Algo más de un kilómetro separan el nuevo lugar de búsqueda de donde fue asesinada Marta del Castillo. Una zona nunca rastreada hasta ahora. Sin embargo, el juez, que ha anunciado la exploración en el Guadalquivir para tratar de hallar una vez más el cuerpo de la joven, no cuenta con el respaldo de los agentes que investigan el caso. Un informe policial trasladado a las partes determina que esta nueva búsqueda, motivada por las investigaciones de un conocido periodista y criminólogo y por un especialista no tienen fundamento. De hecho, los agentes concluyen que, para que su tesis sea cierta, los asesinos de Marta del Castillo tuvieron que saltar dos vallas metálicas de casi dos metros con la silla de ruedas y el cadáver de la chica a cuestas. Y todo esto sin ser vistos.
Una luz se encendía para los padres de Marta del Castillo cuando la semana pasada cuando se conoció un nuevo dato en la investigación del asesinato y la desaparición de su hija. El juez ordenó hace siete días una nueva búsqueda del cadáver de la joven a la que se vio por última vez el 24 de enero de 2009, cuando se marchó de casa diciendo que iba a verse con unos amigos. Ocho años después de aquello, la investigación vuelve prácticamente al lugar donde todo empezó: el río Guadalquivir.
La autorización del juez llega en esta ocasión en una zona conocida como 'río muerto', situada entre el puente del Cachorro y la pasarela de la Cartuja, en Sevilla. El juez se basa en un informe realizado por el criminólogo Nacho Abad, periodista de Espejo Público en Antena 3 y por el geofísico Luis Avial, quien ya estuvo presente cuando se excavaron los barracones en los que se indagó para encontrar el cadáver de la joven Marta. Ambos ponen ahora el foco en un testigo que supuestamente situaría al asesino confeso de la joven en la zona del río en la que la familia de la joven solicita que se inicie una nueva búsqueda. El lugar se encuentra a 900 metros de la casa del crimen, en la calle León XIII. De esa manera, a partir de ese testimonio, ambos plantean la teoría de que el cuerpo de Marta del Castillo se encuentra en ese brazo cerrado del río Guadalquivir, una zona a diario transitada por jóvenes piragüistas.
El informe del periodista
Abad y Avial defienden que el lugar del río en el que el juez ha autorizado reiniciar la búsqueda es el más cercano a la casa donde se cometió el crimen. Se tarda, según ellos, apenas diez minutos en llegar empujando una silla de ruedas.
“Un testigo llamado M, militar de profesión, aseguró haber visto la noche del crimen a Miguel Carcaño y al Cuco cerca de la zona del río Guadalquivir donde proponemos la nueva búsqueda. Su testimonio se rechazó por no cuadrar con la versión oficial y no llegó a declarar en el juicio”, explica el informe del criminólogo y el perito geólogo. Pero la policía ha mostrado sus reticencias al respecto y así se lo ha hecho saber al juez a través de un escrito al cual ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
“El relato de M. A. C. , nunca se tuvo en cuenta como testigo de hechos en la instrucción llevada a cabo por el Juzgado de Instrucción número 4, si no más bien como información que se recibía por ciudadanos que traban de ayudar en la investigación. En ningún momento se oyó en declaración al mencionado como un testigo de los hechos”.
El testimonio de este hombre, que no se tuvo en cuenta durante el mediático juicio como testigo de los hechos, ha caído en los últimos años en diversas “imprecisiones”. Y eso ha llevado a la Policía a descartar su relato como algo de relevancia. “Este individuo dice ver a dos individuos que coincidían con las características físicas de Samuel Benítez y Miguel Carcaño… desde el semáforo peatonal de la calle Torneo hacia el puente de la Barqueta”.
Esta versión, tiempo después, iba a ser corregida por el mismo testigo “… dichos jóvenes iban a la altura de mitad del puente de la Barqueta”. Esta es una de las imprecisiones que la Policía considera como claves, de forma que “nada tiene que ver con la información que se aporta en el informe sobre el lugar donde pudiera haber sido arrojada Marta del Castillo”.
Una valla, un cadáver y una silla de ruedas
A lo largo de los últimos años, lo que más quebraderos de cabeza ha dado a los investigadores y a la familia de Marta es la búsqueda del cuerpo de la niña. Se ha removido cielo y tierra para encontrarlo. En las labores han participado decenas de operativos. Miguel Carcaño, El Cuco y el resto de los acusados apuntaron en varias ocasiones hasta cuatro sitios diferentes en los cuales se habrían deshecho del cuerpo de la joven. Eso lo complicó todo aún más, pero recursos no han faltado: el Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Civil, los GEAS(Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil), Bomberos,Protección Civil,Autoridad Portuaria, Policía científica, excavadoras, camiones… Cinco grandes operativos se han montado desde que la joven desapareció. Más de 70 puntos diferentes se han investigado en los últimos años. Desde pozos a canales, pasando por casas abandonadas y escombreras. Nada ha dado resultado. Sin embargo, los padres de la joven han mostrado siempre una una enorme tenacidad. Ni cuando condenaron a Miguel Carcaño a 21 años de prisión por asesinato cejaron en su empeño. Había que encontrar a Marta.
Ahora, el informe que Nacho Abad y su compañero Luis Avial propone un lugar alternativo en el cual Miguel Carcaño y su cómplice, “el Cuco”, se habrían deshecho del cuerpo valiéndose de una silla de ruedas, la de la madre de Carcaño, anteriormente fallecida. La sucesión de hechos que Abad sugiere, como su informe detalla, es la siguiente:
“Salieron del portal a la derecha. Torcieron en la calle Manzana hasta el hospital. Bordearon el hospital hasta llegar a la calle Doctor Marañón. Enlazaron en la calle José Díaz. Pasaron por debajo del subterráneo y llegaron al Guadalquivir. Aprovecharon que en ese tramo del río está en pendiente y arrojaron el cuerpo”.
La Policía, sin embargo, discrepa de lo explicado en el informe por varios motivos. Primero porque para llegar a una de las calles, desde la vivienda de la calle Leon XIII, ha que girar en dirección opuesta a la indicada por el periodista y el perito. Y segundo porque el itinerario pasa por la entrada de emergencias del Hospital Universitario Virgen de la Macarena. “Justo al lado de la puerta está el aparcamiento de ambulancias (con sus conductores junto a ellas), una parada de taxis (con sus taxistas) y alguno o algunos patrulleros del CNP o de la Policía Local que prestan servicio en el hospital. Es, por tanto, una zona concurrida”. relata el informe policial. Por ello, si los asesinos de la niña hubieran realizado ese trayecto, “muy posiblemente hubieran sido vistos por varios testigos, entre otros varios policías de servicio”.
Según los agentes, el informe pericial olvida otro detalle: las dos puertas que dan acceso a la zona, de casi dos metros de altura, se cierran desde las 22 horas hasta las 6 de la mañana del día siguiente y también los fines de semana. Por tanto, concluye la policía, Carcaño y sus posibles colaboradores “tendrían que saltar discretamente dichas cancelas, arrastrando una silla de ruedas y un cadáver”. Los agentes concluyen incluso que Abad y Avial se confunden al posicionar uno de los teléfonos. En concreto el documento habla de que el teléfono de El Cuco repite a las 21.12 de aquella noche en la calle Mar Caspio, cuando el teléfono que en realidad repite en esa antena -según la Policía le recuerda al juez- es el de Marta del Castillo.
Los restos en el río
Hace unos días, Nacho Abad explicaba desde el lugar de los hechos sus investigaciones en el río junto a Luis Avial. En esa aparición en Espejo Público, Abad explicaba los resultados de la búsqueda en las profundidades de esa orilla del río. Según explicó en el periódico La Razón, durante varias horas una barca recorrió la dársena arrastrando un sónar de barrido lateral, un aparato tipo torpedo que envía señales del lecho del río, que se proyectan en un ordenador y detecta elementos exógenos. A primera hora de la mañana siguiente, se marcaron una serie de puntos y se introdujo una cámara subacuática para tratar de buscar el cuerpo. "La turbidez del agua impidió sacar ninguna conclusión", explicaba. “Son objetos que no tienen por qué estar en el río. Que alguien ha tirado allí”. Posicionaron cuatro puntos sospechosos sobre el mapa. “Este elemento de aquí tiene aproximadamente 1,60 m. Y este tiene 1,85”, explicaba Avial en Espejo Público.
Hasta eso queda rebatido en el informe. Para ello, los agentes han solicitado un dictamen al Instituto de Medicina Legal de Sevilla sobre el posible estado del cuerpo de Marta del Castillo tras ocho años en el agua. Los expertos forenses mantienen dos hipótesis: o el cuerpo se ha descompuesto dejando como mucho fragmentos de hueso del tamaño de una articulación (la más probable) o bien el cuerpo ha sufrido un proceso de momificación gracias a la grasa corporal y a las bacterias del agua (mucho menos probable).
En todo caso, las labores de búsqueda comenzará en este miércoles en la zona, que deberá ser desalojada para poder realizar las inmersiones pertinentes. Ocho años y muchas búsquedas después, el caso sigue dando que hablar.