La familia de Patricia Aguilar lamenta su desprotección y pide leyes para acabar con las sectas
- "La bebé es preciosa, no paro de mirarla. La siento como a mi hija cuando era pequeña, explica Alberto Aguilar sobre su nieta, Naomi.
- En el primer reencuentro, Patricia manifestó a su progenitor su deseo de volver a España.
- Los 10.000 soles que Alberto, el 'padre coraje' de Elche, ofreció para liberar a Patricia de una secta en Perú
La familia de la joven ilicitana Patricia Aguilar, que fue captada por el líder de una secta en Perú, Felix Steven Manrique, y regresó este fin de semana a España tras ser liberada, ha incidido hoy en la "falta de leyes que legislen casos" como el suyo, ya que se encuentran "desprotegidos" y "les puede pasar a cualquiera".
En la rueda de prensa, celebrada hoy en Elche, han estado presentes, la portavoz de la familia, Noelia Bru, el padre de la joven, Alberto Aguilar, y la abogada de la asociación SOS Desaparecidos, Maite Rojas.
Durante su intervención Bru, ha solicitado un protocolo y formación policial "para saber cómo actuar en estas situaciones", así como un observatorio para la prevención y centros de ayudas a las víctimas captadas por sectas y ha asegurado que a raíz de lo sucedido con Patricia la familia está a la entera disposición de quienes que viven circunstancias similares para "asesorar y apoyar a las víctimas". También ha pedido privacidad para Patricia: "Ella es una víctima y tiene que retomar su vida. Le choca que sea ahora el centro de atención".
Por su parte, Alberto Aguilar ha afirmado que la "pesadilla acabó cuando fueron localizados" su hija y su bebé, Naomi, en la selva peruana, y ha dejado claro que Patricia "ha vuelto por voluntad propia", tras permanecer año y medio cautiva: "Hemos estado un mes y medio en Perú desde su localización. A pesar de todo ha sido un proceso rápido. Transcurrió una semana y media desde el rescate hasta nuestro reencuentro, ya entonces me hizo saber que quería volver a España".
Así ha sido. Tanto Patricia como su bebé se recuperan ahora en un entorno familiar y asistidos por los servicios sociales y ayuda psicológica. "La bebé es preciosa, no paro de mirarla. La siento como a mi hija cuando era pequeña. Ahora serán los servicios sociales los que establezcan sus protocolos", afirma Alberto.