Un lustro, cinco años. En tan poco tiempo ha conseguido Giuliana Farfalla convertirse en modelo de éxito. Su aparición este jueves en la portada de la edición de enero de la revista Playboy alemana la consagra como icono de lo sexi en Europa y en el mundo.
Es la primera vez que la edición germana de la publicación para adultos que lanzara en 1953 Hugh Hefner en Estados Unidos pone en su portada a alguien como Farfalla, una mujer nacida varón. El reportaje gráfico dedicado a esta joven de 21 años presentado en las páginas interiores de Playboy sirve para dar una vez más la razón a la también modelo y productora de televisión Heidi Klum. Ella fue quien descubrió a la Farfalla aspirante a triunfar sobre las pasarelas. Klum apostó por ella para que participara en su programa Germany's Next Topmodel.
La ahora playmate transexual quedó undécima en la edición del año pasado, en la que participaron otras 27 concursantes. Farfalla estuvo muy lejos de ganar ese concurso. Pero en vista de cómo maneja su imagen en las fotografías publicadas en Playboy, cualquiera diría que esta modelo transexual perdió algo en su participación en aquel programa televisivo.
Al contrario, allí se dio a conocer abanderando la causa de quienes son diferentes. “Si todos fuéramos iguales, el mundo sería completamente aburrido”, se le escuchaba decir a Farfalla en ese programa. Su voz ganó allí tal relevancia que ahora es, de hecho, toda una influencer. En Instagram cuenta con 215.000 seguidores. Trabaja como modelo profesional y mantiene una relación privilegiada con las cámaras. A la vista está en Playboy.
El "valor" de Farfalla
Florian Boitin, redactor jefe de la edición alemana de Playboy, ha explicado que la elección de Farfalla como modelo destacada del primer número de la revista en 2018 viene dado por el “valor” de la joven. A su entender, ella es un “ejemplo de lo importante que es luchar por el derecho de cada individuo de esforzarse para lograr su felicidad personal”, algo necesario para “honrar el gran legado de Hugh Hefner”.
A una increíble velocidad se ha convertido Farfalla en una celebrity de su país. De no serlo, Playboy no se habría interesado en hacerle fotos tan ligera de ropa como posa en la famosa revista erótica. Contrasta con el ascenso fulgurante de Farfalla la necesidad de esperar que tuvo esta joven para llegar a ser la mujer que es hoy. Ella ha contado en numerosas ocasiones que se dio cuenta muy pronto de que su identidad sexual no se correspondía con su cuerpo. “Me sentí diferente con tres años. Me di cuenta de que no me interesaban los coches, sino las muñecas”, según Farfalla.
Pascal Radermacher, su nombre de nacimiento
De Pascal Radermacher, su nombre y apellidos antes de que cambiara de sexo, no hay muchas imágenes. Farfalla guarda con celo algunos aspectos de su vida como varón. En “La Próxima Topmodel de Alemania”, emitido en el canal de televisión privado teutón ProSieben, sí que se hizo pública una foto algo reveladora en la que se ve al joven Pascal. De pelo entre castaño y rubio y ojos marrones, en la imagen demostraba poco interés por los juegos típicos para niños. En la foto tiene un osito de peluche en la mano derecha. Hace caso omiso de una caja por abrir que contiene un tractor de juguete en miniatura. La imagen debió de tomarse alrededor del 2000. Pascal ya se sentía niña.
“Uno no piensa de la noche a la mañana 'quiero ser una mujer'. En mi caso, desde que puedo pensar y hablar, yo ya sabía que estaba en el cuerpo equivocado, yo quería ser una mujer”, ha contado Farfalla en uno de los muchos reportajes sobre ella que han acompañado la publicación de sus fotos desnuda en Playboy.
Cambio de sexo, mejora de senos, nariz y labios
Pese a haber nacido en una familia de Herbolzheim, una pequeña ciudad de unos 10.000 habitantes situada a unos 30 kilómetros al norte de Friburgo (suroeste germano), Pascal Radermacher encontró la comprensión de su familia y allegados. Tanto es así que, cuando cumplió los 16 años, Pascal pasó por quirófano para convertirse en Giulia.
Fueron necesarias varias operaciones, un difícil trance que la ahora playmate transgénero no habría podido soportar sin el apoyo de su madre y su primer novio serio, según la propia Farfalla. “Se lo conté a mi madre y se lo tomó en serio. Me ayudó. Buscó médicos”, ha contado esta joven a la cadena de televisión RTL. En su día, Farfalla se sometió a sendas operaciones en pechos y genitales para convertirse en mujer.
Farfalla no sólo se ha cambiado de sexo. Una vez mujer, también ha pasado por el quirófano para cambiar su nariz, hacerla menos “masculina”, según términos. Además, no hace mucho amplió el tamaño de sus senos. También se ha retocado los labios. Pese a estos numerosos cambios, Farfalla parece aceptar cosas que no le acaban de convencer en su cuerpo. “Todo el mundo tiene partes así en su cuerpo. En mi caso, es mi culo, me gustaría tener más culo, pero tengo que conformarme”, ha explicado esta joven, que mide 1,78 metros de alto y cuyas medidas son 90-62-89. Calza un 40.
Un reality-show en la jungla tropical australiana
Pronto participará en el rodaje de otro reality-show de televisión de RTL en el que tendrá que vivir en un campamento en la jungla australiana junto a otras celebrities alemanas. Por eso Playboy escribía en su portada, en guisa de presentación del reportaje fotográfico de la modelo transexual realizado en Los Angeles: “Giuliana Farfalla, una estrella de la jungla como nunca se ha visto”.
La joven parece no tomarse muy en serio su papel en ese reality-show, en el que se supone que un grupo de conocidas caras de la televisión alemana han de superar las condiciones de vida de la jungla tropical australiana como si fueran aventureros, sin el habitual confort del que suelen rodearse. “Uno sabe que en la jungla no se comen cosas que estén muy buenas y hay que superar pruebas tontas, pero, al final, me dije: 'tengo muchas ganas'”, ha manifestado Farfalla en un vídeo para Playboy al margen de las sesión de fotos en Los Angeles.
Ella es muy consciente del significado que tienen esas fotos para ella y para el colectivo transexual. Según sus términos, aparecer en la revista que fundara Hugh Hefner es “un gran honor”, pues la publicación es sinónimo de “mujeres bonitas”. “Pregunté a mi mánager si una modelo transgénero había sido portada antes, me dijeron que no, que en la edición alemana no, me dije: 'Wow, esto es muy fuerte'”, según Farfalla.
Al parecer, su madre la previno instándola a salir en las fotos con más ropa. Pero la joven sabía a lo que iba cuando aceptó posar para las cámaras de la revista erótica estadounidense por antonomasia. “Mi madre me dijo: 'Sal en biquini o en ropa interior'; yo le dije: 'No, desnuda'”, ha contado Farfalla.
Tras los pasos de Ines Ray y Carolin Cossey
Con esas imágenes esta joven alcanza en estatus a la francesa Ines Rau, modelo transexual que también fue portada en el último número de 2017 de la edición estadounidense de Playboy. En 1991, esa edición ya publicaba fotografías de la modelo Carolin Cossey, conocida chica Bond –apareció en la película “Sólo para sus ojos” del James Bond interpretado por Roger Moore en 1981– nacida varón. De niño se llamaba Barry. Cossey se operó para cambiarse de sexo con éxito en 1974.
En la era de Instagram, no parece tan necesario dar el paso a la gran pantalla para ganar relevancia. Farfalla, por su condición de modelo transexual, es un buen ejemplo. Su actividad en pasarelas, televisión y sesiones de fotos la sitúan como lo que en Alemania llaman 'Promis', o “famosos”. Celebridades de esas que tienen que explicar, como hace Farfalla ahora que está soltera, qué tipo de hombres le gustan. “Tiene que ser más alto que yo,[tener] dientes bonitos, una barba cuidada de tres días. Ojos marrones bonitos y un pelo lindo”, explica Farfalla en su entrevista con Playboy.
Farfalla da a entender que sabe cómo gestionar los tiempos en las relaciones. Según cuenta a la revista de la que es portada, revelar que fue un varón en otra etapa de su vida no es algo para las primeras citas. “Yo no me siento enseguida en la primera cita y digo: 'Hey, tú, escucha, no soy una mujer biológicamente hablando'”, según Farfalla.
Sea como fuere, ella se siente mujer. Y no se considera especial. “Todos somos iguales como personas, todos valemos lo mismo”, sentencia Farfalla.