Vanessa García Marx todavía habla de su padre con cariño, nostalgia y tristeza. En casa mantienen vivo su recuerdo pese a que hace cuatro años que se marchó. Con él mantenía una estrecha y sincera relación. “Sus nietos no pudieron disfrutarle, pero siempre sabrán cómo y quién fue su abuelo. En casa nos acordamos todos los días de él. Siempre digo que es una suerte tener tantas imágenes de él en Internet: sus actuaciones, sus conciertos, sus películas… Y que mis hijos puedan ver siempre que quieran a su abuelo, que eso no lo puede disfrutar todo el mundo”. Su padre es Manolo Escobar, uno de los protagonistas indiscutibles de las últimas semanas junto a su canción Y viva España.
Este pasado mes de octubre, Cataluña lo ha monopolizado todo. El conflicto catalán está cambiando incluso el sentido y el significado de las canciones. Sucede con esa canción de Escobar, una de las que le llevó a la fama en los años 70. Mientras, la hija del cantante observa la situación sin saber qué pensar. Tampoco le da más importancia. “La verdad, me lo tomo como una anécdota”. Más adelante, en la charla, asegura que su padre habría visto con buenos ojos ese referéndum para que los catalanes decidiesen su futuro.
Estos días el cantante nacido en octubre de 1931 ha sido rescatado junto a muchos otros del baúl de la historia reciente de España. Sobran los ejemplos. El más reciente: a las diez de la noche del pasado miércoles, 20 personas se reunieron en la acera de enfrente al hotel NH de Santa Engracia, en pleno centro de Madrid, donde se alojaban algunos miembros del Govern cesados de sus cargos tras el desafío independentista. Esas veinte personas iban equipadas con cacerolas, bocinas y banderas de España. Había miembros de Vox y de Falange.
El objetivo: una hora de ruido, música e insultos hacia las ventanas del hotel. Es decir, darles un rato la murga. Incordiarles. Al final, el escrache resulta ser una cacerolada fallida. No obstante, falta todavía un detalle. Una mujer que lleva una enorme bandera de España se va para su coche, lo enciende y sube la música. Tiene una canción preparada. “¡Que viiiiiiiiva Españaaaaa, y siempre la recordaráaaan…!”.
A todo volumen, los miembros de la pequeña cacerolada corean la canción que estos días se está convirtiendo en himno contra el independentismo. Manolo Escobar está hasta en la sopa: en las manifestaciones, en los coches, en las calles... Desde un balcón del barrio de Sant Gervasi, Jaume Vives, un joven barcelonés creador del movimiento llamado La revolución de las sonrisas la pone cada noche a todo volumen como respuesta a las caceroladas de los independentistas.
Todo este movimiento ha pillado con el pie cambiado a la familia del autor de la canción. Estos días ve con sorpresa el movimiento que se ha generado en torno a la famosa canción, ese nuevo boom que está experimentando. “Es la canción que todo el mundo le pedía en los conciertos. Pero ya le cansaba un poco. Él, en alguna entrevista, llegó a decir hace ya años que estaba cansado de tanto Viva España”. Ahora, EL ESPAÑOL le pregunta a su hija, su única heredera.
Escobar amaba Cataluña tanto como quería a España. Lo dice su hija, quien le conoce mejor que nadie. Lo que está ocurriendo estos días, dice su hija, le habría partido el alma en dos.
-Pero no era independentista, ¿no?
-No, ¡qué va! Pero amaba Cataluña, y era del Barça a muerte. ¡Lloraba viendo al Barcelona!
-¿Qué pensaría su padre de lo que está viviendo Cataluña estos días?
- Todo lo que ocurrió con las peleas que hubo el 1 de octubre, lo que ocurrió con la policía. Todo eso es desagradable. Esas imágenes le hubieran entristecido mucho. Lo peor de todo lo que se está viviendo es la fractura social que se está produciendo: familias enfrentadas por culpa de una ideología, amigos… Muy triste todo.
-¿Qué cree que diría él de todo esto que está ocurriendo con la independencia? ¿Habría estado a favor de que los catalanes pudieran elegir?
-Por su manera de ser, tan liberal, pienso que él hubiese querido que la gente fuese a votar. Le hubiera gustado que la gente fuese libre para decidir. Como amante de la libertad creo que hubiera preferido que la gente fuese libre de elegir y votar.
La historia de amor de Escobar con Cataluña
Manuel García Escobar nació el 19 de octubre de 1931 en El Ejido, por entonces un pequeño pueblo de Almería. Es el quinto de una familia de diez hermanos. Su padre, Antonio García, provenía del campo. Su madre, María del Carmen, era el alma de la familia. Ella cuidó a los hijos y la casa. Cuando apenas tenía 15 años, Escobar inicia su relación con Cataluña, la región a la que amaba tanto como España. “Se sentía tan andaluz como español como catalán”, explica su hija a EL ESPAÑOL.
Con 15 años, él y sus dos hermanos se marcharon en un tren desde su casa hasta Barcelona. Era el año 1946 y los tres emprendían un viaje de 800 kilómetros de aventura, hacia lo desconocido. Allí se instalaron en el Barrio Chino. Pronto fueron ascendiendo hasta que pudieron comprarse un piso. Entonces, se mudaron a Badalona. Allí se reunió meses después toda la familia.
Durante años, Manuel hizo de todo: ebanista, albañil, trabajó en la industria química, en la metalúrgica… Mientras, en su tiempo libre, daba rienda suelta a lo que de verdad le gustaba: cantar. En los barrios de Badalona y de otras zonas del área metropolitana de Barcelona, la verbena en la calle era algo más que habitual. Allí iba Manuel cantaba y cantaba. Pronto fue cogiendo fama en los concursos de cante de la zona. Así fue el principio de la vida de un hombre que siempre quiso a Cataluña, porque Cataluña se lo dio todo.
El éxito le llegó más tarde, sobre todo gracias a canciones como Y viva España. Si en las concentraciones que los independentistas están teniendo en las últimas semanas Els Segadors se entona a capela una y otra vez, no hay acto en apoyo de la unidad de España en el que no se ponga a todo volumen la canción de Manolo Escobar. Esa dualidad es la que a la hija del famoso cantante le desconcierta.
-¿Cree que su padre pensó alguna vez que esta canción se iba a convertir en ese símbolo contra el independentismo?
-El lo que quería con esta canción y con las demás era alegrar al público. Nada más. El Y viva España es un grito de felicidad, de pasarlo bien. Me da pena porque hasta ahora era una canción más de unión, de fiesta y ahora se está utilizando por parte de los que no son independentistas. Ellos se la han apropiado.
-¿Qué pensaba él de sus canciones?
-Cuando le pasaban letras, él las elegía un poco a su gusto, pero no siempre confiaba en que fueran a ser éxitos. Igual que con “Mi carro”. Nunca pensó que las canciones iban a ser grandes éxitos. Él cantaba para contagiar esa felicidad suya.
- ¿De qué habla la música de Manolo Escobar?
-Hay quien puede relacionar su música con una ideología de extrema derecha, pero nada más lejos de la realidad. Si él era sobre todo una persona súper liberal. A mí, ya desde jovencita, me daba mucha libertad para salir, para ir de viaje a donde quisiera. Le encantaba el arte contemporáneo, era algo que le apasionaba. A él le tocó vivir la época que le tocó, pero pasaba de defender una ideología o unas ideas. Estaba por encima de todo eso.
-Solo le interesaba la música.
-Se dedicaba a hacer música y listo. Mi padre tocó para todos los partidos políticos. Tanto para el PSOE como para el PP, en esa época que los artistas eran invitados por los partidos para los mítines. Pero sobre todo era un amante de la libertad. Luego, su música habla de amor: de amor a la vida, de amor a la gente, a las costumbres, a la familia, a la fiesta, a la alegría, a su madre, a su mujer, a su hija, a los lugares que ha querido…
-¿Con contenido político?
-Él no tenía en mente que se fuera a convertir aquello en una canción protesta. Por eso me sorprende tanto lo que está pasando con“Y viva España”. Desde luego, no pensaba en la canción como para ir en contra de los independentistas. Era una canción festiva para toda España.
Una canción que no era suya
Y es que la canción, como muchos saben, si siquiera era del propio Escobar. Y viva España es, en realidad, un pasodoble compuesto en 1972 por dos músicos belgas que la popularizaron de tal modo que pronto aparecieron versiones en todos los países.
Y así fue como llegó a Manolo Escobar, quien adaptó la letra para convertirla en una canción conocida en España y en toda América Latina. Fue la canción del verano de 1973, en una España cuya democracia estaba a punto de despertar. Ahora es ya todo un himno.
La canción se lanzó en el disco de nombre homónimo en el año 1973. La rompió. Entre los años 1973 a 1992, consiguió vender seis millones y medio de copias originales. Con ella iban otras de las que con el tiempo se han convertido en algunas de las tonadas más famosas del cantante almeriense: María Dolores, Por que te quiero, Mi cortijo o Embrujo de España. Un éxito millonario. Y en aquel momento, nada tenía que ver esa canción con la protesta social y política. Y menos como contraposición musical al independentismo. Era baile y alegría.
-¿Qué le parece todo lo que está ocurriendo con la canción?
-Pues me lo tomo como una curiosidad, porque mi padre se sentía catalán, muy catalán. Mi padre lloraba por Cataluña, estaba absolutamente enamorado de todo esto. Lloraba viendo al Barcelona, iba con el equipo a muerte.
-¿Cree que su padre pensó alguna vez que esta canción se iba a convertir en ese símbolo contra el independentismo?
-El lo que quería era alegrar al público. Nada más. Me da pena porque hasta ahora era una canción más de unión, de fiesta, de pasarlo bien, y ahora se está utilizando por parte de los no independentistas. Ellos se la han apropiado.
- ¿Cuál era su relación con Cataluña?
-La amaba a muerte. Quería mucho esa región. Es que fíjate que vivió allí durante veinte años de su vida.
“Qué bonito es el Mar Mediterráneo, la Costa Brava y la Costa del Sol. El Fandango y la sardana me emocionan y en sus notas hay vida y hay calor”. Así reflejaba su amor a Cataluña en la que hoy es ya la salmodia que buena parte de España exhibe frente al independentismo. Pero él no quería eso. Al menos, no la compuso para que terminara enarbolándose de esa manera. La unión es fiesta y alegría, guitarra y trompeta, pasodoble y ranchera.
Escobar también cantaba algo que ahora resulta más conveniente que nunca. Acaso una apelación a la sensatez, al “seny” que él conoció allí hasta los 34. Le dio tiempo a amarla tanto como al resto de España. En aras de la reconciliación, quizás pudiera volver a sonar fuerte esa letra suya de Solo te pido. A modo de interpretación política, vale tanto para los unos como para los otros.
"Solo te pido, solo te pido
que me hagas la vida agradable
si decides vivirla conmigo”.