En este momento, además de la víctima de 'La Manda militar', han declarado otras nueve personas en sede judicial. Son compañeros de cuartel de la denunciante, en la unidad aérea de Antequera. A todos ellos se les ha tomado una muestra de ADN para cotejar con el semen encontrado en el pijama y las medias de la chica. El miércoles 7 de febrero, la Justicia interrogará a dos testigos que podrían resolver algunas incógnitas.
Los restos biológicos recabados como pruebas se encuentran en Sevilla, donde ya se están analizando. El resultado será clave para, en caso de que haya imputaciones, saber a quién o quiénes pertenecen. La militar se encuentra de baja psicológica y en tratamiento psiquiátrico desde diciembre del año pasado, cuando presentó la denuncia.
Tal y como ha venido reivindicando el abogado de esta víctima de 35 años, quedó incumplido el protocolo que marca el Ejército en estos casos: haberle hecho un examen médico inmediatamente después de que trasladara a sus superiores la violación. Por eso el letrado, Javier Rincón, no ha podido presentar en los tribunales ningún parte médico de lesiones, a pesar de que su cliente notó dolor en los genitales, el labio superior de la boca y el costado izquierdo, a la altura del pecho. "Menos mal que la Policía nacional ha acreditado en un informe la existencia de semen en su pijama y sus medias", relata Rincón a este diario. El ministerio de Defensa no ha confirmado ni desmentido el presunto incumplimiento de este protocolo.
Un informe que ha desencadenado la toma de esta muestra de ADN, que se cotejará en los próximos días con los restos de eyaculación hallados en las prendas de la denunciante.
Los hechos denunciados
Era 10 de diciembre de 2017. Varios compañeros del cuartel de Bobadilla, entre ellos la víctima, fueron a tomar algo a los bares de la población desde primera hora de la tarde. Siempre según la denunciante, varios soldados la toquetearon dentro de un local. Se sintió "como un cacho de carne". Uno era sargento y primero y otro, cabo mayor.
En un momento determinado, ella dejó su cerveza en la barra para ir al baño. A la vuelta, tras pegar un trago al botellín, advirtió un gusto extraño, más amargo de lo normal.
Con el paso de las horas, el estado de la soldado empeoró. A la una de la madrugada, la mujer decidió volver a la base a dormir. Estaba "muy perjudicada". Un superior, amigo de ella y persona de confianza, la acompañó en el trayecto. La acostó en su cama y se marchó. La mujer denunció que, durante las horas posteriores, al menos dos hombres la agredieron sexualmente, aunque no recuerda quiénes. Al día siguiente se hizo el test de drogas y salió positivo en "sustancias barbitúricas". Sí descarta que fuese la persona que la acompañó esa noche.
Fue entonces cuando denunció y la Policía acreditó el hallazgo del semen en su pijama y sus medias. Una prueba que, en las próximas semanas, podría ser determinante para la resolución del caso una vez se cruce con las muestras de ADN tomadas a nueve soldados compañeros de cuartel.