Ya lo dijeron los evangelistas en La Biblia: “lo que Dios ha unido, que ningún hombre lo separe”. Y, por ahora, se está yendo por el buen camino. A pesar de la que se avecina por la situación político-social catalana, las novias españolas pueden respirar tranquilas. Su consabido “sí, quiero” no corre peligro. Al menos, de momento.
El quid de la cuestión estriba en que según datos estimados por diferentes fuentes del sector nupcial, alrededor del 80% de las novias españolas eligen sus vestidos de prestigiosas firmas catalanas para su día más especial. Gracias a su amor y pasión, esa estrecha unión aún no la ha quebrantado ni Puigdemont (54 años) ni Rajoy (62). Nuevamente, de momento.
A pesar de la masiva fuga de más de 1.500 empresas de un sinfín de sectores que han cambiado su sede social en Cataluña por Madrid, Zaragoza, Málaga, Alicante o Córdoba -lo cual representa el 30% del PIB catalán, marcas tan conocidas como Pronovias, Rosa Clará, Jesús Peiró, Yolancris o Raimon Bundó –situadas en el top ten de la moda nupcial- aún poseen su sede social y fiscal en diferentes puntos de Cataluña. Una industria fructífera que sólo en España factura 1.246 millones de euros y vende 755.000 vestidos en todo el mundo.
La primera marca líder con diferencia en el competitivo universo blanco es Pronovias, que hasta hace tres meses tenía como presidente a Alberto Palatchi (68), hijo del fundador, que la vendió al fondo BC Partners por 550 millones de euros. Jean-Baptiste Wautier (48) es su nuevo presidente. A consecuencia del acuerdo, Palatchi se quedó con un ‘simbólico’ 10% de las acciones y, contrariamente a lo que se ha publicado, no desea formar parte del consejo y no tiene ningún cargo ejecutivo.
Este gigante nupcial tiene una cuota en el mercado español que oscila entre el 41% y el 50% y ha tenido siempre un crecimiento ininterrumpido durante el proceso soberanista catalán, lo cual le ha llevado a tener una facturación de 163 millones de euros en 2016.
A pesar de que los responsables de Pronovias no hacen declaraciones y no desean implicarse en nada que tenga que ver con la actual situación política, fuentes cercanas aseguran a EL ESPAÑOL que “de momento está bien como está y no se ha barajado la posibilidad de un cambio de la sede y seguimos en El Prat de Llobregat (Barcelona). Es pronto para saber cómo va a afectar todo lo que está pasando. Lo único que ha hecho la firma es crecer”. Para evitar especulaciones y rumores infundados sobre un supuesto cambio de sede (Palatchi se ha ido a vivir a Madrid donde se ha comprado un ático de lujo en La Moraleja), estas fuentes afirman que “la decisión no ha tenido nadad que ver con Pronovias y se debe única y exclusivamente a proyectos personales”.
Curiosamente, en las navidades del 2016, este vendedor de sueños de color de rosa veía que el sueño de amor con su pareja se desvanecía y Palatchi y Susana Gallardo (52) decidieron romper su matrimonio de tres décadas sin que hubiera terceras personas, al parecer.
Casi un año después, Susana, que también es multimillonaria al ser la heredera de los laboratorios Almirall, acaparó el centro de atención el día del referéndum catalán del 1-0, cuando la empresaria catalana protagonizó una anécdota-escándalo (según los ojos que lo miren) en las redes sociales: durante las votaciones se paseó por varios colegios electorales envuelta en una bandera española.
A nivel mundial, Pronovias tiene una red de distribución con más de 4.000 puntos de venta en 105 países, posee 79 franquicias y 44 tiendas propias en las principales ciudades del mundo como Nueva York, Milán, Roma o París. Entre las famosas que han elegido a Pronovias figuran Mar Saura (42) con empresario Javier Revuelta; Nuria March (50) con José María Pasquín; Amelia Bono (35) con Manuel Martos (39) o Nuria Fergó (38) con José Manuel Maíz.
En segunda posición y a una distancia bastante considerable se sitúa Rosa Clará (53), que fundó su empresa en 1995. EL ESPAÑOL se puso en contacto con esta conocida firma y su portavoz comentó: "Hasta el momento no nos hemos pronunciado sobre el tema catalán y preferimos seguir así porque es un tema delicado. Queremos tener un perfil bajo y si no aparecemos en los medios, mucho mejor. Y tampoco facilitamos datos económicos desde hace dos o tres años”.
Hay que remontarse al 2014 para saber que la empresa tuvo una facturación anual de casi 45 millones de euros, tres veces menos que su principal competidora, Pronovias, pero que supuso un 25% más que el año anterior. Además, algunos expertos del sector, especialmente varios de sus competidores, calculan que su cuota de mercado en España estaría en algo más del 20%. Actualmente, el grupo Rosa Clará tiene tres sedes sociales: las oficinas de Barcelona, el showroom de Sant Just Desvern (Barcelona) y la sección de producción, logística y almacén en Hospitalet de Llobregat (Barcelona).
Hay cierto halo de misterio entorno a esta empresa que maneja Rosa Clará de la misma manera que gobernaba Margaret Thatcher (87) el Reino Unido, con un firme puño de hierro, pero envuelto en un guante de satén sin perder nunca su amplia sonrisa y su elegante compostura. En España, la última tienda inaugurada fue hace casi un mes en Santander.
Anteriormente inauguró tiendas en Girona, Alicante y Las Palmas y en breve inaugurará la segunda tienda en Qatar (en Doha) y otra en Irán (en Mashhad). En total, el grupo posee 140 tiendas y 3.500 puntos de venta en 80 países de los cinco continentes. Rosa está feliz porque, finalmente, su único hijo, Daniel (24) licenciado en arquitectura ha decidido ser su sucesor. Entre las novias más famosas que han escogido sus diseños figuran Paula Rubio (46), Paula Echevarría (40), María Jara (38) y Lorena Bernal (36).
Jesús Peiró es el cuarto negocio español y el tercero catalán en volumen de ventas, ya que 1,5 millones de euros proceden de sus transacciones en nuestro país y otros 3 millones de euros provienen del extranjero. Tras recibir el consentimiento del departamento de gerencia, El ESPAÑOL obtuvo acceso a la siguiente información: “Con respecto al cambio social de la empresa vamos a dar un plazo prudencial a ver si hay inseguridad jurídica o no. De memento, no cambiamos la sede fiscal, aunque a nivel nacional a medio o largo plazo nos puede afectar”.
En España, el mercado es estable, aunque cuesta bastante prosperar “debido a la coyuntura económica, la incertidumbre y los cambios en las costumbres socio-culturales”. Sin embargo, está previsto que de cara al 2018 Jesús Peiró crecerá menos que en periodos anteriores porque su mercado en el Reino Unido se ha resentido debido a la crisis del Brexit, mientras que en Estados Unidos prevén crecer aproximadamente un 5%. A pesar de ser la cuarta empresa catalana más poderosa en el sector de novias, su cuota de mercado a nivel español se sitúa entre el 5% y el 8%. Esta marca posee una tienda propia en Barcelona, 4 franquicias en España (Alicante, Madrid, Sevilla y Valencia), 75 tiendas multimarca en toda España y 170 puntos de venta en 31 países.
La situación del Brexit es un claro ejemplo de lo que podría ocurrir en Cataluña. Por ahora, todo es una gran hoguera cuyas chispas han salpicado a cientos de empresas que han huido de la quema, pero si el procés se agudiza y la situación de incertidumbre se eterniza o las medidas adoptadas no son halagüeñas, el sector textil de la moda catalana tiene todos los puntos para mirar hacia otro lado y cambiar su lado social. La mayor parte de sus beneficios radica en el extranjero (en el caso de Pronovias el 80% de las ventas se produce más allá de los Pirineos) y la imagen de inestabilidad que se está dando puede hacerles cambiar de opinión y trasladar su sede social. Al fin y al cabo, como se suele decir, la pela es la pela.
A tenor de los porcentajes que se llevan de este suculento pastel las tres primeras empresas catalanas (Pronovias entre un 41% - 50%; Rosa Clará algo más del 20% y Jesús Peiró entre un 5% - 8%), el resto de esas millonarias migajas del sector catalán (alrededor del 80%) se lo reparten como pueden el resto de empresas y pequeños ateliers como Yolancris, Raimon Bundó, Andrés Sardá, Teresa Helbig o Jordi Dalmau. Éste último opina que “ahora mismo está todo parado, pero yo creo que es porque las novias al venir a comprar su traje con un año de antelación también están a la expectativa de lo que pueda ocurrir, al igual que toda la población. Creo que se está retrasando la compra a la espera de decisiones por parte de quiénes nos gobiernan”.
Ante la hipotética situación de que se produjera un divorcio entre las novias españolas y las empresas catalanas, Dalmau tiene su propia visión: "Si nosotros seguimos trabajando como hasta ahora, a las novias no debería importarles dónde estemos ubicados o de qué nacionalidad seamos. Todo eso es secundario cuando nuestra mano de obra es enteramente nacional, seamos de la comunidad que seamos. Además, nosotros trabajamos con proveedores nacionales y nuestros tejidos y materiales provienen de cualquier parte de España, así como del resto de Europa”.
Independientemente de si este amor hasta ahora duradero se termina para siempre, según el estudio realizado por el profesor Nueno, el gasto en el sector nupcial seguirá creciendo imparablemente hasta el 2020 gracias a las bodas programadas de la generación millennial. Tal y como afirma a EL ESPAÑOL Dolors Herranz, de la Barcelona Bridal Week, “para nuestra próxima convocatoria del mes de abril de 2018 aún no hemos notado ningún tipo de crisis y todo sigue evolucionando sin alteraciones. "El nuestro es un salón de referencia a nivel mundial, perfectamente equiparable al que existe en Nueva York, pero con una pasarela mucho más bonita”, añade.
Por ahora, el vestido blanco, que tan de moda puso la reina Victoria de Inglaterra –ella también fue la precursora de idear un traje de marinerito para su hijo, el príncipe Eduardo, que tantas marcas como Chanel o Gaultier han versionado- cuando se casó con el príncipe Alberto en 1840, sigue primando y generando unos beneficios que llenan considerablemente las arcas del stado español. Ese color, símbolo de la paz, sigue estando indemne. ¿Seguirá siendo así?. Paso a pasado se verá lo que va ocurriendo en este cuento de temática política que se ha tornado en pesadilla.