El doctor David Dao no se podía imaginar cuando reservó los billetes para viajar desde el aeropuerto de Chicago a Louisville que aquel vuelo no sólo no le llevaría a su destino, sino que le convertiría en protagonista de una de las mayores polémicas comerciales que se recuerdan en EEUU. Víctima del overbooking y del denigrante trato por parte de United Airlines, este médico de 69 años se ha convertido en símbolo de la lucha contra los abusos de las aerolíneas norteamericanas. Sin embargo, esta popularidad ha tenido un inesperado coste: la publicación de los trapos más sucios de su carrera de hace más de una década.
Desde que se difundieron los vídeos en los que se observa cómo este pasajero es sacado a rastras de su asiento para dejarle hueco a un empleado la compañía, su rostro ensangrentado se ha paseado por todos los medios nacionales estadounidenses cada día, alimentando el debate sobre el maltrato al cliente de las líneas aéreas. Por desgracia para él, casi en paralelo han aparecido informaciones sobre episodios de la vida de este médico, alguno de los cuales podrían perjudicarle en el futuro juicio por la demanda que va a presentar.
No en vano, algunos de estos artículos dejaban en el aire que quizá el pasajero había hecho algo para recibir ese trato, una teoría que la propia empresa abonó señalando que este médico había mostrado un comportamiento “agresivo y perturbador”. En los últimos vídeos difundidos por el pasaje no se observa que Dao provocara a nadie.
Sin embargo, eso no ha sido óbice para que a las heridas del domingo se sume el mal trago de ver difundido que fue condenado a cinco años de libertad vigilada por prescribir y traficar con analgésicos ilegalmente, en algunos casos para conseguir favores sexuales.
Entre otros detalles exhumados de su pasado, se ha publicado que fue detenido por la policía con los pantalones bajados mientras pasaba drogas en un motel, que un preso intentó estrangularlo con su estetoscopio en una cárcel, que su esposa le pilló teniendo una aventura homosexual con un empleado que luego le acusó de acoso, o que es un aficionado al juego que ha ganado cientos de miles de dólares gracias al póquer.
Pero antes de despegar en la historia de este doctor, padre de cinco hijos, que actualmente reside en la tranquila ciudad de Elizabethtown, Kentucky, viajemos hasta sus orígenes, a Vietnam, donde empezó a estudiar medicina en Saigón, antes de verse obligado a salir del país como refugiado cuando cayó la ciudad. Entonces, un joven David Dao, que en 1974 formaba parte del ejército vietnamita pero que no llegó a entrar en combate, huyó en 1975 en barco junto a esposa.
"Para él, ser arrastrado por el pasillo del vuelo de United fue lo más horrible y desgarrador que ha experimentado desde que tuvo que salir de Vietnam", dijeron sus abogados en una rueda de prensa tras el episodio en la aeronave en Chicago.
INTENTARON ESTRANGULARLE
Como refugiado llegó a EEUU donde terminó su formación en California, antes de trasladarse a Indiana en 1980. Allí logró un trabajo como doctor en una prisión en la ciudad de Michigan. Sin embargo, su carrera no empezó con buen pie. Tras un año en esta cárcel, renunció al puesto después de que un recluso intentara estrangularlo con su propio estetoscopio.
Desde sus tiempos en Vietnam, la vida de Dao está vinculada a la Medicina. De hecho, cuatro de sus hijos son doctores y su esposa, Teresa, es pediatra. El mayor de sus vástagos es Tim, de 34 años, cardiólogo en Plano, Texas. El segundo, Ben, de 31, es graduado médico, mientras que Christine, 33, es doctora en Carolina del Norte. La más joven de los cuatro licenciados es Angela, de 27, que se tituló en la Universidad de Kentucky. La quinta, Crystal, gemela de Christine, es la única que no ha realizado el juramento hipocrático.
Precisamente ella fue quien habló durante la conferencia de prensa junto a los abogados el 13 de abril para apoyar a su progenitor. "Mi padre es un hombre maravilloso que ha ayudado a criar a sus cinco hijos. Es un abuelo cariñoso también, y estamos tratando de cuidarle. En su nombre nombre y en el de mi familia queremos expresar nuestro agradecimiento por la gran cantidad de apoyo y oraciones que hemos recibido en los últimos días".
Esto, por supuesto, fue antes de que empezaran a desenterrar noticias de hace años, cuando el doctor Dao, especialista en enfermedades pulmonares, comenzaba a trabajar en el Hospital Hardin Memorial de Elizabethtown, donde además desde 1986 contaba con una consulta propia hasta que en 2003 las cosas se le empezaron a complicar. Aquel año le suspendieron su licencia médica durante más de una década por prescribir ilegalmente analgésicos. Fue condenado a cinco años de libertad condicional, librándose por poco de pasar dos años en prisión.
Previamente, en 2002, ya había estado en el centro de la polémica en el Hospital Hardin, donde se registraron quejas por su comportamiento. El Comité Ejecutivo Médico de aquel centro le impuso un programa de “acción correctiva” para tratar su comportamiento “disruptivo" a fin de que pudiera controlar su “ira”, según aparece en el expediente que abrió la Junta Médica de Kentucky cuando se inició la investigación criminal.
Ya en 2003, Dao fue acusado de 98 posibles delitos por recetar y traficar ilegalmente con medicamentos como Hidrocodona, Oxycontin y Percocet, junto a otro hombre, Brian D. Case, demandado también por 33 cargos graves. La Policía grabó a Dao reuniéndose con pacientes y suministrándoles analgésicos, principalmente Hidrocodona. Según el expediente, en al menos una ocasión, el doctor recibió 174 dólares a cambio de las píldoras en una botella sin etiqueta. Esta práctica se prolongó de 2001 a 2003.
A Dao se le acusaba también de solicitar relaciones homosexuales a un paciente masculino a cambio de medicamentos. Los encuentros se producían en moteles donde el implicado suministraba las recetas.
CON LOS PANTALONES DESABROCHADOS
Este paciente fue arrestado en una farmacia intentando hacerse con los analgésicos. Tras ser sometido a un interrogatorio, confesó todo. Dao fue detenido por la Policía en una habitación de hotel en el condado de Jefferson el 25 de julio de 2003. El Departamento de Policía de Louisville tenía la sala bajo videovigilancia, por lo que el doctor fue pillado en pleno intercambio, con el paciente con la camisa y los pantalones desabrochados. Cuando le entregó al médico el dinero para una bote de píldoras, los agentes entraron en la habitación y lo arrestaron.
Dao fue acusado de prescripción ilegal, tráfico de sustancias controladas y complicidad para la obtención de drogas por medio de fraude y engaño. Aunque se declaró no culpable de los cargos (algunos de los cuales acabaron desestimados), fue condenado por seis delitos y sentenciado a dos años y ocho meses de prisión, una sentencia que fue suspendida a cambio de una multa de 5.000 dólares y cinco años de libertad vigilada. Además, fue procesado también en otro condado, en el Nelson, por ocho delitos relacionados con el fraude para obtener medicamentos en las farmacias. En esta ocasión, los cargos fueron rechazados en abril de 2005.
Pero al margen de las resoluciones judiciales, su carrera se vio gravemente afectada. Su licencia fue suspendida el 16 de octubre de 2003 por la Junta Médica de Kentucky debido a estas violaciones de la ley, y aunque solicitó que se restableciera en 2007, no lo consiguió. De hecho, este organismo respondió a su petición describiendo su práctica como "un peligro para la salud, el bienestar y la seguridad de sus pacientes o del público en general", advirtiendo que había razones para creer su comportamiento reciente podía repetirse nuevamente en un futuro cercano.
Para volver a trabajar, Dao tuvo que pasar por extensas clases educativas y evaluaciones psicológicas. Una vez que completó las pruebas requeridas, se le concedió una renovación parcial, hasta que en marzo de 2016, la junta aceptó su regreso a la medicina en Kentucky.
Durante toda esta investigación, la Policía contó con un informante, un paciente que conoció por primera vez Dao en septiembre de 2000. Acudió a su consulta por dolores de pecho, aunque de allí salió con un examen completo, incluida una revisión genital, según recoge el informe del comité de medicina de Kentucky.
DEL PECHO A LOS GENITALES
"Durante la investigación del comité sobre las acusaciones criminales contra el licenciado, esta junta se enteró de que el titular de la licencia se había interesado sexualmente en un paciente (...) al que se realizó un examen físico completo, incluido un examen genital, aunque había sido enviado por un dolor en el pecho y colapso pulmonar".
Tres meses después de que se conocieran, el doctor Dao contrató a este paciente como gerente de su consulta. Allí trabajó durante seis semanas, aunque acabó renunciando por el supuesto acoso sexual al que supuestamente estaba siendo sometido. En su escrito de dimisión, sin embargo, alegó “motivos personales”.
La relación no acabó ahí. Tras su salida de la consulta, el ex gerente denunció que Dao lo perseguía "intensamente", "llamando muchas veces al día" y "conduciendo hasta su residencia". Volvieron a verse durante unos seis meses, tiempo durante el cual su exjefe le firmó recetas por valor de 4.500 dólares para obtener analgésicos.
La esposa de Dao sospechaba que su marido estaba teniendo una aventura y contrató una investigación privada. Entonces Dao dio por terminada la relación y pagó a su compañero para que no le delatara ante su mujer. Posteriormente, el paciente dijo en una entrevista a las autoridades que creía que Dao tenía la intención de convertirle en adicto a los analgésicos para que tuviera que seguir viéndole, según recoge Heavy.com.
TRIUNFANDO EN EL PÓKER
Mientras nuestro protagonista estuvo suspendido como médico, aprendió a ganarse la vida. Participó en varios torneos de póker profesional, amasando en la última década más de 234.000 dólares, según la World Series of Poker. El pasado 23 de enero se hizo con un premio de casi 1.200 dólares, aunque su mayor victoria se produjo en 2009, durante el Harrah's Tunica Circuit Championship de Mississippi, donde ganó 117.744 dólares.
David Dao se recupera aún de las heridas recibidas en el vuelo de United Airlines, del que salió ensangrentado ante el horror del resto del pasaje. Aquel avión le ha cambiado por completo la vida. De momento, ha conseguido arrodillar a la todopoderosa aerolínea, que ha pedido perdón varias veces, va a cambiar todos sus protocolos y se enfrenta a una demanda nada despreciable. Por ahora, y quizá a modo de adelanto, tanto a él como al resto de los pasajeros les han reembolsado el coste del billete. El alto precio de convertirse en un personaje público en EEUU no tiene fácil devolución.