Cuando a primera hora de este lunes José Luis Vidal se enteró de que habían detenido a Manuel González, conocido como el ‘loco del chándal’, por fin pudo respirar tranquilo. Él y sus dos hermanas. “Llevábamos cuatro años esperando a que este bandido nos asesinara”, cuenta a EL ESPAÑOL Vidal, exalcalde de Almadén de la Plata (Sevilla), mientras sorbe un café con leche en la mesa de un bar. “Ojalá vuelva a prisión, de donde nunca debió salir”.
Sobre las ocho de la mañana de ese día 70 guardias civiles llegados de distintos puntos de la provincia sevillana se desplegaron por las calles de Almadén trastocando la tranquilidad de los 1.600 vecinos de un pueblo acostumbrado a que apenas pase nada.
Varios agentes tiraron abajo la puerta del número 4 de la calle Iglesia. Una vez dentro, detuvieron al ‘loco del chándal’, el hombre que agredió sexualmente a 15 mujeres y mató a otra pero que, gracias a la derogación de la Doctrina Parot, salió de prisión a finales de 2013.
A Manuel González se le buscaba por su reincidencia: en mayo de 2016 quemó la casa de Lucía Vidal, de 67 años, una de las dos hermanas de José Luis. Aunque estaba dentro junto a su marido, ambos salieron ilesos del incendio. 10 meses más tarde, en marzo de este año, ‘el loco del chándal’ repitió con la vivienda de otra hermana del exalcalde, María Dolores, de 63 años. A ella, que tampoco sufrió daños personales, se la prendió casi íntegra.
En su cabeza, Manuel González tenía una razón: se quería vengar del que fuera regidor de su pueblo hasta 2015, quien cuando el agresor sexual salió de la cárcel y quiso rehacer su vida instalándose en Almadén, el por entonces aún alcalde encabezó protestas en contra de la llegada del ‘loco del chándal’ al pueblo.
Vidal se manifestó junto a sus vecinos y apareció en medios de comunicación nacionales denunciando que “era un peligro” para los melojeros, gentilicio de los habitantes de Almadén. “No queremos que venga aquí, dije llana y simplemente. Desde ese día me la tiene jurada. Si no ha podido conmigo, por eso lo ha intentado con mis hermanas”, explica José Luis Vidal.
UNA BROMA DE MAL GUSTO: VOLVIÓ UN 28 DE DICIEMBRE
Manuel González, apodado ‘el loco del chándal’ porque solía llevar esta prenda de vestir cuando agredía a sus víctimas, volvió a Almadén de la Plata el 28 de diciembre de 2013, día de los Santos Inocentes. Pese a que le condenaron a 169 años de prisión, la imposibilidad de acumular penas por la anulación de la Doctrina Parot hizo que sólo pasara 20 encarcelado.
Probablemente, fue un capricho del destino. Nada macabro ni premeditado. Pero los vecinos de Almadén se tomaron como una ‘broma’ pesada la coincidencia con esa fecha. Hoy en día es sinónimo de mofa, pero los Evangelios recuerdan que fue la jornada de la matanza de todos los niños menores de dos años oriundos de Belén ordenada por el rey Herodes, quien buscaba deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret.
Aquel 28 de diciembre de 2013 era sábado. De madrugada y a bordo de un Peugeot 306 verde oliva, el exrecluso recorrió los 1.046 kilómetros que separan Martorell (Barcelona) de Almadén de la Plata. Le acompañaron su madre, Conchi, y su hermano mayor, José. Los tres dejaron atrás la vivienda en la que se instalaron cuando emigraron a Cataluña en busca de empleo. Ahora volvían al pueblo natal.
Pero allí nadie les esperaba con los brazos abiertos. Y menos el por aquel entonces alcalde, José Luis Vidal (PP), que encabezó una campaña para que se fuera de Almadén. “La gente me paraba por la calle y me pedía que alzara la voz. Las mujeres, las madres, los padres de niñas… Todo el mundo me pedía que hiciera algo”, recuerda el exregidor, que dejó el bastón de mando en las elecciones municipales de 2015. “Y como no me callé, me la tenía jurada a muerte”, añade.
DOS PALIZAS A JOSÉ LUIS ANTES DE QUEMAR LAS CASAS
Antes de rociar con gasolina las casas de las dos hermanas de José Luis, el propio exalcalde fue el blanco de la ira del ‘loco del chándal’. Hasta 2015 se contuvo. Pero cuando Vidal perdió la Alcaldía se fue a por él. “Cuando se emborrachaba por los bares del pueblo prometía que me mataría. Si me veía por calle, lo mismo. Pero todo se fue de madre cuando dejé el gobierno local. Ya no era un alcalde ni le imponía tanto respeto. Ahora era yo su diana”.
‘El loco del chándal’ le pegó dos palizas a José Luis Vidal. Una el 12 de agosto de 2013. La otra, el 15 de octubre de ese mismo año. La primera, cuando llegaba a su casa a primera hora de la tarde. La segunda, cuando lo vio repostando en la gasolinera que hay a la salida del pueblo. “Me destrozó las gafas, me reventó la cara… Suerte que había gente cerca en ambas ocasiones. La vez de la gasolinera le ayudó su hermano José”.
José Luis Vidal denunció. Al ‘loco del chándal’ le impusieron una orden de alejamiento de 100 metros de la casa de la víctima. Aunque se la saltaba cuando quería, se fijó en sus dos hermanas, Lucía y María Dolores.
A Lucía le prendió fuego a su casa en mayo de 2016. A María Dolores, en marzo de 2017. Tras abrir una investigación, la Guardia Civil ha encontrado indicios que apuntan a que el autor del incendio fue Manuel González, quien habría contado con la colaboración de su hermano.
A ambos se les detuvo este lunes. Al día siguiente prestaron declaración en el juzgado de Cazalla de la Sierra (Sevilla). Tras escuchar a Manuel González y a sus víctimas, los hermanos Vidal, la jueza que lleva el caso decretó el ingreso en prisión comunicada y sin fianza del ‘loco del chándal’. Está imputado por el delito de incendio con riesgo para la vida física de las personas.
La magistrada dejó en libertad provisional a su hermano José, a quien también lo investiga como cómplice. A este le impuso la prohibición de salir de España y de residir en Almadén de la Plata.
Tras comparecer ante la juez, Lucía y María Dolores salieron del juzgado de Cazalla de la Sierra y se fueron a tomar un refresco a una cafetería próxima. Aunque rechazaron que se les fotografiase, hablaron con este reportero durante unos minutos. “Hemos pasado mucho miedo. No sabes lo que es ver el fuego comiéndose tu casa y tú dentro”, dice Lucía. “Por suerte, salimos vivas. Pero ¿y si no llegamos a salir de la casa y nos quemamos dentro? ¿Ahora de quién sería la culpa? ¿Del loco ese o de quienes lo dejaron en la calle?”.