-Son cosas de niños que se les han ido de las manos. Piensan que nunca va pasar nada, que lo que hacen no tienen consecuencias. Y Aarón se ha jodido la vida él solito.
-Qué lástima, qué pena... Para lo buen niño que es él. Para uno formalito que hay...
El madrileño barrio de San Fermín tuvo este lunes el peor de los despertares posibles. La noticia corría de boca en boca, de casa en casa, de bar en bar. Pero lo peor es que la tragedia era doble: no sólo había fallecido Yiqi, el niño chino de 3 años que jugaba en la acera cuando un coche lo atropelló mortalmente tras alunizar en la tienda de alimentación de sus padres; sino que Aarón era el conductor del vehículo. El juez ha decretado para el joven prisión incondicional al imputarle un supuesto delito de homicidio por imprudencia, dos de lesiones y otro contra la seguridad vial.
Aarón Hernández, un chaval bastante conocido en el barrio -perteneciente al distrito de Usera- es como cualquiera de los de su edad. Con los dieciocho años recién cumplidos, suele pasar sus ratos libres con sus amigos en el parque, en la calle. Sus vecinos, según relatan a EL ESPAÑOL, no caben en su asombro. "Es una pena, una desgracia. Aarón es muy simpático, muy buen niño. Te ve y te saluda, o, si te ve con bolsas, te aguanta la puerta".
Este mediodía, los coches, aparcados en batería, aguardaban frente al número 26 de la calle Mezquita, como en un velatorio improvisado. Vecinos, conocidos y curiosos no paraban de llevar flores y peluches ante la tienda de alimentación. Todavía no sé explican qué pudo pasar. "Debió de perder el control Aarón se montó en el coche porque el otro chaval le dijo que lo aparcara, que él venía muy cansado de un viaje", cuenta un testigo del suceso a este periódico, quien rehúsa identificarse.
"Estaban en frente unas chicas de su edad. Probablemente se envalentonó al aparcar y en una de estas se confundiría con los pedales", indica el dueño del Bar Mezquita, que se sitúa justo enfrente de la tienda. A dos calles de donde reside Aarón.
Otro vecino del barrio, que pasaba por allí en el momento del choque, se intentó aprovechar de la confusión del momento. “Estaba por los alrededores y se intentó llevar la caja. Cuando todavía estaba el chiquillo en el suelo”, afirma una señora que lleva más de 45 años viviendo en el vecindario.
Faltaban pocos minutos para la medianoche cuando Aarón perdió el control del coche. No iba bajo los efectos de las drogas. Pero no tenía carné de conducir. Llevaba de copiloto al propietario del vehículo, que sólo contaba con dos años más. Los dos esperaron a las autoridades en el lugar del accidente, han confirmado fuentes policiales a este periódico. Uno ha sido detenido por la Policía Nacional, otro por la Local. Pero a ambos se les imputan los mismos delitos: homicidio imprudente, lesiones, daños y un delito contra la seguridad vial.
Un entorno conflictivo
La familia Hernández Jiménez lleva más de una década viviendo en Usera. Aarón vive en la actualidad con su madre, Concepción, una mujer rubia que hace vida en el barrio tras enviudar hace un lustro. Su hermana, Laura, va y viene desde que se independizó. "Él también vive temporadas con su hermana, que ya tiene chiquillos", afirma una vecina.
Aarón sueña con ser empresario, y, de momento, quería ganar dinero de manera honrada, pese a ser habitual el menudeo de droga en su entorno. "Yo soy albañil y había trabajado antes con su padre, cuando vivía. Suele venir a preguntarme si sé de algún puesto", puntaliza un vecino, que vive puerta con puerta. También era un apasionado del fútbol: jugaba en el equipo del barrio, el Club de Fútbol San Fermín.
A orillas del Manzanares y en los aledaños de la Caja Mágica, los curiosos se arremolinan en el lugar del suceso. Desde mediodía hay un goteo constante de ciudadanos de origen chino, que vienen a homenajear a la familia de Yiqi -son emigrantes de dicho país- dejando velas. Incluso una madre toma una foto de su hija con el improvisado altar. En el momento del atropello, toda la familia se encontraba en el interior del establecimiento. El padre continúa ingresado en el Hospital 12 de octubre con heridas leves. La hija, de 11 años, fue atendida por cortes por cristales en los brazos y la espalda. La niña requirió atención por parte de los psicólogos de SAMUR-Protección Civil. La madre de Yiqi, también: sufrió una crisis de ansiedad.