“Decía que oía voces dentro de su cabeza”. Es lo que cuentan de Joan López Ortiz, el presunto asesino de Laia Alsina, en su entorno más cercano. Cuentan sus allegados que Joan había cambiado mucho en los últimos tiempos; que había sufrido varios ataques psicóticos recientes. Que oía voces, que creía que lo perseguían, que se estaba volviendo loco… Lo achacan a un incremento del consumo de cocaína registrado en los últimos tiempos. Ahora se metía más porque estaba deprimido y eso había derivado en desequilibrios psiquiátricos. Del mismo modo, en el entorno de Joan aseguran que llevaba tiempo sufriendo crisis de ansiedad.
Esta será, casi con toda probabilidad, la estrategia de la defensa en el caso del asesinato de la niña de 13 años Laia Alsina. El presunto asesino, Joan López, declarará el jueves 7 ante el juez. Es presumible que su abogado se aferre al extremo de los ataques psicóticos para presentarlo como atenuante. Lo más probable es que el letrado Álex Zaragüeta, que se encarga de la defensa del acusado, pida un informe médico para demostrar que la salud mental de Joan no es óptima.
¿Le perseguían?
Además de las voces que escuchaba en su cabeza, dice Joan que sentía que le perseguían. Respecto a esta manía persecutoria, fuentes del barrio apuntan que alguna de estas ocasiones sí que podría ser una alucinación derivada del consumo de cocaína, pero alguna otra podría haber sido real y estaría relacionada con los líos en los que se había metido con algunos camellos del pueblo a los que les debía dinero de droga.
Sea como sea, la defensa podría basarse en presentar como atenuante la alteración psíquica del sujeto y defender que en el momento en el que se produjeron los hechos, Joan López Ortiz se encontraba bajo los efectos de las drogas porque esa tarde habría consumido cocaína y alcohol. Esto, sumado a los presuntos ataques psicóticos recientes, depresión y una supuesta manía persecutoria, podría ser parte de la estrategia de la defensa para intentar reducir la pena.
A punto de derrumbarse
López Ortiz pasará a disposición judicial el jueves 7 por la mañana. Hasta el momento no ha colaborado con la policía. Durante el registro practicado en su casa guardó silencio. Y lo hizo a recomendación de su abogado. Fuentes próximas a la investigación explican que el acusado estuvo varias veces a punto de derrumbarse durante la maratoniana jornada del martes. Joan López pasó más de doce horas metido en el piso en el que presuntamente asesinó a la niña Laia Alsina de 13 años. Estuvo acompañado en todo momento por los Mossos que estaban investigando el caso. Los agentes, que encontraron restos biológicos por toda la casa (a pesar de que Joan había limpiado concienzudamente la escena del crimen) intentaron sonsacarle información durante el transcurso de la jornada. De hecho estuvieron muy cerca de hacerlo en varias ocasiones y de conseguir que hablase. Pero finalmente Joan se mantuvo en silencio a sugerencia de su defensa.
No habló en su domicilio y tampoco lo ha hecho en la comisaría de los Mossos d’Esquadra. Dice su abogado que el detenido se encuentra francamente hundido, y que la intención es que sí que declare delante del juez el jueves por la mañana. Lo más probable es que asegure haber estado bajo los efectos de las drogas y no recordar nada de lo sucedido.
Sin la parte de abajo de la ropa
Otro de los datos que han apuntado fuentes próximas a la investigación es que el cadáver de Laia Alsina apareció sin la parte inferior de la ropa. Al final será la autopsia la que determine si existió abuso sexual o no, y eso tardará meses. Pero estos indicios apuntan a que esa posibilidad cobra cada vez más fuerza. Asimismo indican que el asesino le habría propinado a la niña varias puñaladas más que las dos que se apuntaron originalmente.
También cuentan en Vilanova i la Geltrú que Joan López Ortiz se llevó varios golpes por parte de los tíos de Laia que hallaron el cadáver. A los familiares de la niña asesinada les sorprendió negativamente la actitud de Joan la primera vez que les abrió la puerta, incómodo, hablando con frases inconexas y con prisa por cerrar. Ese fue uno de los motivos por los que decidieron volver. Cuando regresaron, Joan se puso todavía más nervioso. Ellos optaron por acceder por la fuerza al interior del inmueble. Cuando comprobaron que allí estaba el cadáver de la niña muerta, los tíos habrían golpeado varias veces a Joan, fruto de la misma rabia. Enseguida entraron los Mossos d’Esquadra, que fueron los que evitaron que Joan recibiese una golpiza aún mayor.
En el municipio todavía no se han repuesto del shock. El Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú ha decretado tres días de luto oficial. Mientras, los vecinos siguen reclamando la mayor de las penas para Joan, y piden comprensión para el padre: "Antonio es una buena persona y no tiene ninguna culpa. Participa mucho la vida del municipio. Casi siempre se le ve con los caballos y en la Festa dels Tres Tombs. Se equivoca el que le falte el respeto por todo este asunto. Bastante tiene con lo suyo, con lo de su hijo y con lo de su mujer", reclamaba una vecina de su bloque, recordando el fallecimiento de su esposa. Esta vecina, además, asegura que "de momento no lo hemos vuelto a ver por aquí. Quién sabe si volverá".