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Editores y escritores egipcios desembarcaron en Casablanca el 8 de febrero con gran satisfacción por ser el país invitado de honor en la feria del libro más grande de Marruecos. Sin embargo, la alegría duró poco. Un ensayo desató la polémica. La portada se ilustra con un mapa de África con sus países y sus correspondientes banderas; y Marruecos no tiene anexionado el Sáhara Occidental.
Se trata del ensayo editado en Egipto ‘Resumen general de la historia de África’, dedicado a los movimientos de liberación en el continente. El territorio que denominan “provincias del Sur” aparece como un país autónomo y con la bandera de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
Doble agravio a la territorialidad del país organizador, el hecho se considera incluso una provocación: el controvertido libro fue detectado y retirado del stand solo diez horas después de comenzar el Salón Internacional del Libro de Casablanca (SIEL).
Es difícil que en Marruecos se cuele un volumen con ilustraciones que atentan contra su territorio, y más cuando una comisión mixta ha trabajado durante tres meses para asegurarse que ciertos libros no fueran expuestos en este acto cultural. El control de las ediciones que se exhiben y venden se lleva a cabo cada año y por eso para el ministro de Cultura y Comunicación, Mohamed Laaraj, se trata de una medida “rutinaria”, según explicó a los medios.
Un control más exhaustivo posterior llevó a que se retiraran esta semana otros 24 libros del SIEL, la mayoría por sus mapas, pero también por burlarse de alguna de las tres religiones monoteístas, e incluso uno que versa sobre las relaciones entre Marruecos y Turquía.
Los mapas eliminan la línea divisoria del Sáhara Occidental
Los planos de carreteras, los libros de texto y los mapas que cuelgan en las escuelas en Marruecos son especiales y únicos: eliminan la línea divisoria con el Sáhara Occidental.
El pulso político que Marruecos mantiene con la ex colonia española se refleja en los mapas que la anexionan como una provincia más. No permiten la entrada al país de planos internacionales que reflejen lo contrario, sino que los hacen a medida. Por ejemplo, la empresa germano-austriaca Freytag&Berndt diseña los mapas a gusto y petición del cliente, y después el país no solo los distribuye en el ámbito nacional, sino también por Europa y el mundo entero.
El Código de la Prensa y Publicaciones, aprobado por el Parlamento marroquí en 2016, supuso un avance respecto al de 2002 porque eliminó las penas de prisión, pero continúa permitiendo al Ejecutivo suspender publicaciones o sitios web tanto marroquíes como internacionales mediante orden judicial si éstas “atentan contra con islam, la institución monárquica, la integridad territorial o el orden público”. Dios, patria y rey, las tres líneas rojas que no deben pisarse en Marruecos.
Censura gubernamental
La revista semanal marroquí Maroc Hebdo aceptó la censura gubernamental y retiró todos los ejemplares de su último número del año 2016. ¿El motivo? La página 55 publicaba un mapa de Marruecos que no contenía el Sáhara Occidental como parte del territorio del país.
El semanal, que tiene más de 25 años, tuvo que justificarse y desde la dirección indicaron que fue "un error desafortunado e involuntario" debido al departamento técnico. Además, en la página web se disculparon ante los lectores y recordaron que siempre "han defendido el patriotismo de la causa nacional del Sáhara".
Las sanciones afectan también a periodistas. El director del periódico digital Lakome2.com, Ali Anouzla, fue denunciado por "amenazar la integridad del Estado" al usar el término "Sáhara Occidental ocupado" en una entrevista en el diario alemán Bild que le pudo costar cinco años de cárcel. Él lo achacó a la traducción, y además la publicación europea sacó una fe de erratas para precisar que el periodista no había usado esa expresión.
La organización Human Rights Watch (HRW) solicitó a las autoridades marroquíes anular la pena por "atentar contra la integridad territorial" recogida en el Código de Prensa, reformado en 2016. El presidente del Sindicato Nacional de la Prensa de Marruecos (SNPM), Abdallah Bakkali, calificó la maniobra del Gobierno de "trampa" porque las modificaciones se refieren a cuatro artículos del Código Penal. Sin embargo, el proyecto de ley prevé sanciones de cárcel para quien traspase las tres líneas rojas y "sigue criminalizando el atentar contra la religión islámica, el régimen monárquico y la integridad territorial", denuncia HRW.
La aduana, el primer control
La censura no se para en los medios de comunicación, el control de los mapas y el territorio llega incluso a los libros de texto. "La inmensa mayoría de las editoriales extranjeras hacen mapas a medida, mapas a la carta para Marruecos porque están prohibidos los libros en contra de la integridad territorial", confirma a EL ESPAÑOL un distribuidor de manuales escolares extranjeros y librero marroquí afincado en Rabat y que prefiere guardar el anonimato “porque ya sabes que en este asunto hay que andar con pies de plomo”, apunta.
Todo está controlado en la aduana. Por eso, primero hay que presentar en el ministerio de Información "un permiso con la factura de la lista de los libros que se quieren importar", detalla. Cuando llegan al país, en las aduanas analizan el expediente, el producto, y dan o no el permiso para retirarlo.
Es habitual oír a trabajadores españoles recién instalados en Marruecos que han tenido "algún problema al meter una caja de libros". Se les revisan también a los extranjeros aunque sea para consumo personal.
El desconocimiento de la importancia de la unidad territorial por parte de los expatriados lleva a malentendidos, incluso a conflictos, como el que tuvo un interino del Colegio Español. El profesor recién llegado a Rabat impartía clases de Geografía e Historia, y la asociación de padres de alumnos protestó a la dirección porque les hablaba a sus hijos del Sáhara Occidental teniendo en cuenta el mapa internacional en el que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), "el Sáhara es territorio no autónomo bajo la supervisión del Comité de Descolonización" y aparece separado de Marruecos por una línea discontinua. Según explica la madre española de uno de los chicos de la clase, "se le echaron encima al profesor después de que un niño lo contase a su padre en casa". En principio no lo expulsaron, pero "es cierto que no le renovaron el contrato, aunque no sé si sería por el lío, que fue grande", confiesa esta madre a El ESPAÑOL.
Las organizaciones no gubernamentales también registran casos de censura de proyectos en el país. En 2017 Médicos del Mundo no pudo elaborar un plan de desarrollo porque incluía en su comunicación el término Sáhara Occidental.
Los turistas también se ven afectados. En 2015, un grupo de alemanes fueron detenidos durante varias horas en Marrakech por llevar una camiseta confeccionada en Alemania donde habían impreso el mapa de Marruecos sin incluir el Sáhara. Fueron puestos en libertad tras demostrar que carecían de cualquier intención política.
Mapa "a la marroquí"
¿Cómo es el mapa que se cuelga de las paredes en los colegios, que aparece en los libros o que se puede comprar en Marruecos? "Se olvidan de la frontera norte del Sáhara Occidental, además el topónimo también se omite. El 70% de las fronteras no aparecen. No sólo desaparece la línea discontinúa un poco debajo de Oujda -norte de Marruecos, frontera con Argelia- y en el sur se extiende incluso a un territorio de Mauritania", según detalla Jafar, un musulmán español del negocio de distribución de mapas.
Para el profesor de Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela y autor del blog 'Desde el Atlántico', Carlos Ruiz Miguel, el mapa de Marruecos "es una prueba de que la política expansionista marroquí sólo se explica en términos totalitarios, orwellianos diría". El catedrático recuerda que "Marruecos oficialmente ha reconocido que el Sáhara Occidental no es parte del país; por ejemplo ante el Tribunal Internacional de Justicia reconoció que el sur del Sáhara Occidental no había sido nunca marroquí. Y en un tratado de 1976 con Mauritania reconoció oficialmente que su soberanía no se extendía hasta Villa Cisneros y la zona sur".
En 2017 el Gobierno tuvo que emprender una misión diplomática al más alto nivel para disculparse con Mauritania por una declaraciones de Hamid Chabat, secretario general del partido nacionalista Istiqlal, en las que convertía a Mauritania en territorio marroquí amparándose en el mapa del Gran Marruecos, en el que el territorio de Marruecos se extiende de Ceuta al río Senegal, la frontera natural entre Mauritania y Senegal. El propio rey Mohamed VI telefoneó al presidente mauritano Mohamed Ould Abdelaziz para oponerse a la tesis nacionalista de Chabat.
Las autoridades marroquíes no solo imponen este mapa dentro del país, si no que lo han exhibido en Europa durante la exposición organizada en el Parlamento Europeo sobre "Marruecos, la tierra de las energías renovables". El ejemplar fue rechazado por el Parlamento Europeo, que solicitó "en defensa de la legalidad internacional" que Marruecos revise los mapas y separe con una línea discontinua el territorio del Sáhara.
Discusiones en Wikipedia
Las discusiones por el mapa y el territorio entre Marruecos y el Sáhara llegan hasta Wikipedia, donde se ha eliminado un plano por incluir sombreada la ex colonia española. Y en 2015 incluso Google recibió una petición a través de la plataforma abierta Change.org para "corregir" en su sección ‘Google Maps’ un plano de Marruecos. Un canadiense inició la campaña de recogida de firmas bajo el título "Corrige el mapa de Marruecos", pero la mayoría de los firmantes eran ciudadanos marroquíes.
El geógrafo francés Julien Dedenis considera el mapa como "un instrumento de propaganda en manos de los gobernantes" y destaca que con los códigos gráficos se puede "presentar la realidad de acuerdo con un prisma que favorezca el mensaje que hay que pasar".
De hecho, el rey Mohamed VI ofreció su discurso del 6 de noviembre con motivo de la Marcha Verde con un gran mapa del continente africano detrás de él; cuando se deliberaba el reingreso de Marruecos en la Unión Africana. Sin embargo, una vez dentro tiene que acatar los estatutos establecidos en la organización concerniente al respeto a las fronteras existentes tras la descolonización, como aparece en la carta fundacional de la organización panafricana.
Para evitar equívocos, Dedenis defiende que hay que saber leer y ser crítico "frente a cualquier mapa. Es necesario identificar al autor, discernir sus intenciones y poner en cuestión la elección de las representaciones".