María “quiere olvidar”. Cerrar la herida y pasar página de la pesadilla vivida la madrugada del 7 de julio de 2016. Por esas fechas tenía 18 años. “Era una cría”, cuenta a EL ESPAÑOL una de sus íntimas amigas. María (nombre distinto al real para preservar su verdadera identidad) acababa de dejar el instituto y de empezar sus estudios universitarios.

Pero aquel día, tras viajar en coche con un amigo desde la capital de España hasta Pamplona para disfrutar de las fiestas de San Fermín, cinco sevillanos se cruzaron en su vida. Tenían entre 26 y 28 años. Todos procedían del distrito hispalense de Amate, donde se conocieron siendo críos, cuando unos a otros comenzaron a llamarse ‘lobitos’.

Detención de El Prenda y su 'Manada'

Aquella madrugada, como denunció ante la Policía, esos hombres la violaron en grupo dentro de un portal. Ellos, que están en prisión provisional desde entonces, negaron los hechos. Dijeron que fue sexo consentido. Dos versiones opuestas ante las que la Justicia deberá dictar sentencia.

Este próximo martes, 495 días después, María, que hoy ya tiene 20 años, se sentará ante el tribunal que va a juzgar a los procesados. Un tiempo que le ha servido para volver a usar las redes sociales, retomar los estudios tras un parón de unos meses, viajar a las playas del Levante español este pasado verano, disfrazarse en los pasados Carnavales, salir con sus amigas… Pero, sobre todo, “normalizar su vida”, como explica la joven con la que habla el reportero.

Ahora, a María -sonriente, de aspecto relajado- se le suele ver cargada de apuntes llegando a su casa en Madrid. Muchas veces va acompañada. Aún no ha superado la experiencia de Pamplona y le cuesta ir sola. En su hogar, junto a sus padres, encara las horas previas al juicio. Cuentan que está confiada en que su relato va a convencer al tribunal.

Momento captado por las cámaras de vigilancia de Pamplona en el que la joven denuncia su violación ante la Policía Local.

Pero no sólo la vida de la víctima ha cambiado en estos casi 16 meses transcurridos. También la de los miembros de la Manada, como los cinco se llamaban en un grupo de Whathsapp. Jesús Escudero ha perdido su empleo como peluquero; el soldado Alfonso Jesús Cabezuelo ha sido apartado de la Unidad Militar de Emergencia (UME) en la que trabajaba; Ángel Boza recibe “cabizbajo y deprimido” las visitas que sus familiares le hacen al penal de Pamplona, y José Ángel Prenda ha perdido una veintena de kilos y se ha centrado en el deporte. Pesas, carrera continua… Así mata el tiempo cuando sale al patio de la penitenciaría navarra. Cuando comparezca en sede judicial ya no será ese chico grueso que se paseaba por Pamplona medio desnudo horas antes de la supuesta violación

Mientras, el amigo guardia civil de todos ellos, Antonio Manuel Guerrero Escudero, ha sido padre mientras pasa sus días entre rejas. Dejó embarazada a su pareja durante un vis a vis en la prisión. Su historia, salvando las distancias, recuerda a la de Miguel Montes Neiro, el preso más antiguo de España, quien falleció recientemente y cuyas dos hijas las engendró durante encuentros privados en prisión.

MARÍA, LA PRIMERA EN COMPARECER

El juicio arrancará este lunes 13 de noviembre con el relato de los hechos. Los acusados deberán señalar si reconocen o no lo allí expuesto. Al día siguiente, a las 10 de la mañana, María será la primera persona en comparecer. Los jueces quieren escuchar su relato para, a partir de ahí, examinar al detalle después los testimonios de los cinco encarcelados, que expondrán su versión el miércoles 22 de noviembre, ocho días más tarde.

Antes declararán amigos de la víctima y de los procesados, policías, psicólogos, forenses…  Pasarán por el estrado en torno a 60 personas, más allá de denunciante y denunciados. Está previsto que la última sesión del juicio se celebre el viernes 24 de noviembre con la posibilidad de la última palabra para los encausados.

Los tres magistrados que componen el tribunal van a proteger al máximo a María. Los medios tienen prohibido reproducir imágenes suyas o de sus familiares. Llegará a la Audiencia de Navarra custodiada por la Policía y entrará en sede judicial por otra puerta distinta a la de los cinco acusados. A su salida será igual. El objetivo: evitar a toda costa todo contacto visual con los presuntos agresores.

Imagen incluida en el sumario del caso en la que aparece José Ángel Prenda en las calles de Pamplona horas antes de la presunta violación.

Un año, cuatro meses y siete días. Es el tiempo que habrá pasado este martes, cuando María pise la Audiencia de Navarra, desde que la Manada la introdujera a la fuerza en el patio de un edificio del centro de Pamplona.

A José Ángel Prenda y al guardia civil Antonio Manuel Guerrero les acompañaban Ángel Boza -el más joven del grupo-, Jesús Escudero, que trabajaba cortando el pelo en la peluquería de su tío en el barrio sevillano de Triana, y Alfonso Jesús Cabezuelo Entrena, soldado destacado en la UME de la base de Morón de la Frontera (Sevilla).

Los cinco encausados habían conocido a la chica entre copas y música en la plaza del Castillo de Pamplona, hasta donde habían viajado en un Fiat Bravo propiedad de la hermana del agente de la Benemérita.

Aquel primer encuentro fue tras un concierto, en torno a las 02.50 horas de la madrugada del 7 de julio de 2016. Tras la presunta violación, y ante los policías que la atendieron en un banco mientras lloraba desconsolada, María dijo que dos de los sevillanos la agarraron de las muñecas y la empujaron dentro de un portal de la calle Paulino Caballero. Allí, presuntamente, la obligaron a practicarles felaciones a todos ellos mientras dos, Alfonso Jesús Cabezuelo y José Ángel Prenda, la penetraban vaginal y analmente.

Los cinco amigos dejaron constancia de aquello en los vídeos que varios de ellos grabaron con sus teléfonos móviles. Aunque hasta el momento se han filtrado algunos fotogramas, el juez instructor ha subrayado auto tras auto la “extrema gravedad” de su contenido para negar a sus abogados la posibilidad de que los presos salieran de la cárcel bajo fianza.

Antonio Manuel, uno de los cinco detenidos en Pamplona, junto a su pareja.

ASÍ SERÁ EL JUICIO

El juicio, que se alargará durante dos semanas, se celebrará íntegramente a puerta cerrada en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra. Dicha institución, según señaló en un auto reciente, busca "proteger el derecho fundamental a la intimidad" de María y "salvaguardar" a la joven y a los cinco acusados de "una indeseada e indeseable exposición pública”.

Entre las defensas de los cinco acusados hubo disparidad de criterios. Los letrados de dos de ellos (de Antonio Manuel Guerrero y Alfonso Jesús Cabezuelo) pidieron que el juicio fuera a puerta cerrada. Mientras,  el abogado de los otros tres encausados (José Ángel Prenda, Ángel Boza y Jesús Escudero) abogaba por una sesión en audiencia pública, a excepción de la declaración de la denunciante y la emisión de las imágenes de la supuesta violación.

Las diez sesiones del juicio serán grabadas.  Están acreditados 30 medios de comunicación, entre prensa, radio y televisión. El tribunal que asume el caso habrá de decidir si los cinco sevillanos son o no culpables de los delitos que se les imputan: agresión sexual, robo con intimidación y contra la intimidad. La Fiscalía solicita para cada uno de ellos 22 años y 10 meses de prisión.

Fuentes judiciales conocedoras del caso explican que la clave del juicio radica en si el abogado de la víctima, el fiscal y la acusación popular, ejercida por el Ayuntamiento de Pamplona, son capaces de demostrar que los hechos “no fueron fruto de un encuentro sexual consentido y sí una violación”. Para ello serán esenciales los vídeos que obran en poder el tribunal. Dichas fuentes aseguran también que la sentencia podría estar redactada en un plazo de dos meses, con lo que se haría pública a principios del próximo año.

CONDENAS DE CÁRCEL ANTERIORES

Tres de los cinco acusados ya saben lo que es que un juez los condene a prisión. Se trata de José Ángel Prenda, Ángel Boza y el militar de la UME Alfonso Jesús Cabezuelo. Ninguno llegó a entrar en la cárcel porque las penas impuestas no superaron en ningún caso los dos años y un día, período mínimo para que se lleve a cabo el encarcelamiento de un condenado.

El 8 de mayo de 2015 la sección séptima de la Audiencia Provincial de Sevilla condenó al soldado Alfonso Jesús Cabezuelo a dos años justos de prisión por un delito de lesiones cometido el 15 de diciembre de 2013. El juez aceptó la suspensión de la pena durante los siguientes tres años.

Sobre José Ángel Prenda también pesa una pena de prisión de dos años. En su caso, fue el Juzgado de lo Penal número 4 de Huelva el que lo condenó en septiembre de 2011 por un delito de robo con fuerza en las cosas cometido en 2009. El magistrado también mantuvo en suspenso la pena durante los siguientes dos años.

Por su parte, Ángel Boza, el menor del grupo, es un reincidente en el delito de conducción bajo los efectos del alcohol y las drogas y en negarse a realizar dichas pruebas ante la autoridad. En total, suma condenas de prisión de nueve meses, aunque en algunos casos las saldó con trabajos para la comunidad.

“NO PUEDE HABER JUSTICIA SIN VERDAD”

El juez José Francisco Cobo Sáenz, nacido en Logroño, presidirá el tribunal que va a juzgar a la Manada. En 2008 el Parlamento Navarro lo postuló para ocupar el cargo de magistrado del Tribunal Constitucional (TC), aunque finalmente no dio el salto a Madrid

Sede de la Audiencia Provincial de Navarra.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Navarra en 1979, antes de instalarse en Pamplona pasó por los juzgados de Estella y San Sebastián. Desde 1999 preside la Sección Segunda de la Audiencia provincial. Es experto en Derecho de la Unión Europea y en cooperación jurídica internacional.

Varios abogados consultados por EL ESPAÑOL coinciden en que se trata de “un excelente profesional”, “muy cercano” y “sin ningún caso escabroso a sus espaldas”. Cobo señaló en una entrevista publicada en 2009 en Diario de Navarra: “No puede haber justicia sin verdad”.

Los otros dos componentes del tribunal son Ricardo González, miembro de una familia de larga tradición en la judicatura, y Raquel Fernandino, “excelente” magistrada. Los letrados consultados señalan que los tres miembros de la Sección Segunda son hueso duro para los cinco sevillanos encausados: “Si yo fuera el abogado defensor no me gustaría que me hubiera tocado esta sala”, explica uno de ellos.

En este caso, del que tanto se ha publicado en los medios de comunicación acerca de los cinco procesados, el magistrado Cobo y sus dos compañeros deberán aislarse de todo el ruido del exterior. En 2002, dicho magistrado conminó a los miembros de un jurado popular a que dejasen al margen las informaciones periodísticas y únicamente valorasen los datos contenidos en las diligencias y las pruebas de la vista.

Ese mismo año Cobo Sáenz presidió el tribunal que juzgó el primer caso de violencia de género con jurado popular en Navarra. En aquella ocasión se trataba de un asesinato. En esta tendrá que distinguir si aquello que sucedió la madrugada del 7 de julio de 2016 en un portal de una calle de Pamplona fue una violación o una relación sexual entre cinco hombres y una mujer.

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