“Me quiero ir de Barcelona porque tengo miedo”. Así de rotundo se mostraba José Bravo, un turista estadounidense de 45 años que fue agredido por manteros de Barcelona el miércoles por la noche. La paliza le provocó contusiones en el cráneo y el corte de la vena femoral, lo que le llevó a ingresar en el Hospital Clínic en estado grave.
Bravo, nacido en Miami pero de ascendencia cubana, se encontraba paseando por Plaza Cataluña en torno a las 9 y cuarto de la noche, cuando vio que un grupo de manteros se encaraba con una mujer con un carrito de bebé. “Crucé la plaza para defenderla. La estaban atacando los africanos brutalmente. A una mujer sola. Yo miraba y veía que nadie la defendía” declaró el agredido, una vez fue dado de alta en el hospital.
José dejó el grupo de gente con el que viajaba, en el que estaba su mujer y sus sobrinos. Un grupo de personas mayoritariamente formado por niños. El estadounidense cruzó la calle para intentar detener aquella agresión, pero se encontró con una reacción desproporcionada del grupo de manteros subsaharianos. La emprendieron a puñetazos y patadas contra él.
"Me quisieron matar"
“Me quisieron matar. Cuando dejaron de pegarme empezaron a darme con el cinto con una hebilla”, explica, añadiendo que “luego fueron a buscar un arma y después me empezaron a arrancar el cabello”. Bravo vio la gravedad de la situación e intentó huir. Pero el grupo de subsaharianos era netamente superior numéricamente.
“Me pegó en la cabeza y me arrancó venas y todo” explicaba, añadiendo algo que no ha trascendido: “El grupo de personas que iba conmigo también fue agredida. Mi sobrina, que es una niña, también fue agredida”. Incluso su mujer recibió golpes.
"Como en el tercer mundo"
“Fue para matarme. Me han pillado en una vena que va a la cabeza”, dice José, con miedo. Bravo no había visitado nunca Europa y en esta primera visita se lleva “una mala experiencia. Este país se está convirtiendo en el tercer mundo. Eso es culpa de los políticos”, explicaba en Ya es mediodía, adelantando que todavía no ha presentado denuncia, pero que lo hará mañana, después de ser asesorado por el consulado de Estados Unidos.
Bravo y su familia se vuelven a su casa y probablemente no regresen nunca a nuestro país, del que se llevan una imagen difícilmente empeorable. “Está muy peligrosa la vida en esta ciudad”, sentencia. Por el momento, sigue sin haber detenidos.