Era todo un ritual: justo antes de comenzar la jornada laboral, la plantilla de camareras del restaurante Hooters se reunía, se alineaba y se anudaba a la espalda su camiseta blanca delante de los clientes, para resaltar el tamaño de sus senos. Ahora que los pechos están bien arriba, ya podemos abrir el 'tetaurante'.
Lo de 'tetaurante' es una traducción libre de 'brestaurant': un juego de palabras en inglés compuesto por las palabras breast (pecho) y restaurant. Todo junto resume el concepto de Hooters: menú basado en carne y mujeres enseñando carne.
Hooters es una cadena norteamericana de comida que ha sido ferozmente criticada por su planteamiento machista y que sexualiza el cuerpo de la mujer para utilizarlo como reclamo. Esta cadena de restaurantes amenaza con instalarse en Cataluña, aunque su primera intentona ha sido frustrada. Las presiones de organizaciones feministas e incluso las reticencias del Ayuntamiento de Viladecans (ciudad elegida para instalarse) han dado con el primer proyecto al traste.
Casting más que entrevistas
Tops ajustados, escotes muy generosos, shorts apretados, mujeres exuberantes y pecho, mucho pecho. Es el secreto de la fórmula Hooters para sus camareras. Cuentan en Estados Unidos que el tamaño de los senos de la mujer es fundamental a la hora de que sea seleccionada en la entrevista de trabajo. Es una especie de casting en el que se valoran más las medidas que las competencias de la persona en cuestión. Y si alguna de las camareras tiene un pecho más pequeño del estándar en el restaurante, se le coloca un sujetador push-up que realce el tamaño de busto.
¿Y los hombres? ¿No trabajan en Hooters? Lo hacen, pero siempre fuera del foco. Cocineros, personal administrativo, responsables de comunicación e incluso gerencia. Es decir: en Hooters mandan los hombres pero la imagen corporativa consiste en mujeres vestidas con atuendo provocativo.
El búho con pezones en lo sojos
Chicas provocativas, grandes jarras de cerveza, enormes filetes de carne a la parrilla y eventos deportivos en las pantallas, todo dirigido a un público eminentemente masculino. Todo muy 'de machos'. La mascota es un búho cuyos ojos, que coinciden con las dos letras 'o' del nombre Hooters, imitan dos pezones. Estos son los patrones de esta marca que nació en Florida en 1983, pero que ya se ha establecido en medio mundo. En total son 425 restaurantes repartidos por todo el planeta: están presentes en 46 estados de EEUU y en otros 20 países.
Hooters ya pasó por España, pero con más pena que gloria. Esta cadena de restaurantes abrió un local en 2007 en la Playa del Inglés (Gran Canaria), una de las zonas que más turismo concentra en la isla. Estuvo abierto durante 3 años, con escaso éxito, y cerró en 2010. Desde entonces, nuestro país no ha estado dentro de la órbita Hooters.
Parece que esto ha cambiado en 2017. La compañía norteamericana volvió a la carga a principios de 2017, anunciando la puesta en marcha de un plan que abriría 15 restaurantes en todo el territorio español en los próximos siete años. El primer desembarco iba a tener lugar en Cataluña. El enclave elegido tal vez no era el más idóneo. Escogieron el municipio de Viladecans, muy próximo a Barcelona y a algunas de las playas de moda como Castelldefels o Gavà. El problema era que el sitio en el que tenían pensado instalarse era el Centro Comercial Vilamarina, que es un espacio familiar en el que confluyen tiendas y restaurantes de todo tipo.
Quejas del propio alcalde
Incorporar un establecimiento de este corte a un espacio familiar generó las primeras controversias. Ya no sólo de organizaciones feministas que denunciaban la cosificación de la mujer en este modelo de negocio. Es que el propio Ayuntamiento manifestó sus reticencias y su incomodidad por la próxima llegada de Hooters al municipio. El alcalde, Carles Ruiz (PSOE), envió una carta a la empresa promotora del proyecto para trasladarle su preocupación por las noticias que señalaban la inminente implantación de Hooters en su ciudad: “Nos resulta incómodo que el restaurante utilice el cuerpo femenino como gran reclamo, cuestión que no sintoniza con el trabajo que realizamos en el municipio por la igualdad de oportunidades y por situar a la mujer lejos de ser un objeto de marketing. Además, nos sorprende, porque creemos que esta línea de negocio es muy disonante con la vocación familiar que, sin duda, tiene Vilamarina”, explicaba el primer edil de la localidad.
La polémica que envuelve a Hooters trasciende las fronteras institucionales y llega incluso a las altas esferas de la propia empresa. La Cadena SER habló con uno de los responsables de Hooters España que, aunque sin facilitar su nombre, reconoció que “si mi hija quisiera trabajar como camarera en Hooters, yo me pensaría si permitírselo o no”. Además, adelantando ya que Hooters renunciaría a abrir en Viladecans, este portavoz culpaba a los medios de comunicación del fracaso de la operación. “Entre el alcalde y los medios de comunicación nos lo habéis tumbado”, lamentaba.
La resolución del conflicto entre Hooters y Viladecans tuvo lugar la primera semana de agosto: la empresa anunció que renunciaba a instalarse en el municipio. En principio se pensaba que los norteamericanos habían sucumbido a las presiones consistoriales y feministas. Pero desde la marca del búho lo desmienten. El responsable de comunicación de Hooters en España, Julio Arias, declaró a Europa Press que se había descartado el emplazamiento de Villamarina por una cuestión de espacio en el local. Y amenazan con volver: “A pesar de las informaciones surgidas, seguimos con mucha ilusión el plan de expansión. Aunque no será en Viladecans, abriremos un restaurante en Cataluña antes de que acabe el año”.
Las camareras ya no se anudan el top a la espalda. Ya hace años que ese ritual se eliminó porque las camisetas bancas de algodón fueron sustituidas por unas prendas de un tejido llamado spandex, elástico y ajustado de por sí. Es decir: les han facilitado que el busto quede realzado sin necesidad de nudos. La declaración de intenciones de la empresa, aunque lo nieguen, es clara: los pechos son el reclamo. Desde Hooters, en cambio, aseguran que prefieren que les conozcan por la calidad de su producto. “La carne es de muy buena calidad”, declararon desde la firma. En efecto, en la carne está la clave.