando tensión y al liberarla la corteza terrestre tiembla.
Para poder predecirlos sería necesario tener controlado el nivel de tensión de las placas. El problema está en que los choques o fricciones pueden tener lugar a más de 20 kilómetros de profundidad y no se puede introducir una sonda a esos niveles.