El teniente Fernando Pérez Serrano “vuela ahora más alto”. Suele ocurrir que, ante las tragedias, las víctimas acaparan elogios y virtudes. Eso ha pasado con el piloto del F-18 siniestrado en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid): “Era un máquina”, apuntan unos. “Conseguía todo lo que se proponía”, añaden otros. “Era el mejor dentro y fuera del avión”. Pero en el caso del militar, los halagos se sostienen en datos fehacientes. Fue el número uno de su promoción y, a sus 26 años, había alcanzado un sueño al alcance de muy pocos: pilotar una de las joyas de la Corona del Ejército del Aire.
Habla uno de sus compañeros de promoción:
-¿Recuerda algún momento que compartiese con Fernando, alguna imagen…?
-Es imposible reducirlo a uno. Es… Era un tío que deslumbraba, el mejor, el que más habilidades demostraba. ¿Cómo decirlo…? Era el espejo en el que todos nos queríamos ver reflejados.
Las descripciones de los amigos del teniente Pérez Serrano -o sencillamente Fer, como le conocían- son entrecortadas, aún afectadas por la magnitud de la tragedia. El piloto realizaba este martes, 17 de octubre, “un vuelo de instrucción normal”, afirman fuentes de Defensa. En la maniobra de despegue, algo falló para que la aeronave se precipitase y se estrellase contra el suelo. El militar no pudo apretar el botón de eyección.
Apenas habían pasado unos minutos de las once de la mañana cuando se conocían los primeros datos de la noticia: 'Se ha estrellado un avión en la base de Torrejón'; 'el avión siniestrado es un F-18 del Ala 12'; 'el piloto no ha podido sobrevivir al accidente'... Cada información estrechaba el cerco sobre Fernando Pérez. “Y cuando nos hemos enterado… duro, durísimo. Un palo tremendo, la verdad”, atinaba a decir uno de sus compañeros en conversación con EL ESPAÑOL.
“No me puedo ni imaginar cómo estará su novia, Alejandra; se adoraban”. Con ella había viajado recientemente por el sudeste asiático. Ambos convivían en Madrid; él estaba destinado en la base militar de Torrejón de Ardoz y ella trabajaba en el departamento de marketing en la compañía tecnológica Fujitsu.
ADN militar
“Una máquina, 'número uno' en todo”, dicen de él sus amigos. Actualmente, el teniente de 26 años compaginaba su labor como piloto de cazas F-18 con sus estudios en la Universidad Politécnica de Madrid, donde cursaba un Grado de Ingeniería aeroespacial, aeronáutica y astronáutica. En su promoción, la 65ª del Ejército del Aire, lo conocían por haber sido el mejor de todos, el número uno; un esfuerzo por el que se le recompensó con la Cruz del Mérito Aeronáutico.
“Su vocación militar se comprendía desde el servicio a los demás”, entiende un amigo de la familia. “Su padre es el coronel Fernando Pérez Nicolás, de zapadores, y de ahí le viene su querencia hacia las Fuerzas Armadas”.
Pero el joven Fernando, fallecido este martes, optó por un camino diferente al de su padre. Quiso -y lo logró- ser piloto del Ejército del Aire. Y más concretamente de uno de sus aviones más emblemáticos, el F-18, caza de fabricación estadounidense y uno de los más operativos de las Fuerzas Armadas.
“Su familia está tremendamente unida”, detalla este mismo amigo. Los padres, Concha y Fernando, ante los continuos cambios de domicilio que exige la vocación militar, siempre se esforzaron en fomentar los valores familiares de sus dos hijos, Celia y Fernando. De hecho, el piloto fallecido nació en Murcia, se trasladó a los seis años a Sevilla y, más tarde, a Madrid.
-Gestionar una tragedia así…
-En las familias militares se asume que cualquier misión entraña riesgo, pero esto ha sido un golpe tremendo... Tendrán que asimilar que Fer vuela ahora más alto.
“Un trozo de pan”
Un amigo del teniente Fernando: “Era excepcional. No daba una voz mas alta que otra. Era muy limpio, noble; un trozo de pan. Muy bueno, un crack en lo suyo. Un tío muy inquieto y con ganas de ayudar a su país”. Además, era aficionado a todo lo que tuviera que ver con el mar, especialmente la pesca y el submarinismo.
La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal trasladó su apoyo, cariño y comprensión a la familia del teniente Pérez Serrano y al Ejército del Aire, según informa la agencia EFE.
Cospedal también insistió en que el militar fallecido ejercía "una profesión de riesgo" y que, "aunque esto no es un consuelo", en este tipo de profesiones "a veces ocurren estos accidentes": “Ha fallecido cumpliendo con su vocación”. El accidente ha tenido lugar cinco días después de que otro piloto, Borja Aybar, muriese al estrellarse su Eurofighter en la base aérea de Los Llanos, en Albacete.
Pese a lo mediático de la noticia, los padres del militar fallecido quieren mantener la discreción en torno a la tragedia. El funeral se celebrará este miércoles, a las 20.30, en la base aérea de Torrejón, en la más estricta intimidad. A la familia y a Alejandra -la novia del teniente Fernando- les acompañarán los efectivos destinados en el Ala 12.
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