La imagen parecía icónica, como esas hechas para la posteridad. Los taxis de Barcelona, apilados, colapsando las grandes arterias de la ciudad, en lucha. Sin embargo, en una esquina, entre los resquicios, se abrió la grieta. Latas de cerveza. Alguno de los taxistas habían convertido la batalla en una fiesta.
Eran pocos. Pero los suficientes como para que, birra en mano, sin camiseta, danzando música electrónica a botes, siguiendo el ritmo que salía desde las cabinas improvisadas en los maleteros de los vehículos, la estampa corriera como la pólvora. Porque, además, estaban en el corazón de la capital barcelonesa: la intersección entre el paseo de Gracia con la Gran Via.
La huelga había mutado en una rave. Sobre todo, bajo la mirada estupefacta de los viandantes, otros taxistas y amigos mientras observan la escena, que no era la tónica en la acampada.
Huelga indefinida en Barcelona hasta el miércoles
De momento, el conflicto entre taxistas, VTC y Gobierno no parece tener visos de solución. Los taxistas ya han avisado: o se aprueba la licencia urbana o la huelga será indefinida, pero no parece claro que del encuentro vaya a salir la solución. Sobre todo porque el Taxi ya no quiere palabras, quiere hechos, y aceptar sus pretensiones supondría una cesión por parte del Gobierno que debilitaría todavía más sus posiciones de cara a futuro.
Los taxis de Barcelona mantendrán la huelga indefinida, como mínimo, hasta el miércoles por la tarde, cuando decidirán si la desconvocan o siguen concentrados en función del resultado de la Conferencia Nacional del Transporte, prevista para el miércoles a las 18.30 horas. Así lo han explicado el representante de la Agrupació Taxi Companys, Luis López, y el portavoz de Élite Taxi, Alberto Álvarez, después de reunirse con el secretario de Infraestructuras y Movilidad de la Generalitat catalana, Isidre Gavin, y el director general de Transportes y Movilidad, Pere Padrós.