Miguel Valdueza (90) era conocido en su pueblo por asomarse a la ventana para preguntar por la hora a los viandantes. En Cambre (A Coruña), pueblo donde llevaba muchos años residiendo, era normal verle andar con un bastón por la calle. Sus vecinos no volvieron a saber de él desde las pasadas navidades -cuando un familiar suyo le recogió para llevarlo a su pueblo natal en Castilla-León- hasta este lunes a eso de las seis de la tarde cuando un vecino vio salir del portal número seis de la calle Polígono a un hombre corriendo ‘de aspecto desaliñado’. Valdueza fue hallado muerto y en proceso de momificación en su salón por un ladrón que pretendía robarle.
A sus 90 años, Miguel era un personaje conocido en su pueblo, situado al sureste de la capital gallega. Es un municipio habitado por sólo 24.000 habitantes. “Era un hombre educado, llevaba muchísimos años viviendo aquí. No sabíamos mucho más”, recuerda una camarera del bar El Murci, lugar de elección de Miguel para tomar ocasionalmente un café. Curiosamente su portal se encontraba en medio de dos bares, por lo que era frecuente verle por la zona tomando algo. Ahora en el pueblo todos hablan de él.
Hedor a putrefacción
Al anciano lo recogieron sus familiares las pasadas navidades para llevarle a su pueblo. Por esta razón sus vecinos pensaban que había permanecido ahí durante los últimos seis meses. En marzo de este año varios vecinos recuerdan haber percibido un mal olor en el rellano del edificio. Un hedor a putrefacción que provenía de su piso. Pensaban que provenían de los alimentos malos que el propietario había abandonado. En su momento acudieron a las autoridades, que llegaron a la misma conclusión y no forzaron su entrada a la vivienda. “No era un olor insoportable, pero sí algo molesto, aunque solo duró unos días”, declara una vecina, según recoge La Voz de Galicia.
No fue hasta que este lunes cuando apareciera el cadáver momificado después de más de cuatro meses en estado de putrefacción. Lo peculiar fue el motivo del descubrimiento. La persona a la que se le vio bajando las escaleras de tres en tres y salir corriendo del portal por un vecino había violentado la puerta de la residencia del anciano para robarle. Fue entonces cuando encontró el cuerpo deshidratado y petrificado de la víctima. Tal fue el susto del saqueador que se fue sin tocar nada. Huyó aterrorizado. No llamó a las autoridades para avisar de manera anónima del hallazgo. Según fuentes de la investigación, el delincuente se asustó con su peculiar descubrimiento y no reunió el valor suficiente para pasar más allá del salón.
El hombre vivió toda la vida en ese edificio. Se había quedado viudo hacía unos años y antes de su jubilación había trabajado como secretario en la ya desaparecida empresa Cros, en Culleredo. Los residentes de la zona destacaban su buen estado físico. “Nadie podía decir una mala palabra de él”, dice de él un conocido según recoge el citado periódico gallego.
Su vecino de planta encontró poco tiempo después de la huida del ladrón la puerta abierta de par en par, con claros signos de fuerza. No se atrevió a entrar y decidió llamar a las autoridades. Los agentes que llegaron al inmueble encontraron a Miguel Valdueza momificado. El mencionado diario aclara que “el asunto pasó a manos de la policía judicial de la Guardia Civil y del Juzgado de Instrucción número 1 de A Coruña”.
El cadáver apareció en el salón. El piso presentaba todas las condiciones de un inmueble abandonado. Todas las puertas y ventanas estaban cerradas. La fecha de la muerte sigue siendo un misterio. Lo único que se recoge es que el anciano, como mínimo, había fallecido hacia el mes de marzo.
Vida solitaria
Gracias a fuentes cercanas a la vivienda, se sabe que el anciano no recibía muchas visitas. Ni de amigos ni de familia. Vivía en soledad dentro de las paredes de su casa. Entre las escasas visitas, y su poco contacto con el exterior, era normal pensar que el anciano seguía de vacaciones en su pueblo.
Es la segunda vez de los últimos meses en los que parece una persona momificada en la zona. En la pasada ocasión se descubrió el cadáver de una anciana en su casa después de que el dinero de su cuenta bancaria se agotara y por tanto dejara de pagar su alquiler. Esta mujer llevaba siete años sin ser vista. Ocurrieron una muy cerca de la otra, en municipios vecinos. Entre las casas de ambos ancianos momificados hay menos de 5 kilómetros.