Maximina Iglesias Iglesias (86) y Angelina Otero (78) vivían en la parroquia de Chandebrito (Nigrán). Ellas son dos de los cuatro fallecidos por los incendios que han devorado más de 4.000 hectáreas en 48 horas en Galicia. Ambas eran vecinas de puerta con puerta. Ambas tenían su casa en Xestal, en la calle das Laxes, en el barrio de la Iglesia. Un pequeño reducto en medio del rural del sur de la provincia. Eran amigas desde hace más de cincuenta años, cuando la segunda llegó a la zona a casarse con Rafael. Maximina ya estaba casada con Manolo, que regenta uno de los dos bares del pueblo.
El domingo trataron de escapar del infierno que había llegado en forma de fuego a sus casas. Chandebrito es una parroquia de apenas 5 kilómetros cuadrados. Se trata de un lugar en el que no viven más de 500 personas. “De todo el terreno del pueblo, debió arder la mitad, más de dos kilómetros”, explica Carlos. Conoce bien la situación. Es el presidente de la asociación de vecinos Chandebrito 1807. Hoy están de luto en su casa porque Angelina, una de las fallecidas, no volvió a casa tras la pesadilla del domingo. Era su tía abuela.
Juntas, Maximina y Angelina paseaban habitualmente por las calles de Chandebrito. Quedaban para jugar a las cartas la una en la casa de la otra. O también en el centro social, en la casa cultural situada en el barrio de la Iglesia. Ayer fue uno de esos días. El pueblo se convirtió en una ratonera de la cual muchos consiguieron, a duras penas, escapar. Ellas no lo lograron. Esta mañana sus cuerpos aparecieron calcinados en el interior de la furgoneta.
Partida de cartas
Todo comenzó en torno a las seis de la tarde. Los bosques ya llevaban ardiendo desde hacía horas. El incendio llegó a Chandebrito desde la parroquia de Camos, a muy poca distancia, la suficiente para que todo se convirtiese en un polvorín. El foco principal se produjo cerca de la zona del cementerio. Ahí está situada una fábrica pirotécnica muy conocida en la zona. Nada parecía salvarse.
Mientras tanto, Angelina y Maximina jugaban como cada domingo a las cartas. Esta vez, se encontraban en casa de la segunda. Estaban con ellas otras dos vecinas disfrutando de la compañía y de la tarde. En cuanto se enteraron, tomaron la decisión de salir de la vivienda. El humo llegaba con facilidad y el fuego acechaba peligrosamente por la carretera principal.
Angelina y Maximina tomaron la decisión de marcharse de allí a casa de una de las sobrinas de esta segunda. Esta vive, al parecer, en Lourido, una espectacular y pequeña península en la desembocadura del río Miñor, a cinco minutos en coche de la casa de ambas mujeres. Cuentan los vecinos que algunos agentes de policía estuvieron andando, a esas horas, de casa en casa, ordenando a los vecinos que se fueran de la parroquia. Justo en ese instante estaba rodeada de humo y fuego. La carretera era impracticable. Angelina y Maximina se metieron en una furgoneta.
No son pocos los vecinos que critican esa decisión de los agentes. La salida del pueblo era impracticable en ese momento y justo hacia ahí se dirigieron las dos mujeres. En el vídeo que acompaña este reportaje se puede apreciar el estado de la carretera en ese instante.
Salieron por la carretera principal en una furgoneta de color blanco. Conducía una vecina algo más joven que ellas. Subieron también un perro en el vehículo. Cogieron la bajada principal hacia Camos. En ese momento se encontraron la carretera con llamas a ambos costados. No pudieron continuar. Algunas fuentes apuntan a que les cayó un árbol encima del vehículo y quedaron atrapadas. Otras, que la furgoneta quedó atrapada en una finca lateral de la carretera. La joven conductora consiguió escapar. Por desgracia, ni Maximina ni Angelina lo lograron. Murieron en el vehículo. También el perro.
Una ratonera: “Ardieron hasta las ovejas”
Hubo vecinos que decidieron tomar la misma ruta que las dos mujeres fallecidas el domingo. Sin embargo, antes de verse envueltos en las llamas, lograron dar la vuelta y retroceder. “Mi familia intentó huir en el coche hacia la parroquia de Camos, pero al comenzar a bajar por la carretera principal, un poco antes de donde fallecieron las dos vecinas, casi se vieron rodeados de fuego y consiguieron dar la vuelta por poco. Salvaron la vida”.
Como en muchas otras zonas rurales de Galicia, en Chandebrito, la parroquia de Maximina y Angelina, las carreteras y las pistas forestales son estrechas y serpenteantes. Los árboles caen sobre la carretera, a veces tapándola por completo por encima. Con el fuego totalmente vivo, estas vías se vuelven impracticables.
Con la velocidad del viento, el fuego iba saltando de un lado a otro, de suerte que de repente, de la nada, podría aparecer un nuevo conato de llama a centenares de metros del fuego anterior. “Al lado de mi casa, a una vecina, de repente una ceniza, una chispa que vino con el viento, le quemó un cobertizo al lado de su casa. Y eso que está muy alejado del monte. Ardió con todas las ovejas dentro. Ardieron hasta las ovejas, macho”. Una auténtica ratonera.
En la mañana de este lunes, los campos de Chandebrito estaban arrasados. El 50 por ciento de la parroquia, quemado. Cerca de donde fallecieron Maximina y Angelina, hubo a quien casi se le quema la casa. “Fue una auténtica película de terror. Abandonamos todo y nos llevamos lo que cabía en los coches, sin saber lo que iba a pasar. Era de una impotencia imposible de explicar. El fuego pasó de largo quemando todo menos nuestra casa. Por desgracia, hubo quien no tuvo la misma suerte”, asegura una vecina de la misma parroquia.
En esa jauría de fuego y humo, también quedaron atrapados 16 agentes. Fue en un corredor del monte que no tenía escapatoria, no tenía el llamado “corredor de evasión”. A última hora de la noche lograron rescatarlos. Pero la virulencia del fuego dejará en los vecinos, además de sus tierras arrasadas, el recuerdo de una pesadilla de humo y ceniza incandescente.
Falta de prevención
La prevención de los incendios es algo se ha criticado durante años desde todos los colectivos del sector: bomberos, sindicatos, vecinos, asociaciones de vecinos...Algunos de los habitantes de Chandebrito aseguran que veían venir la situación. Semanas atrás, varios de ellos pidieron al presidente de la Comunidad de Montes de la zona instrumentos para desbrozar sus terrenos, para desbastarlos de maleza y para adecentarlos ant eun posible peligro incendiario que lleva acechando todo el verano por la fuerte sequía que se ha instalado en la zona a lo largo de este 2017. No se las prestaron y el monte siguió tal cual se lo encontraron los pirómanos que este domingo lo hicieron saltar por los aires. “Son enfermos mentales. Aprovecharon el peor día posible”.
La muerte de Maximina y Angelina, dos vecinas muy conocidas y que llevaban toda la vida en el pueblo, tiene consternada a la población del lugar. Pudo ser peor. En ese mismo tramo en el que las dos mujeres perecieron, ardieron también otros tres vehículos particulares y un autobús de línea escolar. Las cenizas que le iban cayendo encima le prendieron fuego y le hicieron arder por completo. Carlos, vecino de la zona, comenta, “Pudo ser peor. Mucho peor. Sin duda pudieron morir varias personas más. Aquí se tiene el monte abandonado. Estaban los cortafuegos llenos de maleza. De pinos. De tojos. Todo completamente dejado”.Es una irresponsabilidad muy grande que llevamos años sufriendo”.
A lo largo del lunes, cuando el fuego se había calmado, algunos vecinos pasearon por sus terrenos. Observaron los frutales calcinados. Los cultivos totalmente inservibles en medio de una tierra de color negro. La belleza del mundo construida de forma sencilla durante décadas y reducida a cenizas en cuestión de horas.